Aprendan juntos a contar las bendiciones y a arrojar lo malo en el pozo de las desgracias

Karin Silvina Hiebaum – International Press

Nota dedicada a Fernanda Gutierrez

Una relación en mucho se parece a nuestro organismo. Todos los días ocurren pequeños fallos genéticos que el cuerpo repara y la salud y la vida pueden continuar.
En una relación, los pequeños errores, o las grandes transgresiones, también deben ser reparadas si es que buscamos que siga viva; esto se consigue mediante el reconocimiento de la falta cometida, la reparación del vínculo lastimado y el perdón para poder seguir. Pero ¿para qué reparar cuando podemos mantenernos sanos? Karin Hiebaum de Bauer, psicóloga , conferencista y psicoterapeuta, nos habla hoy sobre la importancia del perdón y gratitud en nuestra relación.

¿Qué es la gratitud y qué el perdón?
La gratitud es un sentimiento de reconocimiento por algo que alguien ha hecho por nosotros de forma deliberada o inconsciente. No es el pago de una deuda que nos libera, sino un acto de reciprocidad que nos acerca. La gratitud es lo que une.
Por otro lado, el perdón si se pide, es la búsqueda de una reparación por algo negativo que se cree que se ha hecho. Generalmente con él se busca la reconciliación, se podría decir que es lo que repara o lo que nos hace sentir libres.
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¿Por qué son tan importantes?
La gratitud es importante porque mueve nuestro centro de atención hacia lo bueno que ocurre en nuestra relación y hacia el cómo nuestra pareja contribuye a generar eso para ambos. Y el perdón es una conducta pro social que al pedirlo, busca liberar el sentimiento de culpa y reparar una relación que se ha dañado, y, al otorgarlo, se permite la reparación de la relación, siempre buscando primero poner a salvo nuestra integridad física, mental y emocional.
¿Qué pasa si no están presentes?

Trasladas a tu pareja de ser figura a ser parte del fondo o escenario de tu vida y dejas de notar lo bueno que hace. Además, conviertes tu relación en rutina y con ella lo bueno que pueda existir deja de ser visible.
Si cometiste una falta y no lo pides, la ausencia de conciencia y remordimiento por lo que hiciste puede ser más doloroso que la falta en sí misma. O si tu pareja reconoce una falta, te pide perdón y no lo otorgas, te estás condenando a hacer del pasado tu foco de atención, a revictimizarte cada vez que recuerdes la falta y a encadenarte a tu agresor y a una deuda eterna e incobrable por toda la vida.

Para ponerlos en práctica y puedas ver efectos notorios y duraderos, en el caso de la gratitud, debes decirla no solo sentirla. No se trata de agradecer absolutamente todo, pero si dar gracias en pequeñas dosis por cosas cotidianas. Es buena la retroalimentación en pareja, decirse cosas como ¿Qué hicieron de bueno por su pareja ese día y cómo se sienten al respecto? O ¿Qué cosa buena su pareja hizo por Ustedes ese día y cómo se sienten con eso?
En el caso del Perdón, si vas a pedirlo reconoce tu falta de manera explícita y concreta y expresa cómo te sientes de haberla cometido. Y si vas a otorgarlo, escucha a tu pareja, reconoce lo importante que es para ti que haya asumido su falta, decide s quieres perdonar y decide si quieres buscar la reconciliación.
Si a pesar de todo esto consideras que tu relación está ya muy lastimada o que ya la han abandonado al grado del deterioro total donde ya ni siquiera quieren invertir un minuto más en ella, entonces es hora de perdonar lo malo, agradecer lo bueno y tomar decisiones para seguir cada uno por su propio camino antes que se hagan más daño.
Aprendan juntos a contar las bendiciones y a arrojar lo malo en el pozo de las desgracias.