Karin SIlvina Hiebaum

El Gobierno italiano de la derechista Giorgia Meloni aspira a ganar peso y reconocimiento, exportando su modelo a España y otros países de Europa; el Partido Popular Europeo le ha dado un espaldarazo en una reunión en Roma que ha girado en torno a los “valores cristianos”

— La Italia de Meloni y Salvini aguarda un Gobierno de Feijóo con Abascal para marcar el rumbo de la UE

La primera ministra italiana, Girogia Meloni, en el palacio Chigi, sede del Ejecutivo en Roma, este jueves.
La primera ministra italiana, Girogia Meloni, en el palacio Chigi, sede del Ejecutivo en Roma, este jueves.

El partido de Giorgia Meloni, el ultraderechista Fratelli d’Italia (FdI), tiene la vista puesta en España, país al que espera exportar el modelo del Gobierno de coalición italiano: la derecha tradicional de Silvio Berlusconi, en minoría, con dos socios mayoritarios de ultraderecha: la Liga Norte y FdI. Y los resultados electoral del 28M dan esperanzas en ese sentido y, sobre todo, alas a las ambiciones transalpinas de los “hermanos de Italia”.


La derecha se vuelve antisistema

Cuando ganó las elecciones el pasado mes de septiembre, Meloni y su formación eran vistas con recelos en Europa, y su Gobierno fue sometido a escrutinio en un primer momento por sus credenciales poco democráticas, sobre todo en el ámbito de las libertades públicas y derechos de las minorías o de los migrantes. Pero las cosas han cambiado en pocos meses y ahora no parece tan descabellado que ese modelo se replique en otros países, empezando por España y pasando por Grecia.


Esa es al menos la aspiración de FdI, según el eurodiputado Carlo Fidanza, líder del grupo de ese partido en el Parlamento Europeo. “Trabajamos para exportar el modelo Meloni a nivel europeo, con un gobierno de centroderecha con populares y conservadores aliados, para poner fin a esta temporada de alianzas antinaturales que han llevado a Europa a un camino negativo, en nuestra opinión”, afirma a elDiario.es.

Meloni, más allá de los Alpes

Recuerda que hay “citas electorales muy importantes en Europa, no solo España” y que dependerá de los resultados de esas elecciones que ese modelo triunfe más allá de los Alpes. “Nos gusta intentar construir esta idea y este modelo, y trabajamos en ello, pero habrá que esperar a los resultados de las elecciones”, sostiene Fidanza en una entrevista telefónica.

En el caso de España, FdI espera que “los resultados favorezcan una coalición de gobierno PP-Vox, por tanto, unos resultados parecidos a los de las últimas elecciones (del 28M) en España”, afirma el eurodiputado cercano a Meloni, mostrándose optimista.

“Tenemos claro que el sistema político es distinto. Sabemos que populares y Vox competirán en este mes y medio de campaña electoral para atraer a un electorado parecido, y esto es normal, al igual que es normal que el PP quiera tener una mayoría para gobernar y que Vox quiera ser clave para ese gobierno (de Alberto Núñez Feijóo)”, detalla el miembro del Parlamento Europeo, y agrega: “Sabemos que es normal verlos competir entre sí, pero esperamos verlos aliarse el día después de las votaciones”.
Desde FdI son conscientes de que en España no podría darse una coalición al estilo Meloni, porque Vox no sería el socio mayoritario de un hipotético gobierno con el PP, incluso si mejorara los resultados obtenidos en las elecciones locales y autonómicas. “A Italia y al Gobierno italiano les interesa tener un gobierno en España que hable su mismo idioma”, dice Fidanza: “Un gobierno de centroderecha que pueda dialogar bien con nuestro gobierno de centroderecha”. Así se define la coalición de FdI, la Liga Norte del también ultraderechista Matteo Salvini y la formación más centrista Forza Italia, mientras que desde la izquierda –o el denominado centroizquierda– vienen tachando al Gobierno de “autoritario” y de “extrema derecha”.

Ese deseado gobierno de derechas de la formación de Meloni en España estaría “más próximo a Italia en temas tan importantes como la migración o la transición ecológica”, explica Fidanza. “Un gobierno de centroderecha en España prestaría más atención a la protección de las fronteras externas, a la prevención de los flujos de migrantes ilegales, en lugar de dejarles llegar y luego redistribuirlos (a otros países europeos), lo cual estamos viendo que es complicado porque después nadie quiere acoger” a las personas que entran a la UE desde el sur.

España e Italia podrían aliarse para “pedir a Europa un esfuerzo común para prevenir los flujos irregulares y, solo los migrantes que tengan derecho a asilo, (proceder a) identificarlos y redistribuirlos”. Además de colaborar en acuerdos para la devolución de esas personas a sus países de origen que “muchas veces no existen o son bilaterales”, agrega Fidanza.

Sin duda, las políticas antiinmigración son una de las señas de identidad del Ejecutivo y del partido de Meloni, al igual que lo son de Vox en España. Por ello, el eurodiputado de FdI afirma: “Vox es nuestro aliado, es un partido hermano, con el cual tenemos muchos puntos en común y una gran sintonía política y cultural, (compartimos) una sensibilidad mediterránea”. “Hemos hecho un recorrido juntos, aunque nosotros salimos antes y hemos llegado antes a la meta del gobierno, pero deseamos que ocurra lo mismo con Vox”, augura.
Lo mismo indicó la primera ministra la semana pasada en una cumbre europea al ser preguntada por el adelanto electoral en España. “Es muy interesante para nosotros entender lo que va a pasar. No quiero meterme demasiado en la dinámica de otro país. Ya sabes que soy presidente de los Conservadores Europeos [ECR, la familia de los ultraconservadores], y evidentemente me interesa mucho lo que van a hacer los conservadores europeos en España [Vox]”, apuntó Meloni en Moldavia.

Que España siga la ola reaccionaria que se está produciendo en Europa preocupa a importantes países de la UE, que temen que el Pacto Verde Europeo se ponga en riesgo. De hecho, el PPE ha entrado en el cuerpo a cuerpo ante el auge de la extrema derecha poniendo en cuestión algunas de las propuestas impulsadas por la Comisión Europea –apoyada tradicionalmente por los populares, socialistas y liberales– como la ley de restauración de la naturaleza. En las filas socialdemócratas existe el temor de que el viraje del PPE sea definitivo y busque una alianza con las formaciones ultra en el Parlamento Europeo que salga de las elecciones europeas de junio de 2024.

“Cualquier aliado” con valores cristianos

En cuanto a posibles alianzas, también se ha referido el líder del Partido Popular Europeo (PPE), Manfred Weber, en una reunión de su grupo en Roma este jueves y viernes, con la vista puesta en el “modelo italiano” o –en palabras de Fidanza– el “modelo Meloni”. Weber no se refirió a una alianza entre los populares y conservadores europeos, pero dio la bienvenida a “cualquier aliado en el futuro”, con una condición: “Debe estar convencido de querer participar a un proyecto común para reforzar Europa. Solo la unidad europea puede hacer frente a cuestiones como las migraciones, el reto de China o la guerra en Ucrania”.
Es impensable una Europa sin los democráticos cristianos”, destacó en el encuentro en la capital italiana bajo el lema ‘Con los valores cristianos en el centro: la clase dirigente para la Europa de hoy y de mañana’. Weber reivindicó precisamente esos valores en su discurso de apertura: “No fuerzo a nadie a creer, pero demostrar nuestros valores cristianos en la Europa de hoy tiene que ser más frecuente. Tenemos que estar orgullosos”. El líder popular ha considerado además que quien desempeña un papel público “no tiene que ser tímido a la hora de demostrar lo que es, como creyente”.

Desde Roma, Weber también ha mirado a España con claros deseos de una victoria del PP, sin nombrar a su posible aliado, Santiago Abascal. “Después del voto en Grecia, en Irlanda (…) esperamos que también en España el próximo primer ministro sea Feijóo. Esto quiere decir que nuestro planteamiento es ganador”, sostuvo.

El líder del PPE estuvo acompañado por el ministro de Exteriores italiano y vicepresidente del partido, además de coordinador nacional de Forza Italia, Antonio Tajani, que podría aspirar a presidir la Comisión Europea el próximo año, según adelantó el periódico La Repubblica y reiteró en ocasión del encuentro romano de los populares, un espaldarazo no solo a Tajani sino también a lo que este representa: un nexo de unión con los conservadores como aliado de FdI a nivel nacional y elegido como cara europeísta del Gobierno Meloni para atajar las dudas respecto a los valores europeos del Ejecutivo italiano.

“Quiero agradecer a Manfred Weber esta iniciativa en Roma, es un reconocimiento importante de nuestro país y de Forza Italia, el alma del PPE en este país”, aseguró Tajani el jueves. También apuntó a que “una alianza puede ser hecha entre conservadores, liberales y populares. No es posible aliarse con ID” (Identidad y Democracia, el grupo al que pertenece la Liga Norte de Salvini en Europa), aunque esa alianza “funciona” a nivel nacional, regional y local en Italia.

Tajani ha aprovechado el encuentro de Roma para fortalecer su posición al frente de Forza Italia, después del encontronazo de Weber con Berlusconi el pasado febrero, que llevó al líder europeo a cancelar una reunión parecida, en Nápoles. Aunque en aquel momento Tajani defendió al Cavaliere, el ministro de Exteriores ha tenido que dar la cara repetidamente para reafirmar los compromisos de Italia con la UE y con Ucrania, frente a las simpatías de Berlusconi por Rusia y sus declaraciones polémicas sobre su amigo Vladímir Putin.

El fundador de Forza Italia no ha quitado protagonismo a Tajani, ya que su delicada salud lo mantiene alejado de los focos, y el jueves por la tarde volvió a ser hospitalizado en Milán, en el centro San Raffaele, donde pasó 45 días entre los pasados abril y mayo. Si bien todos los miembros de su partido han cerrado filas en torno al Cavaliere y han querido dar una imagen de unidad, el futuro de la formación es incierto desde que Berlusconi está enfermo y los socios de gobierno más extremistas podrían aprovecharse de esa debilidad del partido, que ha perdido apoyo a medida que su líder ha perdido fuelle. Precisamente, este sábado Berlusconi había convocado a altos mandos de Forza Italia en su mansión de Árcore, conocida por acoger las famosas fiestas del “bunga-bunga”, pero la cita tendrá que esperar.