Bruselas se viste de gala para recibir a los jefes de Estado y altos cargos de los 33 países que conforman la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños después de ocho años
Karin Silvina Hiebaum – International Press
Ocho años han pasado desde la última cumbre de la Unión Europea y CELAC. 2015 fue el año en el que los líderes de los Veintisiete y los jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños se despidieron, sin saber que tendría que pasar casi una década para repetir este multitudinario encuentro.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, durante una conferencia de prensa en Bruselas
La cumbre de la UE e Hispanoamérica se empaña por la incertidumbre sobre la presencia de Zelenski
Desde entonces el mundo ha hecho frente a una pandemia, una guerra en el corazón de Europa y varios cambios de Gobierno. Así las cosas, este lunes y martes, Bruselas acoge la cumbre UE-CELAC, una cita que ha estado rodeada de polémica hasta el último momento. La posible presencia del presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, ha irritado a más de un país hispanoamericano. Sin embargo, fuentes europeas han confirmado que no participará en la cumbre.
Bruselas defiende que este foro tiene como objetivo ensalzar el vínculo entre la UE y los países latinoamericanos y del caribe, así como que se convierta en un escaparate para mostrar que las relaciones entre ambos «están de vuelta». Una realidad que, esperan, se convierta en una asociación sostenible en el futuro. Así las cosas, la presencia de Zelenski alejaría el foco de la intención real de esta cita, demostrar que los Veintisiete siguen comprometidos con los países hispanoamericanos.
Desde la Unión describen esta cumbre como «histórica», por la relevancia que tiene a nivel internacional y por la masiva participación que se espera por parte de América Latina, el Caribe y, por supuesto, la Unión Europea. Un reflejo, apuntan autoridades comunitarias, de la «voluntad política» de las dos regiones.
Bruselas insiste en que ambas regiones comparten los mismos valores. Sin embargo, aún no se ha terminado de llegar a un acuerdo sobre algunos de los puntos incluidos en la declaración conjunta. Entre los temas más controvertidos no podía faltar la guerra de Ucrania. La Unión Europea busca lanzar un mensaje unido de condena a la invasión rusa junto con el resto de los países de la CELAC. Un entendimiento que se está resistiendo.
El bloque comunitario insiste en demostrar que este es el «año de Hispanoamérica» y que, tras la cumbre, esperan poder acordar que esta cita se repita de manera periódica, al menos, cada dos años. Además, de implementar un mecanismo que mantenga abiertas las vías de comunicación entre las regiones y los líderes políticos, para seguir avanzando en los acuerdos firmado durante el foro de esta semana.
La cumbre estará centrada, principalmente, en el ámbito económico. Bruselas pretende cerrar varios memorandos en lo relativo a energía y materias primas esenciales para la industria europea. Argentina, Chile y Uruguay están en el punto de mira de la UE en este aspecto. El acuerdo de la Unión Europea con Mercosur está descartado, al menos por ahora, con Francia poniendo impedimentos y Mercosur dando largos a las demandas ambientales impuestas desde la UE.
En cuanto a la política, no se esperan grandes anuncios, ni condenas a los regímenes autoritarios ni referencia a los presos políticos o la defensa de los derechos humanos. Fuentes europeas apuntan que se trata de una cumbre «inclusiva» y que por ello no se ha entrado a valorar la calidad democrática de los Estados invitados al foro. Bruselas ha invitados a los 33 países que componen la CELAC, sin excepciones.
Cita progresista
En los márgenes de la cumbre de la UE-CELAC no podrán faltar los encuentros bilaterales entre los jefes de Estado de los diferentes países. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su homólogo brasileño, Lula Da Silva, no serán menos.
Ambos participarán en una «cita de líderes progresistas» promovida, precisamente por Sánchez, según ha confirmado la cancillería brasileña. A parte del anuncio de Brasil, poco o nada se conoce de este encuentro, como por ejemplo qué otros líderes, considerados progresistas por el presidente del Gobierno, participarán.