Aunque el Gobierno lo niegue, a partir de 2024 habrá que pagar por circular por las autovías, como firmó Sánchez con la Unión Europea
Karin Silvina Hiebaum – International Press
En España se va a pagar por circular por las autovías. Se venía hablando de ello desde hacía tiempo y lo recordó Feijóo en el cara a cara que mantuvo con Sánchez el lunes. Aunque el Gobierno lo niegue, se ha comprometido a implantarlo con la Comisión Europea y no le queda más remedio que llevarlo a cabo.
Podría ser una política más del Gobierno de Sánchez en contra de la combustión y en pro de Agenda 2030 y de la transición ecológica, que no deja de ser una de las prioridades que se ha marcado para la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, pero en realidad es un acuerdo entre España y la Comisión para poder aspirar a los fondos Next Generation.
Lo que se recaude con la imposición de los peajes se destinará al mantenimiento de las carreteras, que tiene ahora un déficit de conservación de 10.000 millones según la Asociación Española de la Carretera. Para ponerlo todo a punto, harían falta casi 1.800 millones de euros anuales durante diez años. Pero poner peajes no es la decisión más popular precisamente y menos en periodo electoral, por lo que se trata de ocultar y de negar por todos los medios, aunque haya salido el director de la DGT a reconocerlo.
No es una táctica extraña en Europa. Muchos países ya cuentan con una forma de pagar por las carreteras ya sea a modo de tarifa plana anual o abonando cada uno de los viajes. De hecho, son ocho los territorios del continente que cuentan con un sistema de carreteras completamente gratuito y solo dos forman parte de la Unión Europea: Letonia y Luxemburgo. El resto de los Estados miembros hay que realizar algún tipo de pago, aunque en algunos –como en Alemania– es casi inexistente.
El resto de Europa
Los sistemas son diferentes según los países, desde un pago vía satélite que controla los kilómetros que hace cada coche hasta un pago anual para poder usar las diferentes carreteras, similar al impuesto de circulación que ya pagan los conductores en España.
Portugal, por ejemplo, uno de los países con más peajes de Europa, ya ha pasado por las imposiciones de la Comisión Europea. Empezó a aplicar su sistema de cobro por las carreteras en 2010 a raíz del rescate y le conllevó un descenso considerable en turismo terrestre. Su sistema se basa en cámaras instaladas que detectan la matrícula de los vehículos y pasan el pago directamente a la cuenta bancaria. En el caso de los extranjeros, estos tienen que abonar la cuantía al final del trayecto.
Muy similar al sistema portugués es el que hay establecido en Polonia, otro países con multitud de peajes en sus carreteras. Los arcos que instalados en las autovías detectan el paso de los coches y de esa manera se tramita el cobro al final del viaje.
En Francia, país vecino, el 99 % de las carreteras son gratuitas y solo se paga por las que son de explotación privada. El problema radica en que ese 1 % de las vías son las principales del país y, por tanto, las más utilizadas. El precio varía según el vehículo, la antigüedad y el tipo de carretera por la que se circule.
En Italia ocurre lo mismo que en España hasta hace unos años: solo se paga por las autopistas y las únicas gratuitas se encuentran en el sur del país. Las vías están gestionadas por empresas privadas aunque desde la tragedia del puente de Génova en 2018 el precio lo controla el Estado.
El sistema alemán, el país del motor por antonomasia, es el más lógico. El uso de las carreteras es casi completamente gratuito y su conservación se financia a través de los presupuestos del Estado. No quiere decir que no haya peajes, porque los hay, pero son puntuales y sobre todo destinados a vehículos pesados. Este sistema es bastante parecido al que usan Bélgica, Países Bajos, Suecia o Dinamarca.
¿Y España?
Aunque no se ha dicho nada oficialmente ya que desde el Gobierno se niega que se vaya a implantar este sistema, lo que se barajan son las viñetas o el pago por kilómetro –similar al modelo portugués–. Se pretende así, de paso, huir de la palabra peaje que tanta mala fama tiene.
Las viñetas son un pago anual que te permite usar la red de carreteras del Estado al completo durante todo el año con total libertad. Una especie de tarifa plana por la que puedes circular sin problemas por todo el país a cambio de un impuesto de entre 80 y 100 euros al año. Por simplificar el tema, sería algo así como pagar dos veces el impuesto de circulación que hoy día abonan cada año todos los que tienen un vehículo a su nombre.
El pago por kilómetro viene explicado en su propio nombre. Se instalarían una serie de arcos con cámaras que controlarían el paso de los coches y, según la distancia recorrida, al final del trayecto se abonaría lo correspondiente, ya fuera a través de la cuenta bancaria o en una caseta como hasta ahora.