Muy preocupados deben de estar porque ya ven próximo eso que acabará con ellos y su cultura del chollo, y solo les queda apelar a que sin ellos vendrá el diluvio y todas las calamidades planetarias
Karin Silvina Hiebaum – International Press
Parece que el pánico es notable en los sectores de izquierdas españoles a que los desalojen del poder o mejor dicho que les arranquen sus atornilladas posaderas de la cultura del chollo. Y hablando de cultura hay que referirse a la supuesta movilización de ciertas personas del mundo de la supuesta cultura en defensa y protección de la actual situación política que anda en los estertores de su paso a mejor vida.
Pero hay que empezar preguntándose: ¿qué es o qué entendemos por cultura? Conjunto de conocimientos e ideas no especializados adquiridos gracias al desarrollo de las facultades intelectuales mediante la lectura, el estudio y el trabajo.
Por mucho que busco, rebusco y registro todos los rincones, no encuentro entre esas personas presuntamente cultas e intelectuales que firman o se les cita en ese desesperado manifiesto, características similares a la definición de cultura. Empezando por un Gobierno y un Consejo de Ministros plagado de cultos y cultas que han plagiado sus tesis, no han dado un palo al agua ni trabajado en su vida, han vivido del cuento, de subvenciones o de chollos brillando por su clamorosa ausencia la lectura, el estudio o el esfuerzo, razón por la cual no puedo entender algunos nombres de firmantes que defiendan eso.
Si debemos tragarnos y digerir las doctrinas impulsadas por personas del mundo del periodismo, la comunicación, el cine, el teatro, el refugio del mal profesorado universitario y todas esas actividades que subsisten por ayudas y subvenciones, o simplemente por las ventas de sus almas al diabólico mercado de los medios de comunicación entregados a quien paga, me parece que nos toman el pelo o su superior inteligencia nos toma por tontos.
Muchas veces la p. de predicador es la misma que la p. de payaso y aunque aspiran y pretenden que sea la misma p. de profesor se les ve la p. de plumero, de plagio, de pícaro, pirata, penoso o perdedor. Y esa gente es la que se irroga la inteligencia y la cultura de una izquierda trasnochada y antigua que todavía cree que el progreso está en la parálisis de la actividad, en los brazos caídos o en la protección sindical de la huelga y el langostino.
Ilustracion: tiovivo
Lu Tolstova
Como reza su definición la cultura se encuentra en la inteligencia, en el trabajo, en la constancia del estudio y del esfuerzo, la investigación y el cuidado de los valores humanos, y entre esos firmantes encontraremos a muy poquitos ahí escondidos, porque todos los demás en vez de perder el tiempo firmando manifiestos y críticas, están formándose, estudiando, esforzándose, investigando, trabajando, protegiendo los valores y empujando al país al progreso. Así de simple.
No se si nuestra colección de Premios Nobel, decanos de Harvard, Columbia, Sinaí Hospital Center, La Sorbona o Cambridge, empresarios de proyección internacional, profesionales reclamados en todo el mundo, dramaturgos y poetas son de izquierdas o de derechas, pero es notorio que no andan firmando manifiestos ni haciendo el payaso bajo la tutela de medios de comunicación en la cancha del circo de esa izquierda autodenominada culta.
Todos sabemos que hay gente del sector de los bandoleros que cuando se atornilla a un asiento hay que arrancarlos con maquinaria pesada y muy preocupados deben de estar porque ya ven próximo eso que acabará con ellos y su cultura del chollo, y solo les queda apelar a que sin ellos vendrá el diluvio y todas las calamidades planetarias.
Pero queridos lectores. Ya sabemos que en su rabia incendiarán las calles, quemarán todo lo que hallen a su paso y será como el llanto y crujir de dientes social. Pero mientras los demás, los que vivimos por nuestras manos y no somos cultos de izquierdas nos seguiremos dedicando como siempre a proteger nuestra cultura, a fomentar la inteligencia con esfuerzo, trabajo, investigación, progreso, protección de los valores y del patrimonio nacional en toda su extensión que es nuestra historia.
Es decir, la verdadera cultura, porque la suya, la de los firmantes del chollo, seguirá rifándose en una tómbola o dando vueltas en su colorista y alegre tiovivo.