Karin Silvina Hiebaum – International Press
La que hasta ahora había sido la locomotora económica de la Unión Europea empieza a ahorrar tras años de excesivo gasto público
La infraestructura digital es una de las apuestas europeas para reorganizar las administraciones de los Estados miembros.
Eliminar burocracia, costes y consumo de materias primas son los tres pilares fundamentales del proceso de digitalización.
La inversión digital es rentable siempre y cuando se disponga de la inversión suficiente para ello.
Los recortes presupuestarios forman parte del objetivo de Alemania de contener la tesorería tras años de grandes gastos, sobre todo durante la crisis sanitaria de la COVID y el alza de preciosa de la energía por la guerra de Ucrania.
Mención aparte merece la voladura de los gasoductos Nord Stream que convertían a Alemania en potencia gasística continental. El Nord Stream II era exclusivo entre Rusia y el país teutón.
El gobierno alemán haya decidido recortar de 377 millones de euros el año pasado a 3,3 millones de euros en este. En total, Berlín prevé gastar 445.700 millones de euros en 2024, frente a los 476.300 millones previstos para el año en curso.
A principios de verano se presentó un presupuesto que se debatirá en el Parlamento alemán a partir de septiembre.
Índice digital de la UE
El Índice de Economía y Sociedad Digitales (DESI) de la Unión Europea resume los indicadores sobre el rendimiento digital de Europa y realiza un seguimiento del progreso de los países miembros.
Según este estudio, Alemania va a la zaga de muchos de sus vecinos en lo que se refiere a competencias digitales de la administración. En la edición de 2022, el país ocupaba el puesto 13, justo por detrás de Francia. El eje francoalemán no destaca en este ámbito.
Cuatro son los puntos en los que se basa la UE para su análisis: capital humano (cómo es la relación del usuario con la administración), conectividad entre instituciones, empresas y sociedad, integración de tecnología digital en el día a día y servicios públicos digitales. Para conseguir estos objetivos de digitalización, Bruselas ha puesto sobre la mesa 127.000 millones de euros.
España ocupa el séptimo lugar en digitalización, solo superado por Finlandia, Dinamarca, Países Bajos, Suecia, Irlanda y Malta. Si se tiene en cuenta el peso de los países en comparación con sus avances en digitalización y que España es el cuarto país en población -y el segundo en extensión-, nos encontramos mucho más avanzados que el resto.