Cajones (féretros) amontonados en un improvisado deposito funerario, falta de espacio en tierras y falta de materiales para la construcción de nichos han generado un verdadero colapso en el cementerio de Caleta Olivia. La crisis en ese sector municipal es verdaderamente preocupante; sobre todo porque era algo que se venía venir al menos hace dos años; que se agravó en pandemia y que en la actualidad genera un verdadero problema que la gestión municipal “en retirada” del intendente Fernando Cotillo deja al próximo gobierno local, a cargo de Pablo Carrizo.
El tema no ha trascendido al nivel que el problema lo requiere, tal vez por el dolor y el pudor que causa el tema sobre todo en los deudos de los fallecidos; pero lo real es que hubo desidia, desinterés y abandono por parte de la gestión aun en mandato.
Según pudo corroborar, Más Prensa, muchas familias presentaron sus quejas a los empleados que trabajan en el Cementerio, llegando incluso a reclamar ante quienes administran el sector; pero la respuesta siempre es la misma: no tiene solución inmediata. En definitiva, quien fallece hoy en Caleta Olivia no tiene un “lugar de descanso” en el cementerio local.
Según “deudos” que fueron consultados mientras se retiraban del lugar, nadie se queja de la limpieza o estado general de la necrópolis local; pero es lamentable que los restos mortales de sus queridos difuntos estén “guardados”, quien sabe hasta cuando.
Lo que ocurre es que el “colapso” del cementerio podría haber sido prevenido, e incluso solucionado para el largo plazo, pero nada se hizo y ahora cuando restan semanas para que el intendente Cotillo deje el cargo, el tema quedó totalmente cerrado.

Crisis del Covid

Durante la pandemia de Covid 19, que azotó durante todo el 2020, las condiciones del lugar ya eran precarias. Y tal vez el dolor que causaron las numerosas muertes provocadas por el terrible virus, hizo que “la comprensión” de los vecinos postergara el reclamo.
Pero era tan evidente la situación y el malestar que funcionarios del áreas debieron salir en su momento a hacer “promesas” para calmar el enojo y la angustia.
Fueron dos las medidas que se anunciaron en ese momento: un nuevo cementerio al sur de la ciudad y la reubicación de tumbas “impagas”. Ocurría que según los protocolos sanitarios, los fallecidos debían ser depositados en tierra; y el espacio disponible ya estaba saturado.
En ese momento, José Espinoza en su carácter de subsecretario de Obras Públicas de Caleta Olivia explicó en medios radiales que: “Caleta Olivia creció muchísimo en los últimos años y con la pandemia nos vemos desbordados. Hay que ocupar el poco espacio que queda. Se está buscando lugares adecuados para enfrentar todo esto”. En los primeros meses del 2020, cuando el virus comenzó a “arrasar” se registraban 42 muertes a nivel local ( según cifras extra oficiales), a lo que había que sumar los decesos promedio por otras causas.
Promediando la Pandemia, cuando los muertos por Covid a nivel local habían superado el medio centenar; se volvió a improvisar una respuesta para calmar los animos.
Frente a esto, el funcionario había consignado que se estaba trabajando en la construcción de nuevos nichos; y se confirmaba que se había terminado la última fila de un módulo de 32 nichos. De acuerdo a los datos que mencionaban desde la administración del cementerio solamente había espacio “para un centenar de fosas”; por lo que se mencionaba como solución “recuperar” la “parte vieja” del cementerio con una medida un tanto polémica: retirar los restos de las fosas que estaban sin su correspondiente pago; haciendo que los difuntos pasaran a una disposición final cuyo método podría se la cremación. Luego, también se habló de “ganar terreno” a la loma que esta detrás del predio, para de esta manera habilitar un nuevo espacio. Nada de eso ocurrió.

Abandono y desinterés

A dos años de aquella crisis humanitaria y sanitaria, la Comuna local nunca se ocupó realmente del tema.
Lo concreto es que la mortandad por casos de Covid fue disminuyendo y no se volvió a abordar el tema, pese a que se hablaba de una tasa de crecimiento demográfico del 8% y los mismos responsables del área admitían que a ese paso “en 4 años mas no habrá donde depositar los restos mortales de nuestros familiares”.
Claramente hubo desidia de las autoridades y a la vez incapacidad para resolver un problema que mirado objetivamente tenía una solución práctica: otorgar nuevos espacios para los entierros y construir mas nichos.
Por eso, la “pronosticada” crisis que se daría en 4 años se presentó apenas dos años después de aquel colapso inesperado. Ahora, las autoridades municipales decidieron dejarle toda la responsabilidad a la gestión entrante, que recien asumirá el 10 de diciembre y que se encontrará con un panorama desolador.
El caso del abandono del cementerio de Caleta Olivia es solo otra lamentable muestra de una gestión que se desinteresó por los vecinos.