Un problema de base
Pero hay algo en lo que coinciden analistas de diversas ideologías: más allá de las culpas de gobiernos particulares, el problema de fondo que afectó a Argentina es una inestabilidad institucional que llevó a que en el siglo XX hubiera seis golpes de Estado, y que recién este año el país esté celebrando, por primera vez, 40 años ininterrumpidos de democracia.
Una investigación realizada por el profesor de Economía de la Universidad de Ljubljana Rok Spruk resaltó que esta debilidad surgió desde el comienzo.
«En comparación con EE.UU., Canadá y Australia, Argentina nunca completó la transición a una democracia abierta sustentada en el Estado de derecho», escribió Rok en un paper titulado «El ascenso y la caída de Argentina», publicado en 2019 en el Latin American Economic Review.
«Cuando los militares rompieron formalmente el orden constitucional en 1930, Argentina se embarcó en el camino de un desarrollo institucional inestable y frecuentes transiciones de ida y vuelta entre dictadura y democracia«.
«En lugar de emprender el camino hacia un desarrollo institucional sostenido, Argentina sufrió un tumultuoso fraude electoral con una casi erosión del sistema de controles y contrapesosque precipitó el ascenso de líderes populistas».
Spotorno dice que esa inestabilidad democrática hizo que Argentina perdiera el atractivo que había tenido a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
«Si tenés un golpe de Estado cada dos por tres y se violan las instituciones obviamente las inversiones empiezan a flaquear«, señaló.
Para el economista, Argentina empezó a sufrir un declive “cuando se dejaron de respetar dos cosas: las instituciones y la básica relación entre ingresos y gastos del Estado».
«No tener instituciones permitió a los gobiernos siempre buscar atajos, en vez de hacer las cosas bien, y eso terminó en sucesivas crisis fiscales».
«El país tuvo un momento de orden, entre 1860 hasta 1930, donde todos estaban enfocados para el mismo lado», resume. «Después de eso todo fue buscar atajos y gastar de más».m
Como un péndulo
Hay un factor más que resaltan varios expertos y que ayuda a entender la dificultad que ha tenido Argentina para despegar económicamente en el último siglo.
Y es que el país no solo ha sido un péndulo desde lo político, oscilando entre democracias y gobiernos de facto.
También ha ido y venido con sus políticas económicas, pasando -sin escalas- del nacionalismo al neoliberalismo, del proteccionismo al libre mercado, de la ortodoxia a la heterodoxia… un vaivén interminable que se ha dado incluso en distintos gobiernos de un mismo partido.
Las investigadoras Valeria Arza y Wendy Brau, del Centro de Investigaciones para la Transformación (Cenit), analizaron en 2021 “el péndulo argentinoen números” -es decir, cuántas veces viró la política económica- y encontraron que en las seis décadas entre 1955 y 2018 hubo más de 30 cambios de rumbo, de los cuales 16 fueron “cambios radicales”.
También revelaron otra evidencia de la falta de continuidad de la política económica argentina: “en promedio, los ministros de economía duraron 13 meses en su cargo” durante ese período.
“El rasgo dominante de la política económica es la oscilación extrema”, sintetizó Adamovsky en la revista Anfibia.