Tras 20 años de negociaciones, el 28 de junio de 2019, la UE y MERCOSUR alcanzaron un acuerdo de principio para contar con un Acuerdo de Asociación (resumen del acuerdo [PDF] [597 KB] y textos del mismo [PDF] [7,30 MB]), que incluirá tres pilares: dialogo político, cooperación y comercio. Se trata de un acuerdo ambicioso, amplio y equilibrado. El Acuerdo UE-MERCOSUR tiene gran importancia para España y para la UE, desde el punto de vista político, económico-comercial y estratégico.
Al ser MERCOSUR un bloque relativamente cerrado, la apertura concedida a la UE no tiene precedentes y va a generar grandes beneficios. La Comisión Europea estima que, gracias al desmantelamiento acordado, las exportaciones europeas se beneficiarán de un ahorro arancelario de 4.000 millones de euros anuales, lo que representa cuatro veces el ahorro arancelario que ofrece el acuerdo con Japón. El Acuerdo permitirá eliminar numerosas barreras arancelarias y no arancelarias. MERCOSURliberalizará el 91% de sus importaciones (91% de líneas arancelarias) y la UE liberalizará el 92% de sus importaciones (95% de líneas arancelarias).
El acuerdo supone la eliminación progresiva de los elevados aranceles que se aplican, actualmente, a un gran número de productos agroalimentarios europeos, en los que España tiene intereses comerciales, como el aceite de oliva, vino, frutas y hortalizas o porcino. En contrapartida, la UE liberalizará el 82% de las importaciones agroalimentarias del bloque de MERCOSUR e impondrá contingentes arancelarios para aquellos productos más sensibles. Se mantendrán los exigentes estándares de seguridad alimentaria europeos, ya que todas las exportaciones de MERCOSUR deberán cumplir con los estos. Se garantiza la protección de 357 Indicaciones Geográficas de alimentos y bebidas de la UE, de las que 59 son españolas. El acuerdo prevé la posibilidad de aplicación de medidas de salvaguarda bilaterales, si se produjera un incremento repentino de las importaciones en un determinado producto.
En relación con el sector industrial, MERCOSUR eliminará aranceles al 90% de sus importaciones procedentes de la UE, eliminación que se producirá en 10 años para la mayor parte de los productos. Se beneficiarán más aquellos sectores que tienen un arancel más alto, como el automóvil, los bienes de equipo, los productos químicos, los productos farmacéuticos o el textil y calzado.
En materia de servicios, el acuerdo elimina obstáculos en sectores de gran importancia para España, como los servicios financieros y las telecomunicaciones. Destaca también el sector de servicios de transporte marítimo internacional. Se introducen disposiciones en materia de comercio electrónico e incluyen disposiciones respecto a la movilidad de trabajadores de perfil directivo y especialista.
A su vez, el Acuerdo permitirá una notable mejora en el acceso a los mercados de contratación pública de MERCOSUR con carácter no discriminatorio (en las mismas condiciones que las empresas locales). Ello es especialmente relevante si tenemos en cuenta la escasa apertura tradicional de estos mercados y el hecho de que los países de MERCOSUR no son signatarios del acuerdo de la OMC sobre contratación pública.
El Acuerdo incluye un capítulo de Comercio y Desarrollo Sostenible que contiene disposiciones ambiciosas, como el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París, la lucha contra la deforestación y el respeto a los derechos laborales, entre otros. Respecto a la revisión y control, las Provisiones institucionales del Acuerdo Político y de Cooperación establecen que las Partes se reunirán para controlar y evaluar la aplicación del Acuerdo y supervisar el cumplimiento de sus objetivos, y el propio capítulo de Comercio y Desarrollo Sostenible establece un foro específico para supervisar la implementación de las disposiciones incluidas en el mismo, incluyendo una publicación de los resultados que se obtengan en el caso de disputas.
Asimismo, con el fin de reforzar los compromisos en sostenibilidad y favorecer el avance y cierre de las negociaciones, la Comisión ha preparado un Instrumento Conjunto adicional sobre sostenibilidad, con carácter vinculante, como complemento al Acuerdo, pero sin reabrirlo. Este instrumento clarifica y reafirma los compromisos en la lucha contra la deforestación, estándares laborales y cumplimiento del Acuerdo de París, biodiversidad, cambio climático, protección de bosques, derechos humanos (con especial mención a los pueblos indígenas), medidas de cooperación y sociedad civil. La Comisión europea presentó esta propuesta de Instrumento Adicional a los Estados miembros de la UE y a los países de Mercosur en abril de 2023, y actualmente se encuentra en negociaciones técnicas.
Una vez que se cierre el Instrumento Adicional, los siguientes pasos incluyen la revisión jurídica de los textos acordados para, posteriormente, proceder a las traducciones del texto a todos los idiomas de la UE. Estos textos deben ser presentados al Parlamento Europeo y Consejo de la UE para su aprobación y, en su caso, a la ratificación de los Parlamentos de los Estados miembros para las partes del acuerdo que incluyan competencias mixtas, no exclusivas de la UE.
Los obstáculos que impiden materializar el acuerdo entre el Mercosur y la UE
Luego de dos décadas de arduas conversaciones, la Unión Europea (UE) y el Mercosur alcanzaron en 2019 un acuerdo político para sellar un histórico acuerdo comercial, del cual quedaron pendientes aspectos técnicos. Sin embargo, el ambicioso pacto no ha logrado materializarse debido a nuevas exigencias de las dos partes, en especial las demandas sobre temas ambientales de la UE. El Mercosur celebrará su cumbre semestral el 6 y 7 de diciembre, cita en la que el bloque esperaba anunciar la conclusión positiva de las negociaciones, pero, según los Gobiernos de Brasil y de Argentina, el asunto quedará postergado.
Los líderes de los Estados miembros del Mercosur -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay – se encontrarán el 6 y 7 diciembre en Río de Janeiro, en donde discutirán sobre el estado actual de la economía regional, las vías comerciales del bloque con el extranjero y la adhesión de Bolivia como miembro pleno del grupo. Sin embargo, el punto principal de la reunión será la discusión sobre la muy postergada firma técnica del acuerdo comercial con la Unión Europea.
Las conversaciones tendrán como objetivo las negociaciones a futuro, ya que las dos partes consideran que será muy complejo lograr la materialización del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea antes de esa reunión del Mercosur de la primera semana de diciembre.
De hecho, en vísperas del encuentro, las dos economías más poderosas del bloque – Argentina y Brasil – han advertido que la negociación no va a prosperar en los próximos días.
«Si no hay acuerdo, paciencia. No fue por falta de voluntad», señaló el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en una rueda de prensa durante la Conferencia climática de Naciones Unidas (COP), en Dubái, en donde afirmó que «al menos quedará claro quién tuvo la culpa de que no hubiera acuerdo».
Las declaraciones de Lula tuvieron lugar el sábado 2 de diciembre, horas después de que el mandatario francés, Emmanuel Macron, mostrara su firme oposición al acuerdo de libre comercio, al declarar que contradice la defensa de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático.
«Es un acuerdo (UE-Mercosur) que no es bueno para nadie», dijo el presidente francés, en una conferencia de prensa, también en Dubái.
Los obstáculos ‘verdes’ de la UE
El mandatario francés, Emmanuel Macron, ha sido una de las voces más críticas con el acuerdo dentro de la Unión Europea y ha dicho que el tratado es «anticuado» y «contradictorio» con la lucha contra la crisis climática.
«Estoy creando en mi país un mercado en vías de descarbonizarse para permitir a la gente de aquí consumir productos de fuera que implican más emisiones. Estaríamos locos», comentó el presidente de Francia en Dubái, donde aclaró, no obstante, que tiene «mucha sintonía» con Lula da Silva y que visitará Brasil el próximo año.
La Unión Europea ha presentado una serie de demandas al Mercosur para cerrar completamente el acuerdo de libre comercio, entre ellas una reglamentación ambiental estricta, como la que se aplica en el Viejo Continente.
En la cumbre anterior del Mercosur, celebrada en julio pasado, el saliente presidente argentino, el peronista Alberto Fernández, criticó duramente la postura europea y señaló que es una «visión parcial del desarrollo sostenible».
«La propuesta europea está excesivamente centrada en lo ambiental, con nulo registro de las tres dimensiones de la sostenibilidad: la ambiental, la económica y la social», destacó Fernández el pasado 4 de julio, haciendo eco de las declaraciones de su homólogo brasileño, quien en ese entonces afirmó que los socios estratégicos no negocian «sobre la base de la desconfianza y la amenaza de sanciones».
¿Proteccionismo europeo?
Aunque en el discurso europeo las razones ambientales parecen ser las que están frenando el ‘SÍ’ definitivo al acuerdo, el presidente Lula da Silva ha apuntado a un nacionalismo proteccionista de algunos países de la UE.
«Cada país tiene derecho a tener una postura. Francia siempre ha sido el país más difícil para llegar a acuerdos, porque es más proteccionista. No es la misma posición que la Unión Europea», enfatizó el presidente brasileño en Dubái, agregando que París tiene como objetivo «proteger los millones» de productores locales.
Según críticos del acuerdo, con un mercado combinado de poco más de 780 millones de personas, el acuerdo de libre comercio entre ambos bloques puede afectar el negocio de los agricultores europeos, ya que las principales exportaciones de los países del Mercosur comprenden bienes relacionados con la carne, semillas y materias primas, como el caucho y el cuero, del que Brasil es uno de los principales productores mundiales.
Otros líderes de la UE, como el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz, se han reunido con el mandatario brasileño para manifestarle su apertura a la firma del acuerdo y exponerle, a la vez, que, aunque la liberalización de los aranceles tiene que ser gradual dependiendo el sector económico, las dudas aún están en el aire.
Las presiones dentro del Mercosur
Los presidentes progresistas de Brasil y el saliente de Argentina dieron por hecho que no se firmará el acuerdo técnico antes de la cumbre del bloque, mientras otras voces advierten con romper la armonía del Mercosur si no se llega a un acuerdo con la UE.
Y es que tanto el presidente saliente de Argentina, Alberto Fernández, como su canciller, Santiago Cafiero, quienes entregarán sus cargos el 10 de diciembre. cuando asume el poder el economista de extrema derecha Javier Milei, señalaron que la firma del pacto aún no es posible con la versión actual del texto.
Cafiero afirmó en una entrevista con el diario argentino La Nación que su país no firmaría el pacto esta semana, echando por tierra las expectativas de Lula da Silva, el uruguayo Luis Lacalle Pou, y de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
«Las conversaciones seguirán y el trabajo realizado es mucho, pero no están dadas las condiciones para firmar el acuerdo», enfatizó el saliente canciller argentino.
El conservador Luis Lacalle Pou, presidente de Uruguay, ha mostrado su apoyo a la apertura con China y la Unión Europea, pero ha reiterado su preocupación con «el inmovilismo» que ha mostrado el Mercosur. En ese sentido, ha advertido que, si no se ponen en marcha los acuerdos, su Administración buscará unilateralmente nuevos tratados con el bloque europeo, algo que ya intentó con China, aunque Beijing dijo en su momento que prefería avanzar con negociaciones en bloque.
¿Qué se puede esperar?
En entrevista para France 24 en español, el internacionalista y experto en estudios latinoamericanos costarricense Mauricio Ramírez compartió su visión sobre el acuerdo y mencionó que, debido a la coyuntura latinoamericana y a los cambios de Gobierno, la cumbre del Mercosur de esta semana puede ser un momento límite para concretar el pacto.
“Es algo muy estratégico para ambas partes, sin embargo, creo que el tiempo está ganando y si de aquí al próximo 7 de diciembre no hay ‘humo blanco’, es muy difícil que se vaya a poder acordar”, afirmó Ramírez, quien explicó que América Latina es un mercado sumamente competido, tanto por China como por Estados Unidos y Europa.
“Hay una coyuntura global de competencia estratégica. En un lado, China y, por otro lado, Europa y Estados Unidos, para liderar la era digital y la transición energética. Es fundamental entender la dependencia estratégica que existe de ambas partes de esa competencia hacia América Latina”, subrayó el internacionalista, al mencionar las reservas de litio, uno de los minerales esenciales para el desarrollo tecnológico, que existen en la región.
Ramírez recalcó la importancia de firmar el acuerdo antes de finalizar el año al recordar «el vaivén político de los gobiernos latinoamericanos en los últimos 23 años», un fenómeno que, para el costarricense, crea «inestabilidad» en la arena de negociaciones de ambos bloques.
En el caso de Argentina, la futura canciller, Diana Mondino, expresó que el nuevo Gobierno, que presidirá desde el 10 de diciembre el economista de extrema derecha Javier Milei, no tendría problemas con que el saliente Alberto Fernández firmara el acuerdo en los próximos días.
Hemos hecho todo lo posible para que quede claro que nosotros agradeceríamos que Alberto Fernández como presidente saliente pueda concretar el acuerdo», dijo Mondino, el pasado 30 de noviembre, en una conferencia de la Unión Industrial Argentina.
Ramírez advirtió, sin embargo, sobre una posible inestabilidad dentro del Mercosur que la irrupción del ultraderechista podría causar y su impacto en el acuerdo con la UE.
Entre desacuerdos con homólogos europeos y la incertidumbre del futuro en el Mercosur, los líderes suramericanos se encaminan a la próxima cumbre del bloque, aspirando a poder conformar una postura unitaria y sólida.