os costes sociales y económicos de los problemas de salud mental son significativos, según lo indican los últimos datos publicados al respecto por la OCDE en su informe Health at a Glance: Europe 2023
Según este estudio, el coste total de los problemas de salud mental supera el 4% del PIB (unos 600.000 millones de euros) en los países de la Unión Europea.
El impacto social de la depresión, uno de los trastornos mentales más prevalentes en España, trasciende la esfera económica, tanto para el paciente como para su entorno.
La depresión influye en el entorno familiar
Cuando alguien sufre depresión, su rutina diaria se ve afectada, lo cual implica también al ámbito familiar y al de otras relaciones interpersonales como las de pareja.
Este trastorno se manifiesta mediante síntomas psíquicos y somáticos, y tiene una repercusión importante en el espectro afectivo de la persona, mientras que algunos factores de riesgo en el desarrollo de esta enfermedad tienen que ver con dificultades en las relaciones sociales o con el estatus socioeconómico.
Además, las causas de la depresión suponen una interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales que influyen considerablemente en la vida privada de quien la padece.
Cómo ayudar a un familiar con depresión
Es muy importante no perder de vista que la depresión es una enfermedad que incapacita para rendir de forma adecuada, por lo que la familia debe actuar en consecuencia, tratando de no incrementar el estrés que ya de por sí puede sentir el paciente.
Hay ciertas estrategias que pueden servir a los familiares o personas cercanas al paciente para ayudarle a sobrellevar la depresión:[4]
- Aprender qué es la depresión: buscar información fidedigna sobre la enfermedad, intentar entender cómo se siente una persona que sufre este problema de salud mental.
- Ayudarle a que se encuentre activo: por ejemplo, animarle para realizar actividades que antes disfrutaba o que le motiven, o facilitarle la realización de sus labores ordinarias (higiene, hogar, responsabilidades…). Eso sí, sin agobiar: es necesario dejar tiempo para que el tratamiento actúe, tener paciencia y evitar emitir juicios como “tienes que poner de tu parte”.
- Dedicarle tiempo: procurar compartir el día a día con esa persona y evitar que pase largos periodos en solitario.
- Evitar críticas o reproches, para que el paciente no experimente la frustración de no sentirse comprendido, ni el sentimiento de culpabilidad que puede generar esta enfermedad incapacitante.
- Elogiar cada uno de sus avances, ya que la depresión es muy incapacitante, lo que puede llevar al paciente a dejar siquiera de intentar salir de ella.
- Ayudarle a identificar sus fuentes de estrés o preocupación, para evitarlas o aprender a gestionarlas.
- Ayudarle a llevar una vida saludable: cuidar su alimentación, dar ejemplo evitando sustancias nocivas como el alcohol o el tabaco, etc.
- Tomar en serio cualquier pensamiento suicida: la depresión puede convertirse en un desencadenante del suicidio , por lo que se debe contactar inmediatamente con personal sanitario si se detecta o sospecha que la vida del paciente con depresión corre peligro.
Mag. Karin Silvina Hiebaum
Psicologa Clínico y de Salud Mental – Psicoterapeuta Cognitiva Conductual