Hasta 450 miembros de esta comunidad se han unido al Ejército israelí desde el ataque terrorista de Hamás del pasado 7 de octubre
El ataque terrorista perpetrado por Hamás, el pasado 7 de octubre, contra Israel en el que asesinaron a 1.200 personas, en su mayoría civiles, y tomaron como rehenes a más de 240 personas ha cambiado por completo a la sociedad israelí. El Estado judío representaba la fortaleza, un país con uno de los mejores Ejércitos del mundo, con la mayor tecnología, siempre alerta en un territorio tan hostil. Pero, el ataque terrorista acabó de un plumazo con esta visión.
Israel, ya recompuesta del impacto inicial tras el peor atentado de sus 75 años de historia, declaró la guerra a Hamás e inició una campaña de bombardeos contra la Franja de Gaza que, finalmente, desde el 27 de octubre se ha transformado en una incursión terrestre. Las tropas israelíes han llegado hasta el sur del enclave palestino, donde concentran sus esfuerzos en la ciudad de Jan Yunis, bastión de Hamás en esta zona y ciudad natal de su líder en el enclave, Yahya Sinwar.
Para la guerra contra Hamás, Israel movilizó hasta 360.00 reservistas, según afirmó el portavoz militar israelí, Daniel Hagari. Pero lo más sorprendente es que el país hebreo consiguió movilizar a este elevado número de militares en tan solo 48 horas, algo sin precedentes. Esto es posible porque en Israel el servicio militar sigue siendo obligatorio, y todo adulto hasta la edad de 40 años es reservista, por lo que está obligado a acudir a filas, en caso de necesidad, además de tener que participar ocasionalmente en actividades de entrenamiento. Pero existen excepciones como es el caso de las mujeres embarazadas o con hijos y los judíos ultraortodoxos.
Sin embargo, el ataque de Hamás ha provocado también profundos cambios en este colectivo. Hasta 450 judíos ultraortodoxosse han unido a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) desde el pasado 7 de octubre. En Israel, los judíos ultraortodoxos están exentos de cumplir el servicio militar obligatorio, siempre y cuando sean estudiantes de las ‘yeshivas’ –centro de estudios de la Torá y del Talmud–, algo que causaba gran polémica en Israel. Esto es así, porque, poco después de la creación del Estado judío, en 1948, el fundador del país, David Ben Gurion, estableció esta excepción por ley.
Por aquel entonces, Israel contaba con pocosjudíos ultraortodoxos, pero en la actualidad ya representan un 12 % de la población, lo que ha provocado una sensación de trato de favor e injusticia con respecto al resto de los israelíes. De hecho, esta legislación se ha intentado modificar en varias ocasiones, pero la influencia de este sector en la política del país es tan grande que ha llegado a provocar la caída de los Gobiernos. Actualmente, formaciones con esta ideología forman parte del Ejecutivodel actual primer ministro, Benjamin Netanyahu.
Tras casi tres meses de guerra, el Comité de Asuntos Exteriores y Defensa y la Oficina de Recursos Humanos de las FDI se reunieron la semana pasada para discutir el plan del Ejército hebreo para fomentar el reclutamiento de más ultraortodoxos en el servicio militar. «Existe en el público el deseo de servir en las FDI en este momento y de servir en diversos campos de actividad. Esto se refleja más allá del espíritu de lucha en sí, tanto en la cuestión del establecimiento de un servicio de reserva como en el deseo de personas que quieran contribuir», afirmó el parlamentario israelí Elazar Stern, presidente del comité.
Sin embargo, y a pesar de este nuevo sentimiento nacional, la mayoría de la comunidad ultraortodoxa sigue oponiéndose al reclutamiento. El comandante de Brigada de Planificación y Administración de Personal, Shay Taib, explicaba en declaraciones al medio israelí The Jerusalem Post que el Ejército israelí «ha estado ocupado con la cuestión de ampliar el reclutamiento de los ultraortodoxos desde antes de la guerra», pero han visto este conflicto como «una oportunidad». Una de las opciones que barajan para fomentar el reclutamiento militar entre este colectivo es la creación de «un segundo batallón ultraortodoxo en la reserva».
Sin embargo, este trato especial provoca un gran malestar con el resto de la sociedad israelí. Un grupo de madres, cuyos hijos se encuentran en el frente, han pedido que se ponga fin a «la tortura legal a la que nos somete la sociedad ultraortodoxa por intereses políticos». Estas mujeres denuncian que no debe ser el Ejército, sino el Estado quien reclute a los ultraortodoxos, como ocurre en el resto de los casos. «Nosotros también tenemos necesidades especiales, pero nadie preguntó al batallón de paracaidistas, que lleva muchas semanas sin recibir un respiro. La sociedad ultraortodoxa tiene que entender el precio de no alistarse», han denunciado.