En 2014, Alexis Tsipras, Walter Baier y Franz Kronreif salieron del Vaticano con un encargo del Papa: comenzar un proceso de diálogo entre católicos y marxistas europeos.
«Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa se han unido en una Santa Alianza para acorralar a ese fantasma: el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes». Así comienza el Manifiesto Comunista, escrito por Carlos Marx y Federico Engels y dado a conocer en Londres en 1848. Se tradujo al español por José Mesa, director de La Emancipación, periódico de la federación madrileña de la Internacional que lo publicó el 2 de noviembre de 1872.
Ciento sesenta y seis años después otro fantasma recorría Europa. Los comunistas de Podemos y de Syriza, en Grecia, junto a los antisistema italianos del Movimiento 5 Estrellas, con sus propuestas de impago de la deuda o abandono del euro, añadían un factor de inestabilidad a la incipiente recuperación económica que se advertía tras la crisis financiera de 2008, la más grave desde el Cracde 1929.
En esta ocasión, contra ese fantasma no se han unido todas «las potencias de la vieja Europa». Al Papa y a la Curia Romana parecen no incomodarles el discurso de esa nueva izquierda marxista europea, que ha sustituido la lucha de clases por la confrontación de los de abajo contra los de arriba. Que identifica un nuevo enemigo: la casta.
Concepto, el de casta, que recuerda al anti-pueblodel sacerdote Lucio Gera, el teólogo artífice de la Teología del pueblo, frente a las oligarquías que abandonan el interés por el bien común y se concentran en la defensa de sus propios privilegios. Son las responsables de situaciones de opresión y explotación. En oposición a ellas, a los pueblos les está confiada una transcendental misión. Así lo explica el Papa Francisco: «La globalización de la esperanza, que nace de los Pueblos y crece entre los pobres, debe sustituir a esta globalización de la exclusión y de la indiferencia… Es imprescindible que, junto a la reivindicación de sus legítimos derechos, los pueblos y organizaciones sociales construyan una alternativa humana a la globalización excluyente». [Discurso del Papa al II Encuentro de los Movimientos Populares, Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), 9 de julio de 2015].
Emilce Cuda, que, en palabras de L’Osservatore Romano, es la teóloga que sabe leer a Francisco, explica la influencia de Ernesto Laclau («ese filósofo pedante, que convierte a Valdano en una persona llana, según Raúl del Pozo y que, a pesar de ello, ha sido el padre espiritual del populismo latinoamericano») en el pensamiento del Papa: «se puede decir que el populismo es un nuevo modo de la política, donde por una parte el pueblo toma consciencia de sí mismo y por la otra existe un político que es capaz de captar esas necesidades, que pueden ser necesidades populares como el caso de Brasil y Argentina, o puede ser un conjunto de intereses particulares como en el caso de Estados Unidos. Cuando el Papa dice que no son iguales todos los populismos, está queriendo decir precisamente esto».
Esta discípula de Laclau nos ayuda a entender por qué, el 18 de septiembre de 2014, tras una audiencia privada en el Vaticano, Alexis Tsipras, líder de Syriza, el dirigente comunista austriaco Walter Baier y el facilitador del encuentro, Franz Kronreif, del Movimiento de los Focolares, salen con un encargo del Papa: comenzar un proceso de diálogo entre católicos y marxistas europeos. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, explicó que el encuentro se había fraguado «por los contactos de la izquierda europea [Baier] con los focolares». Existe constancia de la relación del que fuera secretario general del Partido Comunista de Austria con esa organización católica desde 2008, año en el que, con motivo de la muerte de Chiara Lubich, la fundadora, Baier escribe un emotivo obituario en Diálogo entre amigos. Noticiario del Centro del Diálogo con personas de convicciones no religiosas [nº 43-abril 2008]. Lo hace en su nombre «y en el de todos los comunistas, que en estos años han participado en el diálogo».
Una posición cercana a los valores de la izquierda
El encargo del Papa toma cuerpo en una asociación denominada DIALOP. Unos de sus principales impulsores es Walter Baier. El presidente de EuropeanLEFT, [la Internacional formada por 42 organizaciones marxistas, entre miembros y observadores –Sortu, una de ellas—] reconoce que con la elección del Papa Francisco la situación ha cambiado completa y sustancialmente. Porque, «lo que enseña el Papa es una forma de unir que es contraria al consumismo individual. Ello lleva al Papa, y a los sectores de la Iglesia que lo siguen, a una posición cercana a la izquierda, que trata de enfatizar los valores colectivos comunes». [Declaraciones realizadas durante el encuentro mantenido en el Centro Internacional de los Focolares, en Rocca di Papa (Italia), 17 de abril de 2023]
Evento histórico en las relaciones entre la izquierda europea y la Iglesia Católica
La primera experiencia se llevó a cabo en el Instituto Universitario Sophia [31 marzo-1 de abril de 2016], cerca de Florencia. Organizada por la Congregación del Vaticano para la Educación Católica, el Movimiento de los Focolares y Transform!, la Fundación de EuropeanLEFT. Los convocantes declaran su intención de que todas las personas de buena voluntad, con independencia de sus filosofías, sus religiones y sus enfoques teóricos y prácticos, se unan para encontrar vías de salida a la crisis. Para ello, acuerdan el establecimiento de una Mesa de Trabajo, «con el fin de que cada uno [católicos y marxistas] entienda mejor el otro lado».
Uno de los asistentes al encuentro fue Michael Löwy, [sociólogo y filósofo marxista y autor del libro Cristianismo de liberación. Perspectivas marxistas y ecosocialistas. El Viejo Topo, 2019]. Löwy publicó un resumen —el único conocido— en la web de Transform!, enfatizando que se podía considerar «como un evento histórico en las relaciones entre la izquierda europea y la Iglesia Católica, que ha conocido muchos altibajos en el pasado».
El diagnóstico del Papa sobre la crisis del medio ambiente, «como resultado de un sistema estructuralmente perverso», así como la necesidad de una alternativa a las políticas neoliberales de austeridad, absurdas e irracionales, promovidas por los líderes europeos son ampliamente compartidos por los asistentes. A su vez, los marxistas de Transform! propusieron un debate sobre las alternativas socialistas o ecosocialistas, más allá del modo de producción capitalista, y del «modo de vida» capitalista. Todo en un ambiente de franca camaradería.
Transcurridos dos años del encuentro en el Instituto Universitario Sophia, el grupo La Izquierda en el Parlamento Europeo organiza la presentación de un documento que comprende las posiciones compartidas entre cristianos y marxistas «hacia una ética social común, fruto de un largo camino de ocho años (y dos siglos)». Cuarenta personas se reúnen en una de las salas del edificio Altiero Spinelli el 8 de noviembre de 2022. El documento lo han elaborado, por la parte marxista, Michael Brie [presidente del comité científico de la fundación Rosa Luxemburgo y autor de, entre otros folletos, Redescubrir a Lenin (2017); Redescubrir el socialismo (2022)] y, por la parte católica, Bernhard Callebaut [profesor titular de Ciencias Sociales del Instituto Universitario Sophia].
Cristianos y marxistas contra el capitalismo salvaje. Ya no son antagonistas, han superado el pasado y ahora cristianismo y marxismo «tienen delante un alto muro que abatir: el del capitalismo salvaje». Sienten «una sorprendente afinidad en el presente». En el mensaje y en la persona del Papa encuentran también una figura que los une, «un líder y un compañero de viaje». ¿A quién se le habrá ocurrido eso de compañero de viaje. Los compañeros han sido siempre gente mimada por los partidos comunistas.
Uno de los más reconocibles popuchik —termino ruso para compañero de viaje— durante la Transición fue Monseñor Alberto Iniesta, un comunista amateur que reconocía que «la sociedad que busca el marxismo es tremendamente coherente con mis planteamientos y el cristianismo no frenará nada que sea auténtico en la lucha del marxismo por la mejora de la humanidad, aunque algunos no hayamos tomado todavía ese camino». [Encuentro de la Iglesia Comprometida con la dirección del PCE, 26 de junio de 1979].
¿Cuáles son esos proyectos?
¿Qué rédito político tiene para esa izquierda marxista europea su participación en DIALOP? ¿Que un grupo de profesores universitarios y miembros de la Curia reflexionen sobre las maldades del capitalismo? No son tan ingenuos. Quizá la respuesta se encuentre en la explicación que Walter Baier daba a las preguntas que los asistentes al encuentro hicieron sobre «los proyectos guiados por una perspectiva compartida».
Y la construcción de la paz
«Nos movemos en tres niveles: el diálogo, como iniciativa cultural, para llegar a ser un think tank; involucrar a las personas en el trabajo por la solidaridad, y suscitar la participación a nivel político sobre todo para la construcción de la paz», respondía Baier. La construcción de la paz ¿Quién va a oponerse a la construcción de la paz?
¿Estamos ante un movimiento pacifista, infiltrado o controlado por organizaciones comunistas, que ha recibido la bendición de Roma? Ni Markus Johannes Wolf, el jefe de la Stasi de la RDA [entre 1953-1986], lo hubiera hecho mejor. En su libro El hombre sin rostro, Wolf explica cómo se organizó el importante apoyo económico, logístico e ideológico de Alemania Oriental y de la URSS a los movimientos pacifistas occidentales de los años 80 y, en particular, al grupo de «los generales por la paz», formado por militares de alta graduación de varios países europeos, opuestos al rearme nuclear occidental y, en particular, a la instalación de armas nucleares en Alemania Occidental.
El 25 de enero de 2023, el Secretariado del Comité Central del PCE pedía «organizar un movimiento por la paz ante la irresponsable deriva de la guerra en Ucrania… Independientemente de las causas que provocaron el conflicto». La infiltración en los movimientos pacifistas es una constante estratégica, así como la perversión del lenguaje.
El último episodio
Como informó Libertad Digital, el pasado 10 de enero el Papa recibió en audiencia a 15 representantes de DIALOP. Durante la misma y según informa Vatican News, se presentaron los resultados del trabajo de los últimos diez años, realizado también con el apoyo del Dicasterio para la Cultura y la Educación Católica. Se desconoce el contenido del informe. Nadie lo ha publicado. No sucede lo mismo con la alocución de Francisco.
Su contenido provocó que Russia Today [RT] titulase que el Papa había hecho un llamamiento a cristianos y marxistas: «Tienen una misión común, la de construir un futuro mejor en un mundo dividido por guerras y polarizaciones». No era una manipulación. Es el último episodio de ese encargo que comenzó el 18 de septiembre de 2014.
«Atento discernimiento»
El periódico italiano La Stampa publicó, el 2 de noviembre de 1993, la entrevista concedida por Juan Pablo II al periodista Jas Gawronski. Preguntado por su papel en el colapso del comunismo, el Papa no lo reconoce. «Sí lo hubo, afirmó, pero fue del cristianismo como tal, de su contenido, de su mensaje religioso y moral, de su defensa intrínseca de la persona humana y de sus derechos».
Era legítimo luchar contra el sistema totalitario e injusto que se autodenominaba socialista o comunista. Pero, añadía el Papa, «también es cierto lo que dice León XIII, es decir, que hay ‘semillas de verdad’ incluso en el programa socialista. Es evidente que estas semillas no deben destruirse, no deben perderse. Lo que hoy se necesita es una comparación precisa y objetiva, acompañada de un agudo sentido de discernimiento». [Entrevista con el periodista Jas Gawronski publicada en el diario La Stampa (2 de noviembre de 1993) | Juan Pablo II (vatican.va)].
«Agudo sentido de discernimiento», pedía Juan Pablo II en 1993. «Se impone un atento discernimiento», advertía Pablo VI en 1971, frente a la atracción que el socialismo ejercía sobre grupos cristianos.