El fondo de pensiones del país ganó casi 200.000 millones de euros en 2023, algo más de 36.000 euros por habitante.

Hay comparaciones que son odiosas y una de ellas es la diferente situación que experimenta el rentable sistema de pensiones de Noruega en comparación con la deficitaria Seguridad Social en España.

El fondo soberano de Noruega, el más grande del mundo, se creó en la década de 1990 para invertir en bolsa, renta fija e inmuebles los excedentes procedentes de la venta de petróleo y gas del país con el fin de asegurar las pensiones de su población. Hasta la fecha, el fondo ha invertido en más de 8.500 empresas en 70 países de todo el mundo.

El llamado Fondo de Pensiones Gubernamental Global acumulaba un total de 1,4 billones de euros al cierre de 2023, casi el equivalente al PIB de España. El 71% de su cartera está invertida en acciones, el 27,1% en renta fija, el 1,9% en el sector inmobiliario y el 0,1% en infraestructura en energía renovable no cotizable.

Y el pasado año ganó 195.000 millones de euros, tras registrar una rentabilidad anual del 16,1%, impulsada por la subida de las acciones tecnológicas, según el balance presentado el martes. Dicha cantidad equivale a algo más de 36.000 euros por habitante. Esto significa que, hoy por hoy, si el fondo repartiese sus beneficios en forma de dividendos entre toda la población del país (5,4 millones de personas), los noruegos podrían vivir sin trabajar.

A pesar de la alta inflación y la agitación geopolítica, el mercado de acciones en 2023 fue muy fuerte, comparado con el débil año de 2022. Las acciones de las tecnológicas rindieron muy bien”, señaló en un comunicado Nicolai Tangen, consejero delegado del Norges Bank Investment Management (NBIM), la entidad que lo gestiona. En la partida destinada a acciones, la mayor de todas, la rentabilidad media fue del 21,3%, mientras que la de renta fija fue del 6,1% y la del sector inmobiliario tuvo uno negativo del 12,4%.

Semejante solvencia y rentabilidad contrasta con los problemas de sostenibilidad que padece el sistema público de reparto en España, donde los contribuyentes están obligados a pagar cada vez más impuestos y cotizaciones para cobrar menos que hoy cuando lleguen a la jubilación.

Además, el agujero real de la Seguridad Social, cuya deuda ya supera los 100.000 millones de euros, rozó los 55.000 millones en 2022, casi ocho veces más lo que refleja la contabilidad oficial.