En el corazón de África se gesta una crisis sin precedentes que podría llevar a millones de refugiados a tratar de alcanzar las costas europeas de forma desesperada

Europa, y el mundo, tienen su atención puesta en las guerras en Ucrania y en Oriente Medio, conflictos que centran la atención mediática y que generan una profunda preocupación por el peligro de que deriven en un conflicto global.

Sin embargo, los conflictos ucraniano y medio oriental han distraído la atención del tradicional punto caliente en la frontera europea: el Mediterráneo y los conflictos en el norte de África y el Sahel.

Mali, Nigeria, Níger, Burkina Faso, son países donde los golpes militares recientes, la amplia presencia de grupos yihadistas vinculados con Estado Islámico y Al Qaeda, y el desembarco de mercenarios rusos han convertido estos países en un claro foco de desestabilización.

Con todo, es Sudán donde se está desarrollando la guerra más peligrosa deÁfrica y que podría tener consecuencias catastróficas para la seguridad europea.

¿El motivo? El creciente poder gracias al vacío de poder en medio del caos sudanés de los grupos criminales cuyo principal negocio es el tráfico de personas hacia el Mediterráneo.

Según The Times, la guerra de Sudán amenaza con desencadenar la mayor crisis de refugiados del mundo.

Un éxodo nunca visto en tiempos recientes con millones de personas que escapan de la pobreza extrema y de la guerra. Millones de personas con un objetivo: alcanzar territorio europeo.

Aunque casi no se habla en los medios, Sudán ha cumplido ya dos años de guerra civil entre el Ejército sudanés y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido.

La guerra ya ha desencadenado unahambruna en el país y el éxodo de nueve millones de personas.

En declaraciones con motivo del segundo aniversario del inicio de la guerra, Filippo Grande, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados, reconoció que «esta región está llena de criminales que se aprovechan de la miseria de los refugiados y desplazados para llevarlos, a un alto coste, hacia el norte de África y, de allí, a Europa».

«En el último año, hemos visto que el número de personas que ha llegado a Europa desde Sudán creció un 500 %. Quizás, esto sea apenas el inicio», advirtió.

La vía que siguen los refugiados es de Sudán Libia, y de Libia a los puertos mediterráneos desde donde tratan de alcanzar las islas italianas en precarias embarcaciones.

Sudán es, además, paso intermedio de los refugiados que tratan de emigrar a Europa desde el Cuerno de África.

La guerra en Sudán estalló el 15 de abril de 2023. Las Fuerzas de Apoyo Rápido –una refundación de las milicias Janjaweed creadas por el expresidente islamista Omar al-Bashir y responsables de crímenes de guerra– se rebelaron contra el gobierno de transición de Abdel Fattah al-Burhan.

Las Fuerzas de Apoyo Rápido nunca reconocieron al gobierno de transición instalado tras el golpe de Estado de 2019 contra el gobierno islamista de al-Bashir, a quien debían su lealtad.

El combate urbano en la capital, Jartum, provocó su destrucción en gran medida. Las milicias controlan parte de la ciudad.

Muy pronto, el conflicto político derivó en un conflicto étnico, en un país donde las tensiones étnicas han sido una constante.

Nuevamente, la región occidental de Darfur, que ya sufrió un genocidio a principios de siglo a manos de las milicias Janjaweed, fue el centro de los ataques étnicos, que se han registrado también en el estado de Gezira.

El riesgo de un efecto contagio del conflicto desató la alerta de países extranjeros, comoEmiratos Árabes Unidos e Irán, con intereses en el país.

Sudán, un importante productor de petróleo con puertos estratégicos en el mar Rojo, puede convertirse en la primera pieza de un dominó que lleve la guerra a todo el cuerno de África.

La intervención emiratí e iraní, con envío de armas y unidades de entrenamiento y asesoramiento, no solo no hizo que amainara la tormenta, sino que avivó el fuego de la guerra y enquistó el conflicto.