Por invitación del miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China y ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, la ministra de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina, Diana Mondino, realizará una visita a China del 27 de abril al 1 de mayo. Asimismo, el ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Javier González-Olaechea Franco, y su homóloga de Bolivia, Celinda Sosa Lunda, visitarán China entre el 28 y 30 de abril.

“No solo no voy a hacer negocios con China, no voy a hacer negocios con ningún comunista”, sentenció durante la campaña electoral del año pasado el entonces candidato a la presidencia de Argentina, Javier Milei. “Yo soy un defensor de la libertad, de la paz y de la democracia. Los chinos no entran ahí”, abundó durante una entrevista con Carlson Tucker en septiembre de 2023.

Cuando el postulante se transformó en presidente, ensayó un leve giro para explicar su posición frente al gigante asiático. “Nosotros somos liberales. Y si la gente quiere seguir haciendo transacciones con China, puede seguir haciendo las mismas transacciones que hace siempre. Yo lo que dije es que no voy a estar alineado con comunistas, ¿y acaso estoy alineado con comunistas?”, sostuvo durante otro reportaje, en este caso con Bloomberg.

Esa distancia parece haberse materializado en la práctica política: Milei aún no ha tenido encuentros oficiales con su par chino, Xi Jinping, más allá de la carta de agradecimiento del presidente argentino al mandatario chino por las felicitaciones en ocasión de su asunción.

Desde el 10 de diciembre, día de inicio de la gestión de Milei, el frío caracteriza el vínculo. Ahora, la ministra de Relaciones Exteriores de Argentina, Diana Mondino, intenta algunos acercamientos y encabeza una gira internacional que incluye una visita a ese país entre el 28 y el 30 de abril. En la previa de ese viaje, el gobierno chino demostró también predisposición para el deshielo. El portavoz de la cancillería, Wang Wenbin, manifestó que Argentina y China son “socios estratégicos integrales”.

Pero mientras todo esto sucede, un dato se expande como reguero de pólvora en el mundo de los negocios y la geopolítica: China dejó de ser el segundo socio comercial de Argentina en marzo. Según el último informe de intercambio comercial argentino, difundido la semana pasada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), ese sitial le corresponde ahora a la Unión Europea, mientras que China se ubica tercera.

Números y razones

Marzo fue el primer mes de 2024 en el que China perdió el segundo lugar entre los socios comerciales de Argentina. Sucedió por una caída tanto de importaciones como de exportaciones. Las ventas a China cedieron un 24,2% interanual, mientras que las compras se contrajeron un 34,9% en el mismo período.

Pero este no parece ser un resultado aislado: desde que asumió Javier Milei la presidencia de Argentina, el comercio entre ambos países no para de retraerse. En enero de 2024, las exportaciones subieron 10,7%, pero el resto de las operaciones arrojaron resultado negativo.

“China viene direccionando sus nuevas compras a Brasil, por ejemplo, carne”, sostiene Miguel Ponce, economista y experto en comercio exterior. Y agrega: “Todo esto sucede a partir de que el gobierno no ha entendido la necesidad de desideologizar nuestros vínculos diplomáticos, para no perjudicar nuestras relaciones comerciales y económicas”. Para Ponce, los nuevos alineamientos que Milei ha establecido con Israel y Estados Unidos tienen su correlato en un cambio de intensidad en el comercio con China.

Tendencia o hecho puntual

Si bien es cierto que marzo fue el primer mes del año en el que China se vio relegada al tercer lugar entre quienes más comercian con Argentina, y que en el balance final de todo 2023 China mantuvo el segundo lugar superado solo por Brasil y seguido por la Unión Europea, bien vale preguntarse si estamos ante un cambio de tendencia o solo se trata de un hecho puntual.

“Es una tendencia que se va a profundizar, sin dudas”, apunta Miguel Ponce, que insiste con la necesidad de un relacionamiento en donde las diferencias ideológicas no sean un obstáculo. En este sentido, recuerda que este factor es importante no solamente desde el punto de vista comercial, sino también para resolver algunos asuntos pendientes que tiene Argentina con China. Un ejemplo de esto son los próximos vencimientos del swap, un préstamo surgido de un acuerdo entre los bancos centrales de ambos países en 2009.

Para remozar el vínculo comercial, un reporte de prensa de la Cancillería de Argentina asegura que Mondino viajará con una “nutrida delegación de empresarios de diversos sectores, representativos de la oferta exportable». Además, participará en Beijing y Shanghái de eventos de promoción comercial y tendrá reuniones con inversionistas.

Con todo esto, habrá que ver si los últimos gestos de distensión —o la realidad, como la necesidad financiera del swap chino— se imponen a los deseos del presidente Milei de no tener relación con países a los que considera “comunistas”.

¿Cuáles podrían ser los escenarios más difíciles dentro de la economía argentina?

La idea del día de hoy es conversar sobre la economía argentina desde una mirada global, llegando a lo que ha ido ocurriendo en la Argentina en los últimos meses y las perspectivas para el país en esta situación de la economía internacional. Nos formulamos muchas preguntas sobre economía argentina y hemos elegido dos:
– Dónde estamos parados y por qué, cómo llegamos acá
– Qué podemos esperar del programa económico en marcha

El contexto global: a grandes rasgos, tenemos una inflación que comienza a descender, aunque aún los bancos centrales se encuentran trabajando en que eso se vuelva a completar. Tasas de interés reales elevadas implican perspectivas de menor crecimiento;  reducción de ingresos reales, tensiones sociales; dudas por mercados financieros tonificados o eufóricos; desafío en desempleo y fragmentación / exclusión; evitar mayor empobrecimiento y desigualdad a largo plazo; preocupación por los altos niveles de deuda pública y privada; y desafío sobre la transición energética y otros acuerdos ambientales

Los riesgos extraeconómicos son los siguientes: competencia tecnológica, sostenidas tensiones militares, secuelas de la pandemia, consecuencias inciertas generadas por el conflicto entre Rusia y Ucrania, crisis logísticas (pandemia, Canal de Suez y de Panamá, Mar Rojo, Estrechos de Ormuz y de Malaca), abastecimiento de productos críticos y revueltas, terrorismo y guerras en el Sahel, Medio Oriente, Etiopía, Eritrea o Sudán.

Estamos presenciando un mundo más riesgoso, no sabemos hasta dónde estos eventos pueden impactar. Los escenarios económicos son menos promisorios y en la última década se ha ido profundizando una menor aprobación de las democracias. Notamos una incipiente desglobalización, con mayores presupuestos destinados a las relocalizaciones, a los gastos militares y el desarrollo de la tecnología. Hay un sesgo hacia presidencias fuertes y autocracias, democracias directas y populismo, nacionalismos y xenofobia. «Halcones» y «señores de la guerra

¿Cuál es la situación de  la Argentina en este contexto?

La Argentina, como pasa con Uruguay o Chile, está muy lejos de las tensiones militares. En estas circunstancias a veces tenemos una ventaja: estamos lejos de esos conflictos militares a menos que se generen internamente. Somos autosuficientes en todos los materiales críticos, es cuestión de invertir y ponerse a producir. Hay pocas regiones totalmente autosuficientes: una es Norteamérica, otra es Rusia, otra es Australia y otra es la Argentina. El resto de los países tienen algún tipo de vulnerabilidad en estos aspectos, independientemente de que siempre el nivel de vida va a caer. Tenemos una población entrenada, una democracia estable. El principal problema realmente que tenemos es el problema macroeconómico, tener reglas claras para el ahorro y la inversión privada. Por lo tanto el balance es positivo; lo que tenemos es más bien una vulnerabilidad por problemas de ciclo de commodities o de tasas de interés internacional por el endeudamiento público y privado. La confianza de los mercados en la deuda pública argentina no es muy elevada

Dos variables clave para entender cómo la economía mundial ha ido acompañando positivamente en las últimas décadas la economía argentina. El boom realmente ocurre a partir de la crisis del 2009. Por otro lado la tasa de crecimiento es alta en términos históricos, básicamente por el boom asiático. Otras dos variables importantes: el Dow Jones y la evolución de la tasa de la Reserva Federal. Cuando vemos un índice sintético de condiciones internacionales para la Argentina nos encontramos con niveles sumamente elevados en términos históricos. A lo largo de estos 15 años la Argentina ha gozado de condiciones internacionales espectaculares. Es cierto que la financiera no la hemos podido aprovechar debido a la situación de nuestra deuda pública y de circunstancias que han ido variando a lo largo del tiempo

Economía electoral, ¿cómo llegamos a las elecciones con la economía?

Con los culpables de siempre: por un lado lo estructural, problemas de regulaciones e intervenciones ineficientes, y servicios estatales en algunos casos de baja calidad, lo cual conduce a una reducción de la competitividad. Por otro lado el corto plazo, una monetización exorbitante del déficit fiscal. Lo positivo de de toda esta situación eh compleja era que se partía de una democracia fuerte, nadie esperaba un problema electoral en el sentido de fraude más allá de las tensiones propias de los partidos, sino que iban a ser limpios. Otro elemento positivo que tiene economía argentina es una fuerte recuperación de corto plazo

Luego de la pandemia vemos cómo el crecimiento de la economía se desploma y vuela la tasa de inflación, derivado de un plan macroeconómico que no era consistente pero que tenía un objetivo claramente electoral. En la economía argentina, luego del Covid, encontramos un nivel bajísimo de condiciones macroeconómicas, condiciones macroeconómicas pésimas diríamos para lo que es la historia argentina

La situación preelectoral era una situación mala desde lo estructural, mala desde lo macroeconómico, pero sabiendo que lo subyacente eran notables oportunidades de negocio, dado el clima internacional y un montón de otros elementos positivos que son estructurales de la Argentina pero que no se podían aprovechar. Voy a hacer algunas comparaciones macroeconómicas. El tamaño del sector público argentino es muy elevado, estamos en el orden del 40-45 del PBI, algo que no se ve desde mucho tiempo. Uruguay también tiene un crecimiento debido a las demandas sociales, pero hay una brecha de unos 15 puntos

En cuanto a la emisión monetaria: vemos cómo Uruguay ha ido decreciendo, con variaciones debidas a cuestiones electorales. En el caso argentino ha ido creciendo el financiamiento monetario, primero las Lebac, luego las Leliq. La primera consecuencia es la tasa de inflación, que en Uruguay se mantiene baja y en Argentina crece. Dato de crecimiento: Argentina mantenía un liderazgo desde los años 70 y en los últimos tiempos hubo una convergencia y Uruguay nos sobrepasa en PBI per cápita y poder adquisitivo. No solo crecimos menos, sino ha sido mucho más volátil y eso resta bienestar y genera expectativas negativas

Las condiciones políticas y los resultados:
1. Se percibía un clima social para un cambio de orientación económico.
2. Partidos de siempre + un outsider sin partido.
Consenso: ganaría un opositor, apuesta Rodríguez Larreta.
Resultados cuyos efectos «telúricos» persisten.
Secuencia de sorpresas: a) primarias: gana Bullrich a Rodríguez Larreta; b) Primera vuelta: Massa y Milei, con ballotage; c) Ballotage: Milei.

Todo lo inesperado se dio en lo político, y esto habla de la buena calidad que tiene todavía la política argentina, la política en cuanto a sistema institucional. Hubo sorpresas de todo tipo, que no era lo que los políticos y otros analistas esperaban un año atrás

El mapa de la primera vuelta: se tiñó de violeta, se votó a un presidente sin presencia territorial. Esto fue una bomba sobre el mapa político, que todavía hoy no digerimos porque va a un shock en lo económico. Había una falta de confianza en que los actores de siempre pudieran hacer un cambio radical; el único que podía parecer hacerlo era alguien totalmente outsider, disruptivo. Este sesgo hacia los liderazgos fuertes y disruptivos es algo global y ocurrió en Argentina también. Esto no nos debe llamar a la confusión, hay más continuidades que cambios y el mismo gabinete nacional tiene muchos funcionarios que han sido funcionarios en otro momento

El programa disruptivo de Milei: era un programa que se suponía de shock y no gradualismo; más o menos se conocía porque el primer pilar era lo que se pretendía hacer el primer año: reforma fiscal, laboral, desregulación económica, reforma monetaria en dos etapas. Y por supuesto la renegociación con el Fondo Monetario. Luego otros pilares: reforma del sistema de jubilación, de educación, de salud, cambios en las relaciones fiscales con las provincias, reformas estructurales y de largo plazo

Aparece un DNU con casi 200 artículos, con un montón de reformas. no solo del primer pilar, sino también del segundo y tercero. Y la Ley Bases, con unos 600 artículos que completaban otra parte de estas reformas. Esto fue un supershock de tipo legislativo, institucional y de reformas que atendían cuestiones de corto plazo. de mediano y de largo plazo. Además el shock macroeconómico:
-Apretón monetario
-Devaluación y sistema de crawling peg
-Brutal ajuste fiscal
-Liberalización de precios: bienes y servicios, ajuste de tarifas (con excepciones)

Resultados, análisis y perspectivas:
-Fracaso del shock legislativo: caída de la Ley Bases y puesta en duda del DNU, pero no significa el fin de la historia.
-Salto de la tasa de inflación: 25,5% (dic), 20,6% (ene) y 13,2% (feb) = 71%.
Se espera que siga bajando (recesión, dólar estable), pero vienen más ajustes de tarifas, salarios, etc.
¿Se sobreajustaron algunos precios? Caro frente a Europa y EEUU (hay algunos ganadores)
El anclaje cambiario como tema de discusión.
Otro aspecto es el equilibrio fiscal, que se hizo pisando los gastos y desarticulando algunas áreas. Se sabe que no es sostenible. El tema es cómo se va a mantener ese superávit fiscal. Se está pensando de nuevo en el impuesto a las ganancias

Uno tendría que esperar que la presión tributaria no pueda bajarse tan rápidamente; se bajará en la medida en que el gasto público pueda converger a una relación del 30 % del PIB. El FMI advirtió sobre el impacto social

Lo positivo es el haber evitado la hiper y la mejora drástica del balance del Banco Central, que va a continuar. Se ha resuelto rápidamente de una manera notable. La gente está aguantando, no se sabe cuánto

Vemos que el tema precios relativos no está resuelto: este es un tema que preocupa, los aumentos fueron disímiles. Veníamos de precios relativos complicados y esto tampoco lo ha resuelto hasta el momento al menos

Estado de situación
-Estamos en un período de transición
-Pasaron 100 días
-El ajuste y el impacto social continuarán por varios meses (¿paciencia?)
-Resultado final = gestión (bajo control) + azar (fuera de control)
-¿Qué se mirará?
-Urgente: inflación + ingresos reales + dólares (+ cepo)
-Importante: inversión real (empresarios hundiendo capital) + volumen de exportaciones + menores salidas de capitales

A manera de conclusión

Lo internacional no va a jugar en contra; pero no hay que esperar viento de cola. ¿Trump generarará un aporte «especial?

No se salió de la crisis, todo empeoró, excepto la imagen presidencial y la propaganda.
Instrumentos contundentes para lo urgente: apretón monetario y fiscal.
Lo importante está «en veremos». Las reformas estructurales (tributarias, regulaciones, etc), el cambio de régimen monetario = inversión privada.
«Ruidos» del propio gobierno: tema funcionarios-comunicación, intervención en precios de supermercados y otros.
Las perspectivas a corto plazo son con reserva