La exagerada reacción de Pedro Sánchez y del PSOE responde a una calculada estrategia que ya puso en práctica la Argentina de Cristina Fernández de Kirchner con un claro objetivo: la prensa crítica y los jueces incómodos
a campaña de adhesión al líder y de descalificación y ataques contra la prensa y los jueces protagonizada por el PSOE desde el anuncio de Pedro Sánchez de que se tomaba cinco días de reflexión para decidir si dimitía o no deja una sensación de déjà vu.
Los mensajes cursis –«Pedro, quédate», «Pedro, estamos contigo», «Pedro, no te rindas» –, las acusaciones de golpe de estado judicial –el manido lawfare– o los llamamientos a intervenir los medios de comunicación críticos es algo que ya se vio en Argentina durante los estertores del kirchnerismo.
El caso judicial contra la esposa del presidente, Begoña Gómez, ha desatado una guerra sin cuartel del PSOE donde se denuncia una supuesta campaña de la derecha y ultraderecha para dar un golpe de estado.
El paralelismo con la Argentina del final del kirchnerismo se refuerza con las consignas aderezadas con mensajes de amor, admiración y adhesión al presidente Sánchez.
Cuando la expresidenta, exvicepresidenta y exprimera dama argentina, Cristina Fernández de Kirchner, se vio acorralada por los casos de corrupción que desbordaban su gobierno delegado encabezado por Alberto Fernández, el peronismo recurrió a la misma campaña contra los jueces y medios.
Incluso montó una manifestación de partidarios con unas claras intenciones electoralistas, cuando las encuestas reflejaban ya un desplome del peronismo frente al actual presidente Javier Milei, que dejaron unas imágenes de adhesión a la lideresa y unas proclamas antiliberales calcadas a lo que se ha visto en Ferraz en la mañana de este sábado.
Ocurrió en septiembre de 2022. Un individuo trató de abrir fuego con una pistola contra Kirchner a corta distancia. El intento de asesinato resultó fallido, pero el incidente fue aprovechado por un agonizante peronismo para tratar de resucitar con una atroz campaña contra jueces y prensa crítica.
Una gran manifestación en Buenos Aires al grito de «Cristina somos todos» trataba de blindar a la lideresa frente al proceso judicial que afrontaba.
Cristina Fernández de Kirchner no desperdició la ocasión para afirmar que el juicio en su contra por asociación ilícita y administración fraudulenta agravada creó el clima apropiado para que se produjera el atentado.
«Me siento muy en estado de indefensión, muy intranquila», afirmó. También declaró que el juicio en su contra se sostenía en «mentiras, calumnias y difamaciones» y que era víctima de una persecución política. Kirchner fue finalmente condenada a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos tras ser hallada culpable.
Unos meses antes, en agosto de 2022, los partidarios de Kirchner habían acampado durante varios días frente a su casa para expresarle su apoyo ante una posible condena judicial. Kirchner no dudó en salir a dar un mitin improvisado ante sus seguidores.
Sus palabras tenían una clara intencionalidad victimista: «Desde el día martes, quien les habla ha sufrido un permanentemente hostigamiento de personas que vienen a insultar y a lanzar amenazas de muerte».
«Quieren prohibir las manifestaciones de amor y de apoyo absolutamente pacíficas y alegres», añadió. La acampada acabó con duras cargas policiales, catorce agentes heridos y cuatro manifestantes detenidos.
Tras la condena, sus más fieles seguidores no tardaron en salir a mostrar su adhesión: «Te necesitamos, Cristina», dijo su exministro de economía Axel Kicillof, principal artífice de la intervención y expropiación de YPF a Repsol.
«Cristina somos todos», «te necesitamos, Cristina». Basta con cambiar «Cristina» por «Pedro» y se obtienen los mensajes de adhesión al líder que se están viendo estos días en una España cada vez más peronista.
La táctica es la misma: mensajes breves, simples, de redacción infantil y que ocasionan una terrible vergüenza ajena en cualquier persona con un mínimo de sentido común.
«Claro que vale la pena», es el mensaje que se ufanan en difundir desde el PSOE para convencer a Sánchez de que no renuncie. «Pedro, no te rindas», es el otro mantra peronista del PSOE.
«El poder no es la derecha, es el pueblo», afirmaba el ministro Óscar Puente en el Comité Federal de este sábado.
Un Comité Federal que dejaba más perlas de peronismo kirchnerista a la española que no tienen desperdicio: «Los socialistas nos hemos unido para trasladar nuestro cariño, agradecimiento y admiración al presidente Pedro Sánchez», clamaba la vicepresidenta María Jesús Montero, que terminó con un bolivariano «¡Adelante, presidente! ¡Estamos contigo!».
«No nos van a doblegar», «nuestro compañero Pedro Sánchez escribió un manual de resistencia y bien que lo ha aplicado», «compañero Pedro Sánchez: no lo conseguirán porque no les dejaremos», «presidente, Pedro, no te podemos decir hasta cuánto tienes que aguantar».
Son otras frases que se han escuchado estos días del entorno del PSOE que insiste en culpar de la situación que afecta a Sánchez a una «maquinaria de fango de la derecha y ultraderecha muy bien orquestada», en palabras de Montero.