Los “nuevos musulmanes” no hablan árabe, no comen cuscús ni visten chilaba, y no quieren líderes que obedezcan a organizaciones o gobiernos extranjeros
El Instituto Nacional de Estadística calcula que son un 2% los ciudadanos que practican el islam en España, pero la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE) refiere que ya superan el 4%. Ceuta y Melilla son las ciudades españolas donde la proporción de musulmanes resulta mayor: suponen el 43% y el 52% de su población, respectivamente.
No hay censos oficiales sobre el número de creyentes musulmanes en España y, menos aún, de los españoles que profesan el islam. Pero este último grupo, el de los nuevos musulmanes, representan eso que ya se conoce y se reivindica a sí mismo como el islam español.
La cifra de conversos se acerca a los 200.000. Provienen de otras confesiones o del ateísmo, presumen de un practicar un islam libre de injerencias extranjeras. No hablan el árabe, no comen cuscús ni visten chilaba.
1.700 locales de culto
Según las estadísticas de UCIDE, más de la mitad de los musulmanes que vive en territorio español son extranjeros (sobre todo marroquíes, pakistaníes y senegaleses…). El resto son, sobre todo, españoles que adquirieron la nacionalidad; pero también un importante grupo lo conforman españoles de origen o descendientes de estos.
Trece siglos han transcurrido desde que se construyera en Algeciras el primer templo musulmán de toda Europa, la Mezquita Aljama. La primera mezquita española de nuestros tiempos se edificó en Ceuta en 1940, el mismo año que Franco levantó otra en Córdoba para su Guardia Mora. Después vino la del rey Fahd, en Marbella, de 1981, y la de los ahmeditas en Pedro Abad (Córdoba), de 1982.
Hoy, según los recuentos más fiables, hay unos 1.700 edificios, locales o antiguos garajes diseminados por toda España que se emplean como lugar de culto islámico concentrando a los musulmanes de su periferia cinco veces al día. Sólo una veintena de estos espacios de culto son templos al uso con alminares y madrasas.
No a los partidos islamistas
Los musulmanes españoles, según declara a Confidencial Digital el converso Francisco Bueno, no quieren saber nada de partidos islamistas, ni sienten el menor interés por la política de las naciones que se autoproclaman islámicas.
Se muestran en plena consonancia con los valores constitucionales, y no piden para sí más derechos que aquellos que les corresponden legalmente por su condición de ciudadanos españoles.
“Tenemos derecho a recibir la misma asistencia o educación religiosa que un cristiano o un judío”, dice Bueno, y matiza: “Sabemos que las leyes nos garantizan, por ejemplo, el derecho a ser sepultados según la tradición islámica, pero no a costa del dinero público ni en terrenos cedidos por la Administración”.
La Rusia de Putin y el Islam: 10 puntos sobre el foro de Kazán
Ayer se clausuró en la capital de Tartaristán el acontecimiento más importante del año dedicado al mundo musulmán en Rusia.
Desde la importancia estratégica del mercado halal hasta la doctrina del eurasismo y el lugar del Islam en el «Estado-civilización» ruso, repasamos en 10 puntos el trasfondo político y religioso del Foro de Kazán.
Esta semana se celebra el XV Foro de Kazán «Rusia-Mundo musulmán». Tartaristán ha desempeñado un papel central en la diplomacia islámica de Rusia desde los años noventa. Como una de las repúblicas líderes de esta iniciativa, junto con Chechenia, Tartaristán ha sido un actor importante en la promoción de la imagen islámica de Rusia, tanto entre sus propias minorías musulmanas como en la escena internacional. Históricamente, Kazán, la capital de Tartaristán, ha ocupado un lugar importante en la historia rusa, y esta importancia simbólica se refleja en el papel de Tartaristán en la diplomacia islámica rusa contemporánea.
Pero se trata de mucho más que de una simple operación geopolítica o comercial de branding dirigida al mundo islámico: los musulmanes de Rusia forman una gran comunidad de alrededor del 15% de la población rusa, cuyos valores conservadores se han convertido en el centro de la búsqueda por parte del régimen de una identidad civilizacional opuesta a Occidente y al liberalismo.
Visto desde Rusia, el Islam es por tanto una cuestión interna, marcada por su coexistencia con la ortodoxia, entre rusos étnicos y minorías, pero también en tensión a causa del islamismo político y el yihadismo, comme demostró el atentado contra el Crocus City Hall en marzo de 2024. El Islam es también una cuestión externa, porque al buscar apoyo internacional para su cruzada contra Occidente, Rusia cuenta con varios socios cruciales en Medio Oriente, en particular Turquía e Irán. También intenta mantener relaciones constructivas con los Estados de Asia Central y Azerbaiyán, sus últimos socios en el antiguo mundo soviético.
Visto desde Rusia, el Islam es por tanto una cuestión interna.MARLÈNE LARUELLE
1 – La importancia del Foro en el panorama geopolítico actual
En un contexto de creciente aislamiento de Occidente, Rusia trata de estrechar sus lazos con el Sur global. Desde esta perspectiva, el mundo islámico representa un socio estratégico de primer orden para Rusia. Esta orientación no es nueva, ya que se remonta al menos a la década de 2000, cuando la Rusia de Putin empezó a estrechar sus lazos con el mundo musulmán. En particular, las potencias regionales de Medio Oriente.
El muftí de Tartaristán, miembro de la Comisión de la Cámara Cívica de Tartaristán para la preservación y el fortalecimiento de los valores espirituales y morales tradicionales de Rusia, Ilfar Jasanov, el patriarca Kirill de Kazán y Tartaristán (de izquierda a derecha) asisten a una sesión del 15º Foro Económico Internacional Rusia – Mundo Islámico en Bolshiye Kabany, al sureste de Kazán. © Yegor Aleyev/TASS/Sipa USALe métropolite Kirill de Kazan et du Tatarstan (à droite) assiste à une séance du 15e Forum économique international Russie – Monde islamique à Bolshiye Kabany, au sud-est de Kazan. © Yegor Aleyev/TASS/Sipa USA
El Foro de Kazán ofrece a Rusia una plataforma para jugar la carta musulmana en términos de civilización, para mostrar al mundo musulmán su tolerancia religiosa y su respeto por los derechos y la cultura de las minorías musulmanas en su territorio. Es una herramienta estratégica y económica para promover vínculos concretos con los países musulmanes. El Foro de Kazán también atrae a un gran número de empresas privadas deseosas de concluir acuerdos comerciales con Rusia, así como con los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).
El Foro de Kazán ofrece a Rusia una plataforma para jugar la carta musulmana en términos de civilización, para mostrar al mundo musulmán su tolerancia religiosa y su respeto por los derechos y la cultura de las minorías musulmanas en su territorio.MARLÈNE LARUELLE
2 – Rusia en el mercado halal
El Foro de Kazán y Rusia desempeñan un papel crucial en la promoción del mercado halal a escala regional y mundial. Desde hace varios años, Rusia se ha posicionado como un actor importante en ese mercado, una decisión que tiene sus raíces tanto en las políticas gubernamentales como en la dinámica socioeconómica interna. La importante presencia de empresarios musulmanes en Rusia, junto con la emigración de trabajadores de Asia Central y el Cáucaso, ha contribuido a situar a Rusia como centro regional de este mercado en expansión.
Rusia ha desplegado una estrategia proactiva para promover el mercado halal, presentándolo como un elemento clave de su diplomacia económica y sus relaciones internacionales. Esta estrategia incluye iniciativas como la integración del mercado halal en marcos multilaterales como la Organización de Cooperación de Shanghái y los BRICS, así como asociaciones específicas con países de Medio Oriente.
Además, Rusia está utilizando el foro como medio para reforzar su imagen de destino turístico «halal friendly», en oposición a la percepción de discriminación contra los musulmanes en Occidente. Este desarrollo de los vínculos económicos y culturales con los países de Medio Oriente se extiende mucho más allá del marco regional, abarcando importantes asociaciones, sobre todo en el archipiélago malayo, considerado líder en normas halal.
Desde hace varios años, Rusia se ha posicionado como uno de los principales actores del mercado halal, un elemento clave de su diplomacia económica.MARLÈNE LARUELLE
3 – La política rusa hacia el Islam dentro de las teorías del eurasismo y la «mayoría mundial”
La política rusa hacia el Islam, y en particular su manifestación en el Foro de Kazán, se inscribe en un complejo marco ideológico que combina el eurasismo y la noción de «mayoría mundial». Estas ideologías influyen en la forma en que Rusia aborda su diversidad cultural y religiosa.
El eurasismo forma parte de una larga tradición intelectual en Rusia, que se remonta al periodo de entreguerras, que presenta la identidad civilizacional rusa como multiétnica y multirreligiosa en relación con Occidente. Esta tradición destaca la coexistencia de poblaciones eslavas y túrquicas, ortodoxas y musulmanas dentro del país. Sin embargo, esta visión es ambigua, ya que mientras el Estado ruso insiste en esta identidad civilizacional, la población rusa sigue siendo en gran medida xenófoba y reticente a la mezcla étnica y religiosa.
La noción de «mayoría mundial», por su parte, otorga un lugar central al Islam como civilización mundial —real o imaginaria— que se posiciona geopolíticamente como antiamericana y antioccidental. Esta ideología, que ha ido ganando terreno desde 2022, percibe a la «calle árabe» como actor geopolítico naturalmente opuesto a Estados Unidos y que comparte una crítica común al liberalismo occidental. Este enfoque se utiliza tanto con los musulmanes rusos como con los musulmanes de todo el mundo.
Mientras el Estado ruso insiste en esta identidad civilizacional, la población rusa sigue siendo en gran medida xenófoba y reticente a la mezcla étnica y religiosa.MARLÈNE LARUELLE
4 – El lugar del Islam en las relaciones entre Rusia e Irán
Existen diferencias significativas en la forma en que Moscú y Teherán instrumentalizan el Islam con fines geopolíticos.
Irán promueve el Islam chií y reivindica una identidad revolucionaria chií, apoyando activamente los movimientos chiíes en todo el mundo. Al mismo tiempo, Teherán adopta un enfoque pragmático, colaborando con movimientos suníes si ello sirve a sus intereses geopolíticos, especialmente en su oposición a Estados Unidos. Esta ambigüedad permite a Irán posicionarse a la vez como líder del mundo chií y como figura de oposición al poder estadounidense.
Rusia, por su parte, ha defendido tradicionalmente el islam suní, muy extendido en el espacio postsoviético. Además, ha desarrollado asociaciones con un amplio abanico de actores del mundo musulmán, incluidos países opuestos a Irán, como Arabia Saudí. Y las relaciones ruso-iraníes suelen basarse en intereses económicos y estratégicos bien entendidos, más que en cuestiones religiosas conjuntas. Sin embargo, los diálogos religiosos pueden tener lugar en paralelo. El apoyo conjunto a la Siria de Bashar al-Assad ha reforzado obviamente la cooperación entre ambos países.
Las relaciones ruso-iraníes suelen basarse en intereses económicos y estratégicos bien entendidos, más que en cuestiones religiosas conjuntas.MARLÈNE LARUELLE
5 – Percepción rusa del Estado Islámico
Rusia considera desde hace tiempo al Estado Islámico como un enemigo importante, entre otras cosas por sus alianzas estratégicas con el Irán de los ayatolás, la Siria de Bashar Al-Assad y los talibanes en Afganistán. Sin embargo, en la esfera pública rusa persisten teorías conspirativas que afirman que el Estado Islámico está vinculado a Estados Unidos y financiado por la CIA. Esta retórica, heredada del periodo de la presencia soviética en Afganistán contra los muyaidines apoyados por Estados Unidos.
En este sentido, el régimen ha intentado crear un vínculo entre los ucranianos y el atentado del Estado Islámico en el Crocus City Hall, con el fin de dibujar un triángulo «Estados Unidos-Ucrania-Estado Islámico», movilizando así su apoyo público y el de sus aliados. Esta estrategia pretende polarizar el debate geopolítico presentando a Rusia, Irán, Siria y los talibanes frente a un eje liderado por Estados Unidos y el Estado Islámico.
El ministro afgano de Comercio e Industria, Nooruddin Azizi (derecha), asiste al 15º Foro Económico Internacional Rusia – Mundo Islámico en Bolshiye Kabany, al sureste de Kazán. © Yegor Aleyev/TASS/Sipa USARushan Abbyasov, vicepresidente primero del Consejo Ruso de Muftíes, asiste a una sesión del 15º Foro Económico Internacional Rusia – Mundo Islámico en Bolshiye Kabany, al sureste de Kazán. © Vladimir Smirnov/TASS/Sipa USA
6 – Diferencias de enfoque respecto a Europa del Este y Asia Central
Existen importantes contradicciones ideológicas en el enfoque de Rusia hacia Europa del Este y Asia Central. La ideología del “mundo ruso” suele centrarse en las poblaciones que comparten vínculos culturales con Rusia, sobre todo en términos lingüísticos. Esta política afecta sobre todo a Europa del Este, en particular a Ucrania y Bielorrusia, pero también a Moldavia y los países bálticos.
En Asia Central, en cambio, el enfoque ruso suele ser más eurasista, haciendo hincapié en el reconocimiento de la diversidad religiosa y étnica de la región. Desde esta perspectiva, Rusia se posiciona como parte integrante del Sur global y del mundo no occidental, en lugar de tratar de imponer una identidad rusa específica.
En Asia Central, en cambio, el enfoque ruso suele ser más eurasista, haciendo hincapié en el reconocimiento de la diversidad religiosa y étnica de la región.MARLÈNE LARUELLE
7 – Conciliar las identidades ortodoxa y musulmana de Rusia
De forma similar, Rusia navega entre sus identidades ortodoxa y musulmana. A primera vista, esta interacción puede parecer contradictoria, pero no entra dentro de la doctrina oficial rusa, porque Rusia se concibe como un Estado-civilización.
Un Estado-civilización implica la existencia de diferentes identidades dentro de esa civilización, lo que forma parte de la gran narrativa rusa de que es una federación de diferentes naciones unidas todas ellas en el pueblo ruso. En realidad, estas posiciones distan mucho de ser igualitarias. Existe una jerarquía piramidal simbólica en la que el pueblo ruso y la Iglesia Ortodoxa ocupan una posición de liderazgo, seguidos por los musulmanes y otras minorías étnicas.
Existe una jerarquía piramidal simbólica en la que el pueblo ruso y la Iglesia Ortodoxa ocupan una posición de liderazgo, seguidos por los musulmanes y otras minorías étnicas.MARLÈNE LARUELLE
Desde la década de 1990, existen acuerdos tácitos o explícitos entre la Iglesia Ortodoxa y los diversos muftíes que representan a los musulmanes de Rusia, así como los representantes del budismo y el judaísmo en las instituciones reconocidas en Rusia. De este modo, estas cuatro religiones tradicionales, reconocidas como tales por la legislación rusa, se benefician de derechos garantizados. Esto permite a los muftíes islámicos de Rusia situarse como interlocutores subordinados de la Iglesia Ortodoxa, siguiendo el ejemplo de esta última. Ocasionalmente, algunos muftíes protestan contra decisiones que consideran demasiado favorables a la ortodoxia o a los rusos étnicos en general. No obstante, este sistema étnico y religioso a modo de matrioska funciona relativamente bien a nivel de las instituciones oficiales.
8 – Evolución de las relaciones entre Rusia y Asia Central
Desde la invasión militar de Ucrania, las relaciones entre Rusia y los Estados de Asia Central han evolucionado. Los países de la región han tratado de mantener cierta distancia con Rusia, al tiempo que mantenían estrechos vínculos económicos. Paradójicamente, los países de Asia Central se están beneficiando económicamente de la guerra en Ucrania, porque se han convertido en importantes plataformas para la economía rusa a la hora de eludir las sanciones.
Desde el atentado contra el Crocus City Hall, las relaciones entre Rusia y Tayikistán se han vuelto tensas. El presidente tayiko Rahmon expresó inicialmente su apoyo a la cooperación en materia de seguridad con Rusia, haciendo hincapié en la lucha contra el yihadismo sin identidad nacional. Estas tensiones se han visto exacerbadas entre la población tayika, tanto en Tayikistán como en la diáspora en Rusia, a la que no le gusta verse asimilada a los yihadistas ni ser maltratada por las autoridades rusas.
Desde el atentado contra el Crocus City Hall, las relaciones entre Rusia y Tayikistán se han vuelto tensas.MARLÈNE LARUELLE
Tayikistán intenta ahora reafirmar su autonomía estratégica respecto a Rusia, expresando la necesidad de respeto y consideración mutuos en las relaciones bilaterales. Sin embargo, la situación sigue siendo compleja, ya que muchos ciudadanos de Asia Central y de la diáspora tayika en Rusia siguen sintiendo tanto horror ante los actos terroristas como solidaridad con las víctimas, al tiempo que se enfrentan a la xenofobia y la represión.
© Vladimir Smirnov/TASS/Sipa USA© Alexandr Kryazhev/SPUTNIK/SIPA
9 – El lugar de los musulmanes en el sistema social y político ruso
Los musulmanes ocupan actualmente el puesto número 2 entre las minorías étnicas de Rusia, mientras que los rusos étnicos son considerados el número 1, como los primeros entre iguales de los ciudadanos rusos. Esta posición se debe en parte a su número, al ser la minoría étnica más numerosa, así como al papel institucional crucial de las instituciones islámicas para sostener al régimen.
Sin embargo, existen tensiones dentro de las diversas identidades islámicas rusas. Las comunidades musulmanas del Volga y los Urales difieren significativamente de las del Cáucaso Norte en términos históricos y culturales. También hay diferencias entre esos dos grandes conjuntos, por ejemplo, entre los tártaros y los baskires, o entre los chechenos y los ingusetios.
Existen tensiones dentro de las diversas identidades islámicas rusas.MARLÈNE LARUELLE
10 – ¿Qué queda de los movimientos secesionistas musulmanes?
A principios de la década de 1990, Tartaristán y Chechenia estaban a la vanguardia de los movimientos autonomistas en Rusia. Tartaristán adoptó un enfoque pacífico, mientras que la situación en Chechenia derivó rápidamente en un conflicto violento que desembocó en dos guerras. En el caso tártaro, Moscú y Kazán consiguieron encontrar un enfoque pacífico a las tensiones, mientras que en el caso checheno, la situación se empantanó rápidamente en un violento conflicto que desembocó en dos sangrientas guerras. Desde entonces, Rusia ha experimentado varias fases de recentralización que han reducido considerablemente la autonomía de las repúblicas étnicas, tanto cultural como económicamente.
Los movimientos secesionistas, aunque siguen presentes, son ahora muy minoritarios y carecen de representación significativa dentro de las propias repúblicas.MARLÈNE LARUELLE
Esta pérdida de autonomía se ha ilustrado en Tartaristán, por ejemplo, con la reducción del estatus oficial de la lengua tártara, que desde 2017 solo se enseña como asignatura optativa en las escuelas. Chechenia, por su parte, goza de un estatus especial, con una mayor autonomía simbolizada por el régimen de Kadyrov y su relación personal con Putin. Esta autonomía se manifiesta en la posibilidad de respetar la sharia, así como políticas culturales y religiosas específicas.
Los movimientos secesionistas, aunque siguen presentes, son ahora muy minoritarios y carecen de representación significativa dentro de las propias repúblicas. En los últimos 30 años, las reivindicaciones identitarias también han evolucionado, pasando del nacionalismo étnico a una identidad religiosa más marcada, sobre todo en las repúblicas de mayoría musulmana. Por tanto, cualquier descentralización en Rusia podría ser testigo de la aparición de movimientos que promuevan una identidad islámica, además de la identidad étnica tradicional
No a los barrios islamizados
Los musulmanes españoles contactados por ECD están bien integrados en el mercado laboral y no buscan barrios islamizados para residir. No se interesan por la profesión religiosa de sus amigos, ni la de los amigos de sus hijos. No tienen parabólicas para sintonizar los canales de televisión de Arabsat y dan la espalda a los aparatos de ideologización de ciertos países del Golfo.
Se llaman Antonio, Joseba o Isabel, y muchos de sus vecinos ignoran su adscripción espiritual “porque no hemos hecho de nuestra religión una militancia”, apunta Andrés Gil, cuyo nombre islámico, que solo usa en su comunidad, es Yamal.
“Tenemos, como musulmanes, un estilo de vida propio, pero tenemos que sentarnos en mesas en las que otros consumen alcohol, y no nos importa que nos entierren junto a tumbas de cristianos o de ateos”, señala, aclarando que son conscientes del contexto en el que practican su religión.
Completamente españoles
“Ciertos musulmanes inmigrantes creen, erróneamente, que no podrán nunca ser completamente españoles por causa de su religión”, dice el andaluz Jesús Almagro, operario de grúa, que se hace llamar Isa.
“Por ignorancia, sienten limitados sus derechos por el hecho de profesar el islam, y eso les lleva a una continua reivindicación, a la política y a querer erigirse en representantes de todos los musulmanes que viven en España”.
Son 200.000
Antonio de Diego, de la Federación de Comunidades Islámicas Ibn Masarra, calcula que son, “como muy poco, 50.000 los musulmanes de origen netamente español que viven en España”.
Bárbara Ruiz-Bejarano, investigadora de la Universidad de Alicante y una de las responsables del Instituto Halal, cree que la cifra es bastante mayor “porque muchos hacen la sahada en otros países como Marruecos” no quedando constancia de ello en ninguna mezquita española.
Isabel Romero, presidenta de Junta Islámica, recuerda que el total de los musulmanes que viven en España son unos dos millones y que, de esos, es fácil estimar que 200.000 o más son españoles de origen.
Un ‘islam español’
A pesar de la dificultad de argumentar las cifras exactas de españoles musulmanes, los entrevistados por ECD coinciden en una doble aseveración: que existe un islam español con su propia singularidad, y que no tiene sentido que sean extranjeros los que representen a los musulmanes ante la Administración, “ni los que pretendan marcar las líneas espirituales y doctrinales de los musulmanes en este país”.
Mariam Casado dice que “hay musulmanes que se morirán pensando que el islam siempre será ajeno a los valores de democracia, libertad, igualdad y aconfesionalidad de Europa; no me queda más remedio que considerarlos intrusos”. Y concluye, tajante: “Hace muchos años que los principales órganos de representación de los musulmanes (se refiere a la Comisión Islámica de España y a las federaciones de entidades islámicas más antiguas) están acaparados por personas de fuera, que obedecen consignas de otros gobiernos o de movimientos islámicos transnacionales”.
A mil trescientos años de la construcción de la primera mezquita europea en Algeciras, y cinco siglos después de la expulsión de los musulmanes de España, en el Colegio Andalucía de esta ciudad, 180 alumnos reciben este curso escolar clase de religión islámica frente a los 87 que han optado por la católica.
Los «verdaderos» Países Bajos contra el Islam y la «escoria»: la carrera política de Geert Wilders en 10 puntos
Ganador de las últimas elecciones, Geert Wilders acaba de anunciar un acuerdo sobre un gobierno técnico extraparlamentario, del que no será primer ministro. Pero como líder del PVV, tendrá una influencia decisiva en el destino de Holanda. ¿Quién es Wilders? ¿Cuál es su trayectoria? ¿Puede cambiar Holanda desde dentro? A partir de sus declaraciones y propuestas políticas, esbozamos un retrato en 10 puntos clave.
Cuando su propio partido ganó las elecciones parlamentarias holandesas el 22 de noviembre con la impresionante cantidad de 37 escaños de 150, incluso Geert Wilders se sorprendió. En su discurso de victoria, se apresuró a declarar que ya nadie podía ignorar a su Partij voor de Vrijheid (PVV). En el mensaje1 a sus votantes, resuena la palabra «esperanza»: «El pueblo holandés está harto y su voto por el PVV refleja la esperanza de que el partido haga las cosas de otra manera». Según Wilders, la gente «quiere recuperar su país», quiere más dinero para gastar, más seguridad y mejor sanidad. Y, sobre todo, hay que poner fin a la inmigración o, en sus palabras, al «tsunami de refugiados», para que «Holanda vuelva a ser para los holandeses».
Geert Wilders lidera el PVV desde 2006, un partido generalmente descrito como populista de extrema derecha, marcado por una fuerte retórica antiislam y antiunión. Sus ideas se han comparado a menudo con las de otros líderes populistas como Marine Le Pen, Giorgia Meloni y Donald Trump. En su programa electoral para las elecciones de 2023, cuyo objetivo es «regresar su grandeza a los holandeses», Wilders propone proteger la cultura holandesa a costa de los «Otros»: inmigrantes y musulmanes. Culpa a los refugiados e inmigrantes de los problemas persistentes en el mercado de la vivienda, el sistema sanitario, el Estado del bienestar y la educación pública, razón por la cual quiere una prohibición total de los solicitantes de asilo.
Según Wilders, la gente «quiere recuperar su país», quiere más dinero para gastar, más seguridad y mejor sanidad. Y, sobre todo, hay que poner fin a la inmigración o, en sus palabras, al «tsunami de refugiados», para que «Holanda vuelva a ser para los holandeses».JUDITH JANSMA
Defiende que hay que celebrar la cultura neerlandesa —incluidas sus tradiciones racistas como el «Zwart Piet»— y que hay que retirar la reciente disculpa sobre el pasado colonial neerlandés. La versión de Wilders de la cultura holandesa celebra los valores tradicionales y rechaza abiertamente el progresismo y el cosmopolitismo. Un buen ejemplo de ello es su muy discutido «tweet boulettes»2 de 2021. Se trataba de una publicación en Twitter en la que compartía una imagen de albóndigas tradicionales holandesas recién cocinadas con el siguiente pie de foto: «Cuscús, ni hablar. ¡Vivan las albóndigas!». Aunque pueda parecer banal, este tuit resume la estrategia y el posicionamiento político de Wilders: juega con los tópicos contra las élites destacando una comida supuestamente típica de la clase trabajadora y protestando en silencio contra el estilo de vida de las élites urbanas descritas por él como «woke», educadas y adeptas al veganismo. Al mismo tiempo, su preferencia por las albóndigas tradicionales frente al cuscús «extranjero» hace eco de la idea de que la cultura neerlandesa es simplemente mejor que las culturas extranjeras. Aunque no está claro si las albóndigas están hechas de ternera o cerdo, ambas son posibles en la cocina holandesa, no es imposible que el tuit también juegue con una dimensión religiosa, señalando implícitamente a musulmanes y judíos. La función de este sencillo tuit es revelar una división cultural entre la «verdadera» cultura neerlandesa y una cultura «extranjera» que amenaza a la primera. Una división cultural similar puede encontrarse en los debates sobre el racismo institucional, los derechos LGBTQI+, la igualdad de género, el pasado colonial, la ecología y la agricultura, especialmente cuando al PVV se unen otras fuerzas de extrema derecha y conservadoras.3
En la visión de Wilders, el Islam se considera incompatible con la cultura holandesa. Por eso quiere prohibir la educación islámica, el Corán, las mezquitas y el uso del velo en las instituciones públicas, incluido el Parlamento. Además del «Otro» extranjero, Wilders también se opone a las «políticas ideológicas liberales de izquierda» y propone el fin de las subvenciones a las artes y la cultura, así como a toda la corporación pública de radiodifusión. En su discurso, se trivializa la crisis climática, y se supone que los fondos destinados a la energía sostenible y la transición climática deberían emplearse mejor en el bienestar de los ciudadanos holandeses. Por último, Wilders pretende poner fin al «despilfarro de miles de millones de euros» en Estados extranjeros, en particular prometiendo, hasta que se eliminó recientemente de su programa, celebrar un referéndum vinculante sobre un «Nexit» y recortando la ayuda al desarrollo y el apoyo militar a Ucrania. En resumen, su programa va en contra de elementos cruciales de la Constitución neerlandesa, en particular, el principio de igualdad, la libertad religiosa y la libertad de prensa, así como de acuerdos internacionales, como el Convenio Europeo de Derechos Humanos o el Acuerdo de París sobre el clima, y presenta una imagen nostálgica pero irreal de los Países Bajos y de su pueblo supuestamente honesto y trabajador.
En la visión de Wilders, el islam se considera incompatible con la cultura neerlandesa.JUDITH JANSMA
Este mensaje no difiere mucho de las anteriores campañas electorales del PVV. Entonces, ¿cómo es que de repente el partido se volvió mucho más popular? La respuesta que se suele dar es que Wilders se presentó como una alternativa razonable a los partidos tradicionales, una versión más moderada de sí mismo. Pero, ¿es realmente así? Para responder a esta pregunta, analizamos la carrera política de Geert Wilders en diez momentos clave que arrojan luz sobre su evolución como político y el desarrollo de sus ideas, desde su victoria electoral en noviembre de 2023 hasta la declaración de un acuerdo sobre un futuro gobierno en el que no será primer ministro pero seguirá ejerciendo una influencia decisiva.
1 – La entrada de Wilders en la política nacional: «nada contra el islam».
Wilders es una cara conocida en La Haya: es diputado desde hace 25 años. Elegido en 1998 como miembro del partido liberal de derecha VVD, emergió políticamente en un periodo que vio el ascenso del político de extrema derecha Pim Fortuyn y su partido Lijst Pim Fortuyn (LPF), que se hizo popular gracias a su retórica antiinmigración y antiislam. Cuando se le preguntó por su colega, Wilders dijo en una entrevista televisiva4 en 2001 que no tenía «nada contra el Islam» y que consideraba que las declaraciones de Fortuyn eran demasiado generales. Añadió que no había nada contra el Islam como religión ni contra sus seguidores, pero subrayó el peligro del extremismo islámico. Tras el 11 de septiembre, este punto de vista no tenía nada de extraordinario.
Wilders dijo en una entrevista televisiva en 2001 que no tenía «nada contra el Islam».JUDITH JANSMA
En 2002, la escritora de origen somalí Ayaan Hirsi Ali se unió al VVD. Ella y Wilders se convirtieron en estrechos colaboradores. Hirsi Ali es conocida por su colaboración con el cineasta Theo van Gogh, con quien produjo el polémico cortometraje Submission part I. La actitud de Wilders hacia el Islam cambió con los años; en un artículo publicado en el diario Het Parool en 2004,5 sostenía que el Islam era intrínsecamente antidemocrático y, por tanto, un peligro para la sociedad holandesa. Esta línea de pensamiento está en consonancia con el «choque de civilizaciones» de Huntington, según el cual el mundo musulmán es, en última instancia, irreconciliable con la civilización occidental. Al mismo tiempo, Holanda se tambaleaba tras los trágicos asesinatos de Fortuyn en 2002 a manos de un ecologista radical y de Van Gogh en 2004 a manos de un extremista musulmán. Desde entonces, Wilders también ha recibido amenazas de muerte y ha estado bajo constante vigilancia policial. Fortuyn y Van Gogh fueron asesinados por sus posturas, y sus muertes tuvieron un impacto considerable en los debates contemporáneos sobre la libertad de expresión. El semanario de derecha EW utilizó recientemente ese momento como punto de referencia al publicar un artículo6 en el que afirmaba que la izquierda está creando actualmente un clima de odio contra Wilders similar al que resultó fatal para Fortuyn. Ambos casos ponen de relieve el peligro de un «Otro» intolerante, ya sea un izquierdista radical o un extremista musulmán.
2 – Independencia y verticalidad: la fundación del PVV
Tras un conflicto dentro de su partido, Wilders decidió abandonar el VVD en 2004 para seguir trabajando como diputado independiente bajo el nombre de «Groep Wilders». Sus principales preocupaciones políticas en aquel momento eran la posible entrada de Turquía en la Unión Europea y el referéndum de 2005. Wilders participó en las elecciones parlamentarias de 2006 con su nuevo partido, el PVV, y obtuvo 9 escaños. Desde el principio, el PVV no fue un partido como los demás: no tenía estructura democrática. Wilders era su líder, su presidente y su único miembro. Wilders es el PVV, y el PVV es Wilders.
Desde el principio, el PVV no fue un partido como los demás: no tenía estructura democrática. Wilders era su líder, su presidente y su único miembro. Wilders es el PVV, y el PVV es Wilders.JUDITH JANSMA
Esta notable estructura de partido es el resultado del colapso del LPF de Fortuyn tras las elecciones de 2002. En esas elecciones, celebradas sólo 9 días después del asesinato de Fortuyn, el LPF obtuvo 26 escaños. La coalición formada con el VVD y el partido demócrata-cristiano CDA se hundió al cabo de sólo tres meses debido a conflictos internos en la facción del LPF. Para evitar que su nuevo partido corriera la misma suerte, Wilders decidió hacer las cosas de otra manera: no habría congreso ni secciones locales del PVV, ni buró científico, ni división juvenil. Un pequeño grupo de leales compañeros, como Martin Bosma y Fleur Agema, se encargaron de dar forma a la organización interna del partido. Los 37 diputados electos del PVV son predominantemente hombres, más de la mitad de los cuales tienen experiencia política a nivel regional o municipal, y hay algunos recién llegados. Se diferencian de los demás representantes del partido en que la mayoría ha seguido una formación práctica. Esto también corresponde con el perfil del electorado del PVV, que atrae7 sobre todo a personas con menos estudios y un estatus socioeconómico más bajo.
3 – Radicalización y persecución judicial: «No hay distinción entre Islam bueno y malo. Existe el Islam y punto».
Tras las elecciones de 2006, Wilders pasó a la oposición. Su estrategia se resume en dos palabras: polémica constante. En nombre de la libertad de expresión, provocó e insultó constantemente a los musulmanes, lo que le valió ser acusado en varias ocasiones de insultar a un grupo étnico o religioso e incitar al odio y la discriminación. En 2006, publicó las caricaturas de Mahoma del Jyllands-Posten en su propio sitio web, por lo que recibió numerosas amenazas. En 2008, Wilders estrenó su cortometraje Fitna, un montaje sobre extremismo islámico y terrorismo, mezclado con citas del Corán y acusaciones de influencia islámica en Holanda. La película sugiere que el Islam es una religión intrínsecamente violenta que supone una amenaza real para la sociedad holandesa. El anuncio del estreno de la película causó revuelo entre los musulmanes de todo el mundo. El plan de Wilders de organizar un concurso de caricaturas de Mahoma en 2018 habría provocado sin duda una reacción similar si no hubiera decidido cancelarlo. Su objetivo es simple: provocar a los musulmanes y utilizar su reacción como prueba de su supuesta naturaleza intolerante y violenta.
Su objetivo es simple: provocar a los musulmanes y utilizar su reacción como prueba de su supuesta naturaleza intolerante y violenta.JUDITH JANSMA
Los sociólogos Evelien Tonkens y Jan Willem Duyvendak han descrito este enfoque como la «culturalización de la ciudadanía».8 Esta concepción cultural de la ciudadanía ve al yo occidental como moderno, secular, emancipado y tolerante, frente a un Otro retrógrada y conservador. Según esta lógica, la cultura del Otro —en este caso la musulmana— constituiría un peligro existencial para la cultura dominante; amenazaría valores seculares progresistas como la libertad de expresión y pondría en peligro los derechos de las mujeres y de las comunidades LGBTQI+. En otras palabras, aunque la defensa de los valores progresistas no es tradicionalmente una prioridad para los partidos de extrema derecha, más bien al contrario, aquí debe interpretarse como un discurso islamófobo implícito que legitima la exclusión de los musulmanes. Se trata de una tendencia más amplia que también puede observarse en Francia con la fijación de Marine Le Pen por ciertos valores seculares como el laicismo, y que Olivier Roy ha examinado en estas páginas.
Fue durante este periodo cuando la retórica de Wilders sobre el Islam se radicalizó.
Mientras que en 2001 seguía distinguiendo entre la religión islámica y sus creyentes, por un lado, y una pequeña minoría de extremistas, por otro, abandonó esta distinción. En una carta publicada9 en el diario Volkskrant en 2007, describió el Corán como un «libro fascista» que debería prohibirse, porque «el Corán es el Mein Kampf de una religión que pretende eliminar a los demás [no musulmanes]». Como sostiene el politólogo Merijn Oudenampsen en un artículo10 publicado en el Groene Amsterdammer, las referencias de Wilders a que los Países Bajos se convertirán en «una provincia del super-Estado islámico Eurabia» revelan que la anterior retórica del «choque de civilizaciones» se ha transformado en un abrazo a la teoría conspirativa del «Gran Reemplazo». Desarrollada por Renaud Camus en Le grand remplacement (2010), la idea principal de los defensores de esta teoría de la conspiración es que Occidente será colonizado por los musulmanes, gracias a su mayor tasa de natalidad, con el apoyo y la complicidad del establishment. Esta fantasmagoría ha encontrado ahora un amplio eco en el discurso populista, pero el énfasis en las tasas de natalidad también puede encontrarse en los partidos tradicionales de centro-derecha.
Wilders describe el Corán como un «libro fascista» que debería prohibirse, porque «el Corán es el Mein Kampf de una religión que pretende eliminar a los demás [no musulmanes]».JUDITH JANSMA
4 – La llegada de Wilders al poder: un gabinete minoritario con el apoyo del PVV
Tras las elecciones de 2010, en las que el PVV quedó en segundo lugar con 24 escaños, se formó un gobierno minoritario con el VVD y el CDA, con Mark Rutte como primer ministro. Se llegó a un acuerdo con el PVV para que proporcionara apoyo parlamentario, de modo que los tres partidos tuvieran mayoría. Se trataba de una concesión, ya que el CDA no quería formar gobierno con el PVV.
Durante la campaña que llevó al explosivo crecimiento del PVV, Wilders inventó los personajes de ficción, Henk e Ingrid, una arquetípica pareja holandesa a la que veía como los típicos votantes del PVV. Con esta estrategia, Wilders se posiciona como defensor de la gente «normal», que pasa apuros en una época de recesión económica y está harta de alimentar a «Ahmed y Fátima». Wilders se negó a apoyar los planes de austeridad del gobierno y abandonó las negociaciones. Desde entonces, Rutte considera a Wilders un socio poco fiable y se ha negado a volver a formar coalición con su partido. En las siguientes elecciones, el PVV perdió 9 escaños y volvió a la oposición.
Wilders se posiciona como defensor de la gente «normal», que pasa apuros en una época de recesión económica y está harta de alimentar a «Ahmed y Fátima»JUDITH JANSMA
5 – «¡Minder, minder!”: el método Wilders
En un mitin de campaña11 tras las elecciones municipales de 2014, Wilders hizo una pregunta al público: ¿quieren «más» o «menos» marroquíes en Holanda? La respuesta estaba clara, y fue coreada por toda la sala: «¡minder, minder!» («¡menos, menos!»). La respuesta de Wilders: «Yo me encargo».
Tras el asunto de «minder Marokkanen«, miles de ciudadanos neerlandeses denunciaron a Wilders por comentarios discriminatorios. En 2016, el tribunal de La Haya lo declaró culpable de insultar a grupos étnicos o religiosos y de incitar a la discriminación. El proceso se prolongó hasta 2021, tras varios recursos, y finalmente el Tribunal Supremo confirmó el veredicto anterior. Dado el supuesto daño a la imagen pública de Wilders como consecuencia del proceso penal y la intrusiva vigilancia policial a la que debe someterse, considerado castigo suficiente, no se le impuso multa ni pena alguna.
6 – En la cresta de la ola populista: entender el éxito de Wilders
Sin embargo, no está claro que el juicio haya afectado realmente a su reputación de forma negativa.
En la era de la llamada «ola populista», tras el voto del Brexit y la elección de Trump, la nueva estrategia de Wilders consiste simplemente en tachar de fake a quienes discrepan de él. Así, tras el veredicto del Tribunal Supremo, declaró12 que esa decisión solo demuestra que el Estado de derecho ha fracasado. Anteriormente, había sugerido que el proceso tenía motivaciones políticas y había acusado a los jueces de ser miembros del partido progresista-liberal D66. Esto formaba parte de su narrativa de que Wilders era el único y verdadero portavoz del pueblo holandés, lo que, según esta lógica, reduciría a sus oponentes políticos a oportunistas egoístas y antidemocráticos. Durante un debate sobre los refugiados, habló13 de un «falso parlamento» en el que no se defenderían los intereses del pueblo. También llamó «escoria» a los periodistas críticos en un tuit publicado en 2021.14
Desde 2016, la nueva estrategia de Wilders consiste simplemente en tachar de fake a quienes discrepan de él.JUDITH JANSMA
Wilders sigue una típica estrategia populista en la que el pueblo se presenta como amenazado por dos figuras antagónicas: el establishment y el «Otro» extranjero. Tras la pandemia del Covid-19, esta polarización en el panorama político y en la sociedad holandesa se está acentuando. Dependiendo de sus opiniones políticas, pueden tomarse en serio o no las recomendaciones sanitarias del gobierno, o pueden calificar o no de «fake news» las plataformas de los medios de comunicación dominantes. Durante este periodo, Wilders fue testigo del meteórico ascenso de otro partido populista de extrema derecha, el Forum voor Democratie (FVD) de Thierry Baudet, y más tarde de JA21 y BoerBurgerBeweging (BBB), un partido que representa a agricultores y ciudadanos desilusionados. Juntos, estos partidos obtuvieron 48 escaños en las últimas elecciones de noviembre, casi un tercio del Parlamento holandés. La retórica populista gana terreno en el panorama político holandés.
Pero, ¿por qué atrajo Wilders más votos que otros competidores que ocupan el mismo nicho?
En general, la campaña de otoño de 2023 se centró en la inmigración, un tema clave en la identidad del PVV, mientras que las cuestiones agrícolas, más del dominio del BBB, recibieron poca atención. El FVD, por su parte, ha sufrido una serie de escándalos en los últimos años y, debido a la implicación de Baudet en teorías conspirativas antisemitas y a sus declaraciones sobre una «conspiración de reptiles malvados»,15 se ha vuelto demasiado controvertido para ser tomado en serio por el gran público. Esto también resulta evidente al observar el comportamiento de los votantes16 en relación con las elecciones generales de 2021. De los que votaron por el PVV en noviembre, el 39% ya lo había hecho en 2021, mientras que el 15% ya había votado por el VVD, el 7% por el FVD y el 6% por el JA21. El 12% de los actuales votantes del PVV se habían abstenido en elecciones anteriores.
La comparación con el BBB es difícil, ya que este partido aún estaba en su fase inicial en 2021, pero se estima que tras su amplia victoria en las elecciones provinciales de 2023, muchos votantes del BBB se pasaron al PVV o al nuevo Nieuw Sociaal Contract (NSC) de Pieter Omtzigt, debido a su enfoque en la inmigración y los medios de subsistencia.
La campaña de otoño de 2023 se centró en la inmigración, un tema clave en la identidad del PVV, mientras que las cuestiones agrícolas, más del dominio del BBB, recibieron poca atención.JUDITH JANSMA
7 – La «escoria»: Wilders y la prensa
La relación de Wilders con la prensa holandesa es paradójica.
Por un lado, los medios de comunicación y Wilders se necesitan mutuamente. Wilders para la exposición gratuita —la estructura de su partido sin miembros a sueldo deja poco presupuesto para videos elegantes de campaña— y los medios para el contenido.
Por otro lado, Wilders desconfía de los grandes medios de comunicación, a los que considera parte de la élite. El enfoque de Wilders respecto a los medios de comunicación se asemeja a lo que la politóloga Ruth Wodak17 ha denominado el «perpetuum mobile de la derecha populista»: primero atraer la atención de los medios mediante la provocación o el escándalo, y luego seguir estrategias de negación, ambivalencia, dramatización del victimismo y búsqueda de chivos expiatorios. Gracias a esta estrategia, de la que el asunto «Minder Marokkanen» es un ejemplo elocuente, Wilders puede marcar él mismo la agenda y enmarcar los debates.
Tras crear un escándalo como la declaración «Minder Marokkanen«, que saltó a los titulares y desató una intensa polémica, Wilders dejó claro18 que no tenía intención de disculparse, ya que «no había hecho nada malo». Por supuesto, no pidió la expulsión inmediata de todos los marroquíes, pero los medios de comunicación tergiversaron sus declaraciones estableciendo comparaciones históricas. Una vez que el caso llegó a los tribunales, Wilders desempeñó el papel de víctima, alegando que el procedimiento tenía motivaciones políticas. Se presentó como una especie de mártir, el único político que había dicho realmente lo que pensaba, y afirmó que no se le podía detener. Un intento de sustituir a los jueces —que Wilders consideraba partidistas— fracasó y el proceso no concluyó hasta 2021. Cuando finalmente fue condenado, Wilders respondió en los medios de comunicación19 que Holanda era un «país corrupto», porque «los criminales marroquíes que incendian ciudades y barrios suelen salir impunes». En otras palabras, en lugar de ocuparse de los «verdaderos criminales», el tribunal «políticamente motivado» prefirió dedicar su tiempo y dinero a la persecución de un político «inocente» y «honesto».
En los medios de comunicación, Wilders es capaz de marcar él mismo la agenda y controlar los debates.JUDITH JANSMA
El proceso muestra también la compleja posición de los medios de comunicación en la cobertura del asunto: una «situación sin salida», como dice Ruth Wodak.20 De hecho, si los medios optan por ignorar a Wilders, se les considera poco profesionales, mientras que si no lo hacen, ofrecen a Wilders atención y la oportunidad de contar su versión de la historia. A lo largo de los años, Wilders se ha vuelto estratégicamente más selectivo en sus apariciones en los medios de comunicación, y esta rareza ha suscitado un mayor interés por las entrevistas con él. Esto le permite establecer las reglas cada vez que es entrevistado, en particular sobre los temas que deben o no deben ser discutidos.
8 – ¿Amigos europeos?
Desde la caída del gobierno respaldado por el PVV y el asunto «Minder Marokkanen«, Wilders se ha desacreditado como socio de coalición digno de confianza en Holanda.
Esto despertó su interés por trabajar juntos más allá de las fronteras nacionales. En 2013, se reunió en varias ocasiones con Marine Le Pen para hablar de las posibilidades de unir fuerzas a nivel europeo. Esto llevó a la creación de Europa de las Naciones y las Libertades en junio de 2015, un grupo político en el Parlamento Europeo que incluía al PVV de Wilders, al Frente Nacional de Le Pen (ahora Rassemblement National, RN), al FPÖ austriaco, a la Lega Nord italiana (ahora Lega), al Vlaams Belang belga, a la Nova Prawica polaca y a la antigua miembro del UKIP Janice Atkinson. Tras el anuncio oficial, Wilders declaró: «Hoy es el Día D, el comienzo de nuestra liberación. Somos la voz de una resistencia europea». Desde 2019, el grupo ha continuado bajo el nombre de Identidad y Democracia y se le han unido la AFD alemana, el SPD checo, el EKRE estonio y el DF danés (Nova Prawica y Atkinson a la izquierda).
Aunque una coalición internacional de fuerzas nacionalistas contrarias a la Unión, que trabajan juntas en el Parlamento Europeo, pueda parecer ligeramente contradictoria, estos partidos comparten una visión populista del mundo que privilegia una tradición judeocristiana común frente al cosmopolitismo «elitista» y la alteridad no occidental. El título de la conferencia de 2019 en Milán, organizada por Matteo Salvini, líder de la Lega, es bastante revelador a este respecto: Hacia una Europa del sentido común. El pueblo se levanta. Los ciudadanos se presentan como expertos que ejercen su sentido común, frente a tecnócratas demasiado alejados de ellos y del mito fundador de Europa. Recientemente, Salvini organizó otra reunión en Florencia, a la que debía asistir Wilders, pero que tuvo que cancelar, empantanado en el difícil proceso de formación de gobierno en Holanda.
Desde la caída del gobierno respaldado por el PVV y el asunto «Minder Marokkanen», Wilders se ha desacreditado como socio de coalición digno de confianza en Holanda.JUDITH JANSMA
Hace apenas unas semanas, en abril de 2024, Wilders habló en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) de Budapest, advirtiendo al público contra la inmigración masiva, el «wokismo» y el relativismo cultural.
9 – Wilders gana: «Holanda para los holandeses».
Con 37 escaños, el PVV es ahora la mayor fuerza del Parlamento, y la iniciativa de formar una coalición recayó en Wilders. Al principio, a diferencia de años anteriores, varios partidos expresaron su interés en trabajar con el PVV, o al menos no descartaron la opción. Mientras que con Rutte, el VVD siempre se había negado a trabajar con Wilders desde la crisis de gobierno de 2012, su sucesor Dilan Yeşilgöz se mostró abierto a la idea. Esto puede haber motivado a los miembros más derechistas del VVD a votar estratégicamente por el PVV para forzar una coalición VVD-PVV. Esta hipótesis también se ve respaldada por las cifras de arrastre mencionadas anteriormente: el 15% de los votantes del VVD en las elecciones anteriores se pasaron al PVV.
La victoria electoral de Wilders plantea una serie de preguntas importantes. En primer lugar, ¿por qué el mensaje central de «devolver Holanda a los holandeses» atrajo a tantos votantes? Es esencial comprender los factores socioeconómicos y culturales subyacentes, y esta cuestión debe examinarse desde una perspectiva intercultural, estableciendo comparaciones con Francia, Italia y Estados Unidos, por ejemplo. En segundo lugar, ¿por qué la izquierda ya no parece capaz de pronunciarse sobre estas cuestiones? Muchas de las regiones en las que el PVV ha obtenido la mayoría de los votos son regiones tradicionalmente «rojas», mientras que los partidos de izquierda obtienen buenos resultados en las zonas urbanas más ricas. Este fenómeno también forma parte de una tendencia internacional que debe examinarse. Por último, ¿cuáles son las estrategias más eficaces para hacer frente al populismo en la política, los medios de comunicación y las redes sociales? En los últimos años, la política neerlandesa se ha polarizado cada vez más, no sólo por la presencia de partidos populistas, sino también porque la retórica populista de «nosotros» frente a «ellos» también ha sido adoptada por los partidos mayoritarios. Como resultado, el centro de gravedad se está desplazando: los populistas tienen que volverse cada vez más extremistas para distinguirse de la corriente dominante. Está claro que esta estrategia sólo ha ayudado a Wilders hasta cierto punto, y lo que se consideraba radical en la época de Fortuyn es ahora mucho más común.
El centro de gravedad se está desplazando: los populistas tienen que volverse cada vez más extremistas para distinguirse de la corriente dominante.JUDITH JANSMA
10 – El futuro de Wilders tras el próximo gobierno
Tras casi seis meses de negociaciones entre el PVV, el VVD, el NSC y el BBB, el 15 de mayo de 2024 se cerró un acuerdo de coalición titulado «Esperanza, Valor, Orgullo».
El documento es menos detallado de lo habitual, con sólo 26 páginas, y es más franco en cuanto a las medidas de subsistencia y las restricciones a la inmigración. Sobre este último punto, los partidos anuncian una «ley de crisis de asilo» temporal, que limita drásticamente la afluencia de inmigrantes, una medida que muy probablemente entrará en conflicto con la legislación europea. En cuanto al clima, el nuevo gobierno desplaza su atención de las emisiones de CO2 y nitrógeno a la independencia energética, manteniendo la mayor parte de la política actualmente en vigor. En materia de salud y vivienda, así como de apoyo a Ucrania, no se proponen grandes cambios políticos.
La única cuestión pendiente es quién presidirá ese gobierno. En una fase anterior de las negociaciones, los líderes de los cuatro partidos anunciaron que ninguno de ellos sería primer ministro y que todos conservarían sus escaños en el Parlamento. Esta decisión, junto con la selección de los ministros, el 50% de los cuales vendrían de fuera y no estarían necesariamente afiliados a uno de los partidos, son las únicas cosas que quedan sobre la mesa de negociación.
Durante la campaña había surgido una versión más moderada de Wilders (los medios de comunicación se habían referido a él como Geert «Milders»), presentado como un socio de coalición digno de confianza, dispuesto a dejar en un segundo plano, «en el congelador», como él decía, algunas de las partes más extremas de su programa electoral, como la inmigración cero. Pero si nos fijamos en su programa electoral y en la evolución de su retórica antiislámica a lo largo de su carrera, está claro que las ideas de Wilders apenas se han diluido con el tono más sosegado que ha adoptado en los últimos meses. La suavización de Wilders es un mito, y una exitosa estrategia de campaña. En los últimos 25 años, Wilders ha pasado de «no tengo nada contra el Islam» a propagar la teoría conspirativa de que los musulmanes y otros inmigrantes no occidentales sustituirán a la población autóctona de los Países Bajos. No hay motivos para creer que esto vaya a cambiar en un futuro próximo. Aunque Wilders no sea primer ministro, urge desacreditar la falsa imagen de un Geert «Milders».