Llegó a Teherán el cuerpo del presidente Ebrahim Raisi, fallecido el domingo en un accidente de helicóptero, para las honras fúnebres que van a extenderse por varios días. Las ceremonias de conmemoración iniciaron en las ciudades del noroeste del país y se extenderán hasta el jueves, cuando será enterrado, según funcionarios iraníes. La muerte de Raisi ocurrió en un momento en que Irán enfrenta retos sin precedentes en el país y en el extranjero. Iván Watson tiene el informe.
ANÁLISIS | Algunos en Irán afirman que las sanciones de EE.UU. causaron el accidente de helicóptero en el que murió Raisi. La verdad puede ser más complicada
Restos del helicóptero donde viajaba el presidente de Irán tras accidente 3:15
Incluso antes de que el jefe del ejército de Irán, Mohammad Bagheri, ordenara una investigación sobre el accidente de helicóptero que costó a la República Islámica la vida de dos de sus principales políticos, ya se estaba culpando a Estados Unidos.
Algunos en Irán afirman que las sanciones de EE.UU. causaron el accidente de helicóptero en el que murió Raisi. La verdad puede ser más complicada
El cuerpo del presidente Ebrahim Raisi era sacado cuidadosamente del lugar del accidente mientras el ex ministro de Asuntos Exteriores Javad Zarif declaraba ácidamente a la televisión estatal iraní que «una de las causas de este desgarrador incidente es Estados Unidos, que al sancionar la venta de la industria aeronáutica a Irán provocó el martirio del presidente y sus acompañantes. El crimen de Estados Unidos quedará grabado en la mente del pueblo iraní y en la historia». Funcionarios estadounidenses rechazaron rápidamente las acusaciones calificándolas de «infundadas».
Hay muchas razones por las que el envejecido helicóptero Bell 212, de fabricación estadounidense y de la época de la guerra de Vietnam, pudo estrellarse. Un mantenimiento deficiente o un error humano en la densa niebla son algunas de ellas. El ministro de Transporte de Turquía, Abdulkadir Uraloglu, declaró que es demasiado pronto para pronunciarse sobre la causa del accidente, pero los primeros indicios apuntan a que fue un accidente debido a la niebla.
Pero, ¿por qué Irán arriesgó tanto al presidente como al ministro de Asuntos Exteriores en el mismo helicóptero, cuando ese día se utilizaron tres para llevar a la delegación a la inauguración de la presa en la frontera con Azerbaiyán?
Cuando Raisi -acompañado por su ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, el gobernador provincial, Malek Rahmati, y el influyente imán de las oraciones del viernes en Tabriz, Mohammed Ali Alehashem- bajó del helicóptero en la presa de Qiz Ghal’e el domingo por la mañana, la visibilidad era buena.
El sol brillaba mientras Raisi estrechaba la mano de su homólogo azerí Ilham Aliyav en la frontera, en el puente sobre las tranquilas aguas del río Aras, en medio de la presa. El día había empezado aparentemente bien. Las relaciones entre las dos naciones, hasta entonces frías, parecían calentarse.
En la ruta elegida por la tripulación para su viaje al centro regional de Tabriz, donde esperaba el avión del presidente, el tiempo empeoraba.
Aunque las lluvias estacionales habían ido disminuyendo, se acercaba otro frente meteorológico. Frío y húmedo. La niebla se espesaba alrededor de los escarpados, remotos e implacables picos de 1.800 metros en la ruta de vuelo directa.
Así pues, primera pregunta: ¿por qué volar a través de las montañas cuando un desvío alrededor de la cordillera o hacia otro destino podría haber sido más seguro?
La siguiente pregunta podría ser, sabiendo que el tiempo era malo y teniendo tres helicópteros en el viaje, ¿por qué poner al presidente y al ministro de Asuntos Exteriores en el mismo avión?
El accidente también reveló la falta de preparación de Irán para hacer frente a una calamidad de esta naturaleza.
Parecía que no había escasez de personal, pero carecían de la tecnología adecuada.
En mitad de la noche, mientras cientos, si no miles, de médicos, montañeses, soldados, policías e incluso el Cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria rastreaban las escarpadas cumbres y los profundos barrancos, fue el dron turco AKINCI, que volaba en bucle por encima de las nubes, el primero en localizar rastros del helicóptero.
Para una nación que fabrica, utiliza y exporta drones asesinos de largo alcance a países como Rusia para su guerra en Ucrania, y a actores no estatales como las milicias iraquíes y los hutíes en Yemen -que en la actualidad tienen en jaque al comercio marítimo mundial atacando barcos en el Mar Rojo- no parecía tener un simple dron de vigilancia capaz de realizar esta tarea.
Poco antes de que AKINCI comenzara a grabar su patrón de vigilancia sistemática en el cielo nocturno, Irán también había pedido a Turquía y Rusia helicópteros con capacidad de visión nocturna. Implícitamente, si los tenían, no podían hacerlos llegar lo suficientemente rápido.
Esta noche, de importancia aparentemente vital para Irán y su líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, la proeza militar de Irán -proyectada a través de su eje de apoderados en Medio Oriente y su aliado Rusia- parecía vacía.
Al exministro de Asuntos Exteriores Zarif le gustaría que el mundo creyera que el núcleo tecnológico de Irán ha sido vaciado por las sanciones estadounidenses, pero esa alegación también está contaminada por la arrogancia.
Si, como afirma, el helicóptero del presidente fue víctima de la escasez de piezas de repuesto de calidad debido a las sanciones de EE.UU., ¿por qué arriesgar la vida del presidente y del ministro de Asuntos Exteriores en una aeronave considerada potencialmente poco fiable? Qué otras posibilidades de transporte aéreo había, y si no había ninguna eso plantea la misma pregunta, por partida doble.
Los presidentes de Irán no están ociosos, necesitan ir a sitios. La planificación de mejores opciones podría haberse convertido en una prioridad mayor. ¿Acaso la arrogancia entre el personal del presidente o en los escalones superiores del ejército optó por confiar en el azar? Según Zarif, el mantenimiento del Bell 212 era un problema previsible.
No sería la primera vez que la arrogancia ahueca la lógica, pero sin duda es la más trágica para los implicados.
La ironía implícita es que el propio Raisi fue uno de los artífices del aura de poder de Irán, sólo para descubrir que estaba vacía cuando más la necesitaba.
La ciudadanía iraní elegirá el 28 de junio al sucesor del trágicamente fallecido presidente Ebrahim Raisi
La decisión de convocar las elecciones se ha tomado tras una reunión liderada por el vicepresidente, Mohamad Mojber -que ocupa el cargo de presidente interino- junto con el presidente del Parlamento, Mohamad Baqer Qalibaf, y el jefe del aparato judicial, Gholamhosein Mohseni Ejei.
Las autoridades iraníes han acordado celebrar elecciones presidenciales el próximo 28 de junio para elegir al sucesor de Ebrahim Raisi, que ha muerto tras un accidente de helicóptero registrado el domingo en la provincia de Azerbaiyán Oriental (noroeste de Irán).
La decisión se ha tomado tras una reunión liderada por el vicepresidente, Mohamad Mojber -que ocupa el cargo de presidente interino- junto con el presidente del Parlamento, Mohamad Baqer Qalibaf, y el jefe del aparato judicial, Gholamhosein Mohseni Ejei.
En concreto, los candidatos a la Presidencia podrán inscribirse del 30 de mayo hasta el 3 de junio. Asimismo, la campaña electoral arrancará el 12 de junio y finalizará el 27 de junio, según ha recogido la agencia de noticias oficial IRNA.
Raisi fue nombrado presidente del país tras imponerse en las elecciones de 2021, cuando sucedió al moderado Hasán Rohani -quien ya había cumplido su límite de dos mandatos- tras hacerse con una aplastante victoria después de que los principales candidatos reformistas y moderados fueran apartados de la carrera, marcando el regreso de los ultraconservadores del poder en el país centroasiático.
A pesar de que las próximas elecciones estaban previstas para el año que viene, su fallecimiento en el citado siniestro de helicóptero –en el que viajaba también su ministro de Exteriores, Hosein Amirabdolahian–, fuerza la aplicación de las cláusulas constitucionales sobre estas situaciones, que prevén las celebración de elecciones en menos de dos meses.
El artículo 131 de la Constitución iraní contempla la creación de un «consejo» integrado por el presidente de la Asamblea Consultiva, el jefe del aparato judicial y el vicepresidente primero para «organizar las elecciones para un nuevo presidente, en un periodo máximo de 50 días», para lo cual el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, ya ha dado su visto bueno a primera hora del día.
Ryma Sheermohammadi: “Ebrahim Raisí era la mano dura del régimen, con él aumentó la represión a las mujeres”
La muerte de Ebrahim Raisí, presidente de Irán, llega en un momento de difícil equilibrio en Oriente Medio. Analizamos su figura y trascendencia con la activista y traductora iraní Ryma Sheermohammadi
Ebrahim Raisí, presidente de Irán fallecido en accidente de helicóptero15:15 min
Se ha confirmado la muerte de Ebrahim Raisí, presidente de Irán, después de que el helicóptero que lo trasladaba desde Azerbaiyán tuviera un accidente. «Esos aparatos, igual que los aviones, en Irán no cuentan con las inspecciones debidas ni las piezas necesarias para un buen funcionamiento» señala Ryma Sheermohammadi, activista y traductora iraní, afincada en Barcelona.
Raisí era conocido como ‘el verdugo de Teherán’, o ‘el juez de muerte’, y Ryma subraya que «él ha sido la mano dura del régimen, con él ha aumentado la represión sobre las mujeres».
Ella se muestra indignada porque, aunque la mayoría en Irán celebra la muerte de Raisí, «los medios de comunicación occidentales recogen las imágenes de las fuentes oficiales del gobierno de Irán y eso está lejos de la verdad«. Y lamenta que mientras el mundo mira a Gaza, Irán sigue ahorcando a decenas de personas. «Sólo antes de ayer 12 personas fueron ahorcadas, entre ellas una mujer enferma de cáncer».
¿Qué futuro espera a Irán y a su población tras la muerte de Raisi?
El país tiene una democracia con muchos asteriscos, y hay un descontento generalizado entre los civiles
La reciente muerte del presidente Ebrahim Raisi en un trágico accidente de helicóptero ha puesto de relieve, una vez más, la complejidad del sistema político en Irán y las cuestiones relacionadas con su democracia, su régimen y sus relaciones internacionales. Irán, un país rico en historia y cultura, se encuentra en una encrucijada entre tradición y modernidad, entre un sistema político teocrático y los anhelos de reforma y cambio por parte de su ciudadanía.l
¿Es Irán una democracia? La respuesta no es sencilla. Si bien Irán tiene instituciones democráticas formales, como elecciones presidenciales y parlamentarias, estas se llevan a cabo dentro de un marco político dominado por el liderazgo religioso y la figura del Líder Supremo, actualmente Ali Jamenei. Este sistema híbrido, conocido como una «república islámica», combina elementos democráticos con un alto grado de control por parte de las autoridades religiosas.
Según varios índices y estudios internacionales sobre democracia, Irán suele clasificarse como un régimen autoritario, con limitaciones significativas en cuanto a la libertad de expresión, los derechos humanos y la participación política. Las elecciones, si bien se celebran periódicamente, suelen estar sujetas a restricciones y supervisión por parte de las autoridades religiosas y del gobierno, lo que plantea dudas sobre su integridad y equidad.
El Líder Supremo, Ali Jamenei, desempeña un papel central en el sistema político iraní. Como la máxima autoridad religiosa y política del país, tiene poderes considerablemente amplios, que incluyen la supervisión de las instituciones estatales, la toma de decisiones en cuestiones clave y la designación de figuras clave, como el presidente y el jefe del poder judicial. Su influencia es fundamental en la política interna y externa de Irán.
El actual régimen iraní, en su forma actual como una república islámica, se estableció en 1979 tras la Revolución Islámica, que derrocó al gobierno monárquico del Shah Mohammad Reza Pahlavi. Desde entonces, Irán ha mantenido relaciones complejas con la comunidad internacional, caracterizadas por tensiones y conflictos en temas como el programa nuclear, el apoyo a grupos militantes en la región y la intervención en asuntos internos de otros países.
¿Puede esta muerte propiciar una revolución?
La muerte del presidente Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero podría potencialmente desencadenar una serie de cambios y tensiones en la sociedad iraní, pero prever si esto conducirá a una revolución es altamente especulativo y depende de varios factores.
La muerte del presidente podría ser vista como un punto de inflexión que cataliza la expresión pública de estas frustraciones. Sin embargo, la magnitud y la dirección de cualquier movimiento de protesta dependerán de la naturaleza y la intensidad de este descontento.
El régimen iraní tiene un historial de reprimir duramente las protestas y los movimientos de oposición. La manera en que el gobierno responda a cualquier agitación popular resultante de la muerte de Raisi podría ser determinante en el curso de los eventos. Una represión violenta podría sofocar cualquier intento de revolución, mientras que una respuesta más moderada podría permitir que el descontento se exprese de manera más organizada y sostenida.
La muerte de Raisi podría exacerbar las divisiones internas dentro del establishment político y religioso iraní. Si hay luchas por el poder o desacuerdos sobre la sucesión, esto podría debilitar la capacidad del régimen para mantener el control y abrir espacio para la disidencia popular. Además, la reacción de la comunidad internacional también podría influir en la dinámica interna en Irán. Si las potencias externas expresan apoyo o condena a ciertos sectores de la sociedad iraní, esto podría fortalecer o debilitar la posición de diferentes grupos dentro del país.
Aumenta la represión contra artistas y mujeres sin velo en Irán
En medio del descontento de la población iraní por la mala situación económica y las tensiones sociales, ha aumentado la represión contra las artistas y mujeres sin velo y críticas contra las políticas de la República Islámica.
Así, en las calles de Teherán se libra una suerte de «guerra contra las mujeres» en la que las autoridades están tratando de reimponer el velo, uno de los símbolos de la República Islámica, con arrestos, multas y la confiscación de coches.
Los tribunales iraníes también han multiplicado en las últimas semanas las condenas contra cineastas, músicos y académicos, mientras en las calles del país se ha impuesto el miedo ante el regreso de la llamada policía de la moral para reimponer el uso del velo islámico en espacios públicos.
Además, las fuerzas de seguridad someten a las mujeres y niñas de manera constante a vigilancia, palizas, violencia sexual, descargas eléctricas, detención y reclusión arbitrarias y otras formas de hostigamiento, según un comunicado de Amnistía Internacional.
Las figuras públicas como cineastas, futbolistas o músicos han sido objetivo de las autoridades iraníes a lo largo de los años dada su capacidad de influir, amplificar mensajes o movilizar a la población, una represión que ahora se ha intensificado.
«El alcance e intensidad de la represión ha alcanzado un punto de brutalidad en el que esperamos noticias cada día de otro cruel crimen del gobierno», ha denunciado el cineasta Mohamad Rasoulof al anunciar que había escapado de Irán tras ser condenado a ocho años de prisión, latigazos y la confiscación de sus propiedades.
Las películas de Rasoulof son un ejemplo de «colusión con la intención de cometer crímenes contra la seguridad del país», según el tribunal que lo condenó.
Violación sistemática de los derechos humanos
«Tenía que elegir entre prisión y salir de Irán. Con gran tristeza, elegí el exilio», afirmó en un comunicado el cineasta desde Europa, donde llegó hace unos días.
El ganador del Oso de Oro de Berlín con La vida de los demás en 2020 afirmó que «la maquinaria criminal de la República Islámica está continua y sistemáticamente violando los derechos humanos» y apuntó que el objetivo de las autoridades son «las vidas de los activistas por los derechos civiles».
Su última película, Seed of the Sacred Fig Tree, se proyectará en el Festival de Cannes y trata sobre un juez que lidia con las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini en 2022 tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico.
La muerte de Amini provocó fuertes protestas que durante meses pidieron el fin de la República Islámica y solo desaparecieron tras una represión que causó 500 muertos y la detención de al menos 22.000 personas y en las que fueron ejecutados ocho manifestantes, uno de ellos en público.
Condenas y arrestos de artistas
El apoyo a esas protestas le costó al rapero Tomaj Salehi una condena a la pena de muerte a finales de abril por sedición, colusión contra el sistema, propaganda contra el sistema e incitación a los disturbios, en otro caso que ha provocado fuertes críticas internacionales.
Otros dos raperos, Vafa Ahmadpour y Danial Moghadam, fueron arrestados en las últimas semanas en la sureña ciudad de Shiraz, por la publicación de un vídeo musical titulado ‘Prepárate’ en el que criticaban las condenas a muerte y la campaña para reimponer el velo.
«Nosotros, el pueblo de Irán, todos unidos, te quitaremos este país, bueno para nada (el sistema islámico)», cantan los dos raperos en su tema musical.
La misma suerte ha seguido el académico y profesor universitario iraní Sadegh Zibakalam, quien entró en prisión el domingo para cumplir varias penas de prisión de tres años en total por «propaganda contra el sistema» y «publicación de contenido falso».
Zibakalam, comentarista político, académico y ex profesor de la Universidad de Teherán, es una figura extremadamente crítica con la República Islámica de Irán y ha puesto en duda en repetidas ocasiones su política nuclear así como la agresividad del país con Israel, entre otras cuestiones.
Creciente descontento popular
El aumento de la represión coincide con un creciente descontento popular contra las autoridades, como quedó de manifiesto durante la elecciones parlamentarias del 1 de marzo, que contaron con la participación más baja en los 45 años de la República Islámica.
Un descontento popular alimentado por la mala situación económica del país, con una inflación en torno al 40 %, pero también por el pulso por las libertades sociales, sobre todo entre los más jóvenes.
La corta presidencia de Ebrahim Raisí, que empezó tras unas elecciones casi sin competidores en 2021, será recordada por muchos por las protestas generadas a partir de la muerte de Mahsa Amini en custodia policial y por la represión policial de las numerosas manifestaciones que le sucedieron.