Después del dictamen en el Senado sigue la búsqueda de acuerdos para evitar que se caiga la Ley Bases y el Paquete Fiscal.
La Libertad Avanza en el Senado logró finalmente el dictamen de mayoría de la Ley Bases y del Paquete Fiscal, pero todavía quedan puntos clave por negociar para que el texto que vuelva a la Cámara de Diputados sea lo más parecido posible al que sueña Javier Milei.
Está casi descartado que la semana próxima no habrá sesión en la Cámara alta. Todas las miras están puestas en el miércoles 12 de junio. En los días que faltan, la estrategia del oficialismo estará dividida en dos. Victoria Villarruel esquematizará en su despacho un poroteo de cómo sería la votación en general y en particular de cada uno de los proyectos y artículos.
“En general estarían los votos, en particular hay que ver bien el detalle de qué se proponen los senadores”, indicaron a MDZ fuentes parlamentarias cercanasa Villarruel y agregaron: “Tenemos que ver que llegue al recinto lo más prolijo posible”. “Estuvimos dedicados a las firmas en la comisión y ahora tenemos que ver de cerrar los votos que no estaban ahí”.
En paralelo, el flamante jefe de Gabinete,Guillermo Francos, seguirá las conversaciones con los gobernadores para que “no se caiga ningún acuerdo”. La decisión de esperar una semana más para llevar el tema al recinto puede ser un arma de doble filo para un Gobierno con semejante nivel de debilidad parlamentaria. El hombre fuerte del Gabinete buscará terminar de pactar modificaciones a la Ley Minera, compensaciones por la vuelta del impuesto a las Ganancias y acuerdos de la producción energética para que los senadores patagónicos, el entrerriano Edgardo Kueider y Carlos “Camau” Espínola no terminen de complicar al Gobierno en la votación.
Kueider finalmente firmó en disidencia el despacho del oficialismo, pero aclaró que “hay un compromiso del Gobierno de hacer modificaciones en el recinto”. “Por lo tanto con ese compromiso nosotros podemos avanzar en habilitar al menos el debate, darle la posibilidad que haya un tratamiento y que los 72 senadores se sienten a debatir un proyecto tan importante como el que se está presentando por parte del Poder Ejecutivo“, indicó el entrerriano al que no le tiembla la lengua al decir que tiene “muchas objeciones a la Ley de Bases”.
A Guadalupe Tagliaferri le pasa parecido que a Kueider. Algunos de los cambios que el Gobierno aceptó van en línea con lo que le plantearon a los funcionarios José Rolandi y María Ibarzábal Murphy, como la exclusión de los funcionarios y sus familiares del blanqueo, o que los beneficios que da el RIGI a las grandes empresas también se contemplen para las empresas argentinas que hagan inversiones en menor escala. Por eso firmó en disidencia. Sin embargo, hay algunos puntos que todavía le hacen ruido como las facultades delegadas.
Este punto puede ser un parte aguas para la votación y puede desencadenar un escándalo en el recinto. Los radicales Pablo Blanco y Martín Lousteau ya anticiparon que no van a votarle estos artículos al Gobierno. El mismo ruido le hace a senadoras como Lucila Crexell (MPN), Mónica Silva (JSRN) y Tagliaferri (PRO). Sumado el rechazo de los 33 de Unión por la Patria, que a pesar de las idas y vueltas se mantienen sólidos, el proyecto queda muy cerca de ser rechazado.
Distinto a Tagliaferri y Kueider es el caso de Lousteau, que finalmente no firmó el despacho oficialista y presentó el propio. Por ahora mantiene la incógnita sobre cómo votará en general y en particular. “¿Por qué tengo que votar a favor de algo que me parece mal? ¿Para darle herramientas a quién, a alguien que odia el Estado?”, planteó en conversaciones con su círculo más íntimo.
Para el porteño los cambios que presentó el Gobierno en el dictamen “son meramente cosméticos”. “No hay ningún cambio en profundidad en absolutamente nada de lo que se ha aceptado modificar”, afirmó y remarcó que con el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones “estamos dejando abierta la puerta para cualquier cosa, que cualquier cosa pueda ser importada con arancel cero y en un contexto de enorme apreciación del tipo de cambio”.
De puntos como este, del impuesto a las Ganancias y de las privatizaciones, Villarruel deberá cuidarse con extrema cautela. Porque no sólo pueden ser rechazados, sino que también puede plantearse un escenario en el que dos tercios de la Cámara alta, es decir, 48 senadores voten en contra de algunos artículos. Si eso ocurre, en Diputados se debe juntar la misma proporción de legisladores para poder insistir, y eso es prácticamente imposible en un terreno donde 99 bancas son del kirchnerismo.