Un presidente convencionalmente católico que en los últimos años transita una profunda conversión al judaísmo, más precisamente a una de sus alas ortodoxas, Jabad Lubavitch. Una vice que representa a la más rancia derecha del catolicismo, que desconoce al Papa y reivindica las formas preconciliares. Una «hermana presidencial» que apela al tarot para tomar decisiones políticas que atañen a todo el país. Un perro muerto que desde el más allá y a través de una medium, marca el camino a seguir. Postales de un tiempo político donde las catástrofes no son naturales, sino «bíblicas».
Seis minutos fue lo que duró el mensaje presidencial de fin de año. Durante ese lapso, Javier Milei profetizó que, de no aprobarse su paquete de leyes y el DNU con trescientas modificaciones incluído, sobre Argentina caerá una «catástrofe de proporciones bíblicas». El 24 de diciembre había dicho que para ver progreso y bienestar, los argentinos debíamos ser pacientes y esperar treinta y cinco años; para el 31, el tiempo de ejercicio de paciencia pasó a cuarenta y cinco.
Entre un lapso y otro, están los cuarenta años que le tomó a Moisés, el profeta más importante del judaísmo, liberador del pueblo hebreo del yugo de Egipto, purgar los pecados de los israelitas vagando por el desierto, hasta que finalmente el profeta protagonista del libro del Éxodo, logró la liberación del pueblo. No es una analogía gratuita, el mismo Milei mencionó al “salvado de las aguas”, en una entrevista periodística, comparándolo con su hermana. «Kari es Moisés y yo soy el que divulga. Soy sólo un divulgador, ella es el Mesías», sostuvo en una oportunidad.
Para el presidente, Karina -que hoy ocupa la Secretaría General de la Presidencia- es la imagen rediviva del encargado por Dios de entregar la Ley Suprema al mundo. Ella es la que tiene las ideas, aparentemente provenientes de una fuerza celestial, y él -hoy presidente- quien las difunde, como habría hecho el hermano de Moisés, Aarón.
En la Torá se dice que Moisés es el mensajero enviado al pueblo de Israel y el único en haber escuchado directamente a Dios, por lo cual se lo llama kalîm Allah. No es imposible pensar que Javier encontró en el término una señal: fonéticamente el nombre suena parecido al de su hermana. Pero hay más similitudes para quien quiere encontrarlas. Moisés tiene una revelación divina en el Monte Sinaí, regresó a Egipto por orden de Dios y junto a su hermano Aarón demandó al Faraón por la libertad de los hebreos; ante la negativa del soberano cayeron sobre Egipto las diez plagas, similares a la «catástrofe de proporciones bíblicas»que podría suceder si en el Congreso no aprueban sus leyes y decretos.
A causa de ellas, los hebreos son liberados y Moisés los condujo hacia el Sinaí. Allí, recibió a Ley, la entrega al pueblo de Israel y organiza sus instituciones y culto. Finalmente, después de pasar cuarenta años en el desierto, lleva al pueblo hasta la Tierra Prometida. En su mensaje, Milei -quien se considera Aarón y a su hermana Moisés- nos promete lo mismo: cuarenta años de pesares para finalmente arribar según su comparación, a ser como Irlanda.
A la vista de las personas sin fe, que nunca tuvieron algún acercamiento a lo religioso, lo místico o incluso lo mágico, todo esto suena febril. No lo es para quien en poco tiempo cambió su mirada y se convirtió a una nueva religión. Es la fe de los conversos que ante un nuevo paradigma, solo ven a través del mismo.
No es algo nuevo en candidatos de la derecha en la región: Jair Bolsonaro, que tiene un vínculo de amistad con Milei, se convirtió al evangelismo desde su catolicismo original, y gracias a esa corriente espiritual se le allanó el camino al poder. Compensó el voto evangélico nombrando representantes en los tres poderes: como juez del Supremo Tribunal Federal al pastor André Mendonca, y en el Congreso logró numerosas bancas el Frente Parlamentario Evangélico.
En Chile, José Antonio Kast es un fervoroso integrante del Movimiento Apostólico de Schônstatt, de gran predicamento en ese país. Eduardo Verástegui, el actor mexicano candidato de la extrema derecha, es un ultra católico que cuando visitó Argentina para la asunción de Milei, le regaló una réplica del manto de la virgen de Guadalupe. Donald Trump está muy cerca de los movimientos evangélicos que representan algunos pastores defensores de políticas de derecha, como Robert Jeffress, el pastor de una megaiglesia evangélica en Dallas quien, en un cónclave de más de cien iglesias, dijo: “En muchos sentidos, los cristianos sienten que están en una guerra cultural existencial entre el bien y el mal, y quieren un guerrero que pueda ganar, como Donald Trump”. El mismo concepto de la guerra del bien contra el mal que esgrime Milei en su batalla, o que agitan los candidatos de VOX en España, en ese caso ligados al Opus Dei.
Evangélicos, católicos o judíos, a los representantes de la derecha política, a todos los caracteriza un modo común de ver la trama social: es una guerra de buenos contra malos en la que los que están en las huestes del bien, amparados por lo divino, llegarán a la victoria tras un período de sufrimiento: «La victoria para la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo», «Jamás la noche pudo vencer al día, no maldigamos la oscuridad», y varias citas por el estilo son parte fundamental, hoy, del discurso del presidente libertario de la Argentina.
Milei y su propio camino de Damasco
Los hermanos Milei vienen de una infancia rota, plagada de violencia y abusos psicológicos paternos que se mantuvieron hasta bien entrada la adultez. Hoy se muestran juntos, posiblemente por la ancianidad de unos y el poder de otros, pero hasta hace solo dos o tres años el actual presidente no se privaba de hablar del dolor padecido por la violencia intrafamiliar de manera contundente: decía que sus «progenitores« para él estaban «muertos»«porque no comparto los valores morales ni éticos de ninguno de los dos». «Están todos los mecanismos aceitados para que no me molesten«, advertía.
Karina, en cambio, es todo: su sombra y su escudo. Si él se compara con Aarón y a su hermana con Moisés, un lugar de privilegio en el cielo místico lo tiene su perro Conan, un perro que lo eligió como amo, cuando Javier visitó un criadero de mastines en Córdoba. El animal, que a partir de entonces convivió con más privilegios que un humano, o que su mismo amo -Milei contó como llegó a pesar 120 kilos por subalimentarse para poder darle de comer a Conan- murió en 2017.
Sin embargo, cuando el perrito llevaba más de un año muerto, en una de sus tantas incursiones televisivas Milei prometió llevar a Conan al programa «Infama Recargado», de la señal América. Cuando llegó la hora de entrar al plató, lo hizo con cuatro cachorros idénticos, a quienes presentó como sus «nietitos», y argumentó que el padre, Conan, para entonces sociabilizaba con muy pocas personas: con él, con su hermana Karina y con el economista Diego Giacomini.
Milei siempre habló de su perro en tiempo presente y jamás mencionó su deceso. Posiblemente el dolor de esa partida haya abierto su deseo de encontrar respuestas místicas para poder soportarlo. «Los únicos que siempre estuvieron conmigo han sido Conan y mi hermana Karina», dijo en incontables ocasiones en las que le preguntaron por su vida social.
Fue Karina, nuevamente, quien corrió en su auxilio antes de que Conan partiera de este plano. Cuando el animal tenía cáncer, convocaron al «Brujo Gustavo», una suerte de chamán para que aliviara el dolor. Cuando Conan murió, el «brujo» los contactó con Celia Melamed, una veterinaria cultora del «don empático de la comunicación con animales por telepatía». Melamed terminó entrenando a Karina para que sea ella misma quien se comunique telepáticamente con los cuatro perros vivos, Murray, Milton, Robert y Lucas y con el perro muerto Conan; la réplica de sus cinco cabecitas engalanan hoy el bastón presidencial por pura gratitud de su amo. El economista Mariano Fernández, en un tiempo cercano a Milei, reveló en el podcast Sin Control (una coproducción de Anfibia y El País): “Me dijo que los perros le bajaban un mensaje. Que estaba predestinado, que tenía un don sobrenatural, una misión”.
Fue el economista Julián Goldstein, quien le presentó al rabino Shimon Axel Wahnish. Milei estaba preocupado porque en las redes se hacía demasiada alusión burlona al vínculo paranormal con su perro y, sobre todo, porque muchos lo calificaban como nazi, o lo parodiaban como a un nuevo Adolf Hitler. Entonces Goldstein le sugirió que conversara con el rabino de la comunidad judeomarroquí argentina Acilba. La comunidad tiene sede en la calle Jorge Luis Borges del barrio de Palermo, donde el rabino se dedica a la ayuda por medio de la palabra.
En la página web de Acilba dice: «Nuestro principal objetivo es asistir a todo miembro de la comunidad que así lo requiera, asesorando todo tipo de consulta espiritual y acompañándolos en cada etapa de la vida. Aferrándonos a nuestras raíces Marroquíes, viviendo un presente de crecimiento continuo y soñando un futuro donde todo judío pueda ser parte de la comunidad».
Allí fue Milei en plena pandemia. «Hablaron un largo rato y luego devino en un encuentro cabalístico en el que se señaló que Javier encabezaría un movimiento liberador en la Argentina. Milei salió de esa reunión emocionado”, según dijo Goldstein al diario El País.
Lo mismo que le decían sus perros. Con la certeza de que el rabino confirmaba por otra vía el mismo mensaje del más allá, las visitas se volvieron recurrentes, los llamados a cualquier hora, la consulta cotidiana. Wahnish pasó a ser un maestro para el presidente, que luego de asumir compensó las buenas acciones con el nombramiento del religioso, que cuenta en su haber el título de perito mercantil y la licenciatura en Psicología Educacional en CAECE, como embajador ante Israel.
Aunque no tiene experiencia diplomática, Milei considera que su vocación religiosa es suficiente para cubrir el puesto en un complejo momento político, tras el ataque terrorista ejecutado por Hamas. En este contexto, el rabino judeo marroquí tendrá que articular mecanismos de negociación con Egipto, Turquía, Qatar y Estados Unidos para lograr que se liberen a los rehenes argentinos, y a su vez planificar un movimiento diplomático que tendría que desembocar en la apertura de la embajada argentina en Jerusalén.
Wahnish fue quien a su vez acercó a Milei a la comunidad Jabad Lubavitch, con origen en Nueva York y estrecho vínculo con Wall Street. Fuertemente mesiánicos, son a su vez cuestionados por la rama más ortodoxa del judaísmo, que rechaza su adoración a una figura como la de su rabino, así como su negativa a considerar a Israel la tierra prometida.
Desde sectores progresistas como Meretz Argentina, intelectuales y referentes ya han lanzado masivos pronunciamientos repudiando el «uso político del judaísmo, sus textos y sus símbolos». Aunque dentro de la comunidad hay también quienes «desdramatizan» este acercamiento de Milei al judaísmo: lo ven más como alguien que está tras una búsqueda espiritual, y recaló en el judaísmo en una suerte de coyuntura. El problema, admiten también, es el uso que se hace de esta circunstancia. Y las consecuencias que puede tener, dice la periodista Karina Micheletto
Jabad-Lubavitch también conocida como Chabad, Habad o Lubavitch, es una organización judía jasídica cuya sede central se encuentra en el barrio de Crown Heights, en el distrito de Brooklyn, en la ciudad de Nueva York. Fue fundada por el rabino Schneur Zalman de Liadí y en la actualidad la escuela se adhiere a las enseñanzas del rabino Menachem Mendel Schneerson, fallecido en 1994.
El empresario Eduardo Elsztain, dueño de IRSA y propietario del Hotel Libertador donde sigue alojándose el presidente, también es parte de la comunidad Lubavitch. Fue él uno de los artífices de los vínculos de Milei con el Círculo Rojo y con la comunidad empresarial judía. Milei y Elsztain tuvieron su primer encuentro personal recién a mediados de abril de este año en el marco del Foro Llao Llao de Bariloche, donde el entonces candidato presidencial les explicó al empresariado, pares economistas y dirigencia polítíca su estrategia de campaña para dolarizar la economía y ponerle fin a la inflación. El Llao-Llao también es propiedad de Elsztain.
En ese foro estuvieron presentes Marcelo Mindlin, titular de Pampa Energía; Gerardo Werthein, a quien el mandatario propuso como embajador argentino en Washington; y Guibert Englebienne, que comparte la presidencia de Endeavor con Elsztain y es, a su vez, uno de los cuatro propietarios de Globant, la empresa que tiene sede en Luxemburgo y se vería beneficiada con uno de los puntos del DNU.
Elsztain fue también quien insistió con que Milei tenía que viajar a Nueva York a conocer la “experiencia espiritual” alrededor de la tumba del rabino Menachem Mendel Schneerson, conocido como «el rebe de Lubavitch» y considerado milagroso. Antes de las PASO, el entonces precandidato viajó junto a su hermana Karina Milei para conocer “el Ohel”: una estructura modesta en Queens donde está enterrado el responsable del despertar espiritual del judaísmo tras el horror de la Shoah.
Milei volvió a ese lugar, donde miles de personas acuden en busca de ayuda o bendición, en el marco de su primer viaje no oficial al exterior como presidente electo. En esta peregrinación, el mandatario estuvo acompañado por Elsztain, el actual embajador ante los EE.UU, su hermana Karina, el ministro Luis Caputo y por Nicolás Posse, actual jefe de Gabinete.
Allí Milei volvió a encontrarse con el rabino Simon Jacobson, a quien ya había visto en otra oportunidad por sugerencia de amigos en común. Esta vez su reflexión y bendición lo emocionaron hasta las lágrimas; y las imágenes se viralizaron en las redes sociales. “Le dije que él podía ayudar a cambiar el mundo. Descubrí en Milei que es un líder espiritual”, explicó el Jacobson en declaraciones radiales repitiendo ese concepto judío que moviliza a Elsztain y otras personas de la comunidad.
El proceso de conversión de Javier Milei es un hecho que trasciende lo personal para proyectarse en la política nacional. Puertas adentro de la Rosada y vaya a saber con qué malabares, el presidente combina las estrictas normas judaicas con la influencia incuestionable de su hermana, quien sigue consultando con Conan y las fuerzas del cielo, a veces como medium, y otras como tarotista. No hay decisión que no pase por la consulta a las cartas de tarot y, según dicen, de acuerdo a la interpretación de su lectura se nombran o despiden funcionarios, se organiza la agenda y se moldean decretos y políticas de gobierno.
Victoria Villarruel, la vicepresidenta, no coincide con ninguna de estas posturas religiosas, místicas o paranormales. Como ya publicamos en otra nota de Data Clave, ella integra el movimiento católico preconciliar lefevbrista, que en lo político adscribe a la extrema derecha y que tiene entre sus filas a buena parte de la «familia militar», al punto que era la propia Villarruel la encargada de llevar a diario la ostia consagrada por un sacerdote de Lefrevbre hasta el domicilio donde cumplía prisión domiciliaria primero, y al penal después, Jorge Rafael Videla.
El presidente, que aún vive en el Hotel Libertador, está reacondicionando la Quinta de Olivos para que allí puedan vivir sus cuatro perros vivos y el espíritu de Conan. Anunció que trabajará desde allí y no en la Rosada, para estar más cerca de los animales y sus consejos. Una puja entre perros y rabinos en la que nadie sabe quién se impondrá para representar las decisiones divinas que conducen los destinos de la Patria: Las fuerzas del Cielo. Mientras tanto, las redes sociales agitan en este tiempo otros misticismos y replican las profecías del santo católico Don Orione, que preanunció la muerte por ahorcamiento en Plaza de Mayo de un presidente violento.
Nunca, en la historia reciente, la política argentina estuvo tan vinculada a lo religioso, incluso en la reciente oposición. Juan Grabois, uno de los que se preanuncian como líderes opositores, tiene una vinculación directa y amistosa con el Papa Francisco, quien no escatima cada tanto en dar algún mensaje directo de condena a las corrientes de derecha que recorren el mundo. El Papa les recuerda a todos que el Concilio Vaticano II marcó un camino concreto y rupturista al pontificar que «El Reino de los cielos empieza en la Tierra»; concepto que da de bruces con pesares de cuarenta años, o castigos de proporciones bíblicas.
Cuanto entenderán los hermanos Javier y Karina, Moisés y Aarón redivivos, de la urgente necesidad de tener un oído en el cielo pero fundamentalmente los pies en la tierra en tiempos convulsos, se verá en los próximos días.