La hermana de Javier Milei es conocida como el Jefe y es la impulsora de las destituciones de su gabinete

Desde el lado periodístico y como profesional de la salud mental, me hace mucho ruido la situación el país. Tanto Karina como Javier Milei son dos personas sosamente inteligentes, que viven en un mundo único y excluido del real.

Hacia la comunicación, parecen los hermanos Milei estar conectados con su mundo exterior, pero en realidad llevan una conexión como siameses entre ellos. Lo que en el mundo espiritual se dijera el Ying y Yang. Y como el desde el Judaísmo lo menciona ella es Moisés y el es solo el Predicador.

El gran tema es que en el mundo real, ellos creen esa realidad, la cual los espectadores lo toman como metáforas. Es la realidad que viven los dos hermanos en su mundo. Y por eso los enfrento con la pregunta: Un pro o una Contra para Argentina?

Los hermanos Milei viven bajo las creencias del mundo espiritual, en donde el esoterismo confronta la realidad de lo toxico y lo traicionero: lo malo y lo bueno, pero desde una visión muy radical. Se mezclan las creencias y vivencias personales con la investidura presidencial y de la casa Rosada.

Cada Ministro tiene miedo de perder su silla, porque sabe que si no responde como Soldado a las decisiones de Karina, pierden su lugar…
Milei tiene miedo a su hermana porque se siente culpable de las vivencias traumáticas vividas en su infancia.

Karina con su astucia, se apodera de estas herramientas conociendo el valor agregado que es su hermano para manipularlo como su Títere. Por eso n hay mujer que pueda estar muy cerca de el, y menos sin su presencia.

Pero el peligro mas grande son los FANATISMOS MILEIS. Por que? Por su fanatismo inalcanzable hacia Estados Unidos y el Judaísmo, va a terminar entregando a la Argentina a estos Capitalistas, que indirectamente están relacionados con Soros. Por eso, Alexander Soros se sonríe. Milei lo ignora pero Soros interactúa a través del Gobierno de Biden, de las manos de Zuckerberg

Los creadores de la Escuela Austriaca eran judíos que se refugiaron en estados Unidos. De ahi nace el fanatismo hacia el Judaismo por Milei. Todo esta relacionado. Nada tiene que ver con los verdaderos intereses de la Libertad.

Los hermanos Milei deben apegarse hacia una Dinastía,. Y esta Dinastía aprovecha a manipularlos por medio del encantamiento…

Macri y los Macristas lo saben, y se le infiltran a Milei a través de las Relaciones Internacionales, Las Embajadas y el área de Inteligencia…

El presidente de Argentina, Javier Milei, y su hermana Karina Milei, en el Congreso Nacional tras la ceremonia de inauguración presidencial el 10 de diciembre de 2023 en Buenos Aires, Argentina.
El presidente de Argentina, Javier Milei, y su hermana, Karina Milei, en el Congreso Nacional tras la ceremonia de inauguración presidencial el 10 de diciembre de 2023 en Buenos Aires, Argentina. MARCELO ENDELLI / GETTY IMAGES

El lunes de esta semana, por la noche argentina, la oficina del presidente de Argentina anunciaba en un comunicado en la red social X –su canal habitual para hacer anuncios– la dimisión del jefe de gabinete de ministros de Javier Milei, Nicolás Posse. Le sustituye quien hasta ahora había ejercido de ministro del Interior, Guillermo Francos, un abogado de 74 años que lleva más de 40 en política y conoce mejor que la mayoría de los recién llegados libertarios el pan que se le da. Francos ha sido clave en la negociación con «la oposición dialoguista» por la aprobación de la ley de bases en la Cámara de Diputados, la ambiciosa macroley de Milei que desmonta el estado tal y como Argentina lo había conocido hasta ahora, y que todavía tiene que conseguir el visto bueno del Senado. Oficialmente, el motivo para apartar a Posse ha sido una «diferencia de criterios y expectativas», pero en los pasillos de la Casa Rosada se apunta a la desconfianza de una persona clave en el gobierno argentino: Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y hermana del presidente, al que apenas se le conoce la voz.

elante, a un metro y medio de distancia, se ve la cabellera castaña y ensortijada de un Javier Milei que, rodeado de gente y cámaras, tiene dificultades para avanzar. Un leve giro a la derecha y lo que se encuentra es una cabellera rubia. Hombro con hombro con el cronista de El Mundo, Karina Milei observa el panorama como si se tratara de un submarino que sacó el periscopio a la superficie: hay demasiada gente ahí, su hermano está levemente fuera de su control. Eso es algo que no acostumbra a suceder.

Milei salió indemne de aquella marea humana en los nobles salones del Alvear Palace Hotel en Buenos Aires. Era agosto de 2023, aún no había dado la gran sorpresa de las primarias, mucho menos había ganado la presidencia de Argentina. Hoy, abril de 2024, Milei es el jefe de Estado de un país miembro del G-20, octavo territorio más grande del mundo, potencia agropecuaria y, en breve, energética. Karina, su hermana, es la secretaria general de la Presidencia, aunque el cargo es lo de menos.

La cuestión es mucho más simple: Karina es el jefe. No la jefa, porque ese título remite a Cristina Kirchner, la dos veces presidenta a la que los ultraliberales aborrecen. «¡Es el jefe, el jefe!», le dijo Milei, eufórico, a Elon Musk durante su reciente visita a la fábrica de Tesla en Austin, Texas.

«Karina es brava, pero yo también», dijo recientemente la vicepresidenta, Victoria Villarruel, cuya relación con Milei, al igual que todas las que tiene el presidente argentino, depende de los filtros que impone su hermana. «Uno siempre tiene que tener alguien a quien reportar. En mi caso yo reporto a mi hermana», ha explicado en más de una ocasión el presidente argentino.

Karina Elizabeth Milei, de 52 años, uno menos que su hermano, es tan importante que sólo hay que ver lo sucedido el 10 de diciembre de 2023 para entenderlo. Ese día, Javier Milei asumió la presidencia de la República, y la que llegó junto a él a la jura en el Congreso Nacional, la que se subió al descapotable rumbo a la Casa Rosada junto al presidente, la que apareció en el balcón junto a él y la que lo escoltó en la función de gala del Teatro Colón fue Karina. Debería haber sido Fátima Flórez, la actriz y comediante que mantuvo un noviazgo de unos pocos meses con Milei. Pero fue Karina.

Ese mismo día, ya por la tarde, el mandatario se quebró al tomarle el juramento a Karina para el cargo de secretaria general de la Presidencia. Incluso dijo desempañar en vez de desempeñar, lo que le provocó primero una risa que pudo controlar y luego casi un acceso de llanto. A Karina, sin embargo, no le pasó lo mismo. Ella sonreía, firme, y se anticipó con un «¡sí, juro» tan potente que sacudió toda la sala. Tras tantos años escuchando que su hermano se refería a ella siempre como el jefe, estaba claro que deseaba serlo también en el Boletín Oficial de la Nación Argentina.

Lo está siendo, y a un nivel que sorprende a los más avezados políticos y observadores. De estudiar pastelería, tarot y tallado en madera, de ser ayudada por su hermano con unos pesos extra para llegar a fin de mes pasó a convertirse en la mujer con más poder en el país.

«El giro narrativo que hace Karina es bastante más impresionante que el que hace el hermano, que pasa de panelista (tertuliano televisivo) a presidente en tiempo récord», dice a YO DONA Juan Luis González, autor de ‘El loco’, una biografía del presidente argentino, quien añade: «Hasta mediados de 2020, Karina no tenía ningún roce con el poder. Hoy es la persona más importante del Gobierno, mucho más que Javier Milei, y la más temida entre los integrantes del Ejecutivo. En cuatro años pasó de vender tartas por Instagram y de hablar con animales muertos a este lugar».

Los mensajes de Dios

Lo de hablar con animales muertos parece una broma o una metáfora, pero lo dice en serio. «Antes de que en octubre de 2020 se le apareciera Dios para convencer a Milei de la misión, Karina no era el jefe. El giro de la relación entre ambos fue muy fuerte después de la aparición divina, y no tuvo nada de casual. Los mensajes de Dios le llegan a Milei a través de Karina. El orden es el siguiente: Dios le dice a ‘Conan’ que Milei debe ser presidente, ‘Conan’ se lo dice a Karina y Karina se lo dice a Milei. Una parte del poder de Karina viene de ahí».

¿Quién es ‘Conan’? Es el nombre del mastín inglés que Milei adoptó en 2004, cuando era un cachorro, y que murió de cáncer espinal en 2017. Milei lo adoraba, lo consideraba su mejor amigo y confidente. Cuando murió, desolado, se gastó cerca de 50.000 euros para clonarlo en una clínica especializada estadounidense: hoy, los cuatro hijitos de cuatro patas están grabados en el puño del bastón presidencial junto a su padre, ‘Conan’. Ante la desolación de su hermano, Karina hizo un curso de médium para comunicarse con animales muertos. Y eso le permitió llegar al mensaje de que Dios señalaba a Milei como presidente.

El componente fantástico, místico y religioso es esencial en la personalidad del presidente argentino, que creció como católico pero siente una especial fascinación y afinidad por el judaísmo.

Extorsión emocional

«En más de una ocasión se produce que los dos hermanos piensan de forma diferente, pero la que siempre se termina imponiendo es Karina. Lo hace desde la extorsión emocional, que es su único capital político, desde el control emocional que tiene sobre Milei. Cuando no coinciden ella le deja de hablar, le grita y le hace escenas hasta que el hermano cede», explica González.

Esto se ha visto desde que Milei comenzó su sorprendente y fulminante ascenso a la Casa Rosada: la palabra que vale, la última palabra, no es la del presidente, es la de Karina. Ese poder de la hermana sobre él tiene raíces en la dura infancia que compartieron ambos, advierte el biógrafo.

«El 2 de abril de 1982, cuando Argentina retomó las Islas Malvinas, Milei estaba comiendo con toda su familia. Tenía 12 años y dijo que la guerra iba a salir mal, que Argentina no iba a ganar. El padre lo quiso golpear, él salió corriendo, quería escaparse de casa. El padre lo agarró de los pelos y comenzó a golpearlo delante de toda la familia. La hermana se desmayó, tuvieron que llevarla al hospital, y la madre le dijo a su hijo, ¡a su hijo de 12 años!: ‘Javier, tu hermana se va a morir y es culpa tuya’. Ha sido muy triste y difícil la vida de Milei».

Cuarenta y un años y medio más tarde, el presidente estaba dando una entrevista en el hotel en el que se alojó durante la transición de poderes, cuando Karina irrumpió junto a la hoy canciller, Diana Mondino.

«¡Paren, paren la entrevista!».

Milei y los periodistas la miraron asombrados.

«Tenés un llamado de Su Santidad». Lo llamaba el Papa Francisco, al que Milei había definido como «el maligno», «sorete mal cagado» y «amigo de los dictadores».

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Durante la conversación, con un solo gesto y una mirada de acero, Karina le hizo saber a su hermano que debía erguirse y adoptar la postura y la posición de un auténtico jefe de Estado. Milei había iniciado la conversación encorvado.

«Eso lo decide el jefe»

Hablar con Karina, entender lo que piensa y qué quiere para su país y para el Gobierno de su hermano es el deseo de muchísimos periodistas. También el de este corresponsal de El Mundo, que planteó esa intención a los responsables de Comunicación de la Casa Rosada para recibir una carcajada como respuesta: «Imposible. No habla con ningún periodista».

Con una carrera de Relaciones Públicas como logro académico, Karina es mucho más que eso. Mucho más.

Tras ser elegido presidente, el político ultraliberal recibió en la suite de su hotel a un grupo de importantes empresarios. Prácticamente a cada pregunta que le plantearon acerca de sus planes para Argentina, el hombre que acababa de obtener el 56% de los votos respondía: «Eso es un tema para el jefe», «eso lo decide el jefe».

Al terminar el desconcertante encuentro, uno de los empresarios, todo un viejo conocido de Milei, se le acercó para hablarle en total confianza e intimidad: «Javier, sos el presidente electo, no podés decirle a la gente que el poder no está en tus manos, sino en las de tu hermana». El presidente respondió desbloqueando un nuevo nivel de asombro: «Es que ustedes no lo entienden, Karina es Moisés».

Era algo que Javier Milei había explicado ya años antes, cuando imaginarlo como presidente equivalía todavía a un delirio: «Vos sabés que Moisés era un gran líder, pero no era bueno divulgando. Entonces Dios le mandó a Orón para que divulgara. Bueno, Kari es Moisés y yo soy el que divulga. Soy sólo un divulgador».