Si aplicamos el sistema d’Hont a los resultados de los comicios europeos, el PP ganaría las elecciones con holgura y el bipartidismo saldría muy reforzado
El Partido Popular ha ganado las elecciones europeas con más de 700.000 votos de distancia con respecto al PSOE, lo que supone más del doble de la diferencia obtenida en las generales de julio de 2023. Aquella fue una victoria insuficiente a la vista de los hechos (y de los pactos), pero supuso un punto de inflexión.
Tras las municipales y autonómicas de mayo de 2023, los de ayer eran los primeros comicios en los que toda España estaba llamada a las urnas, de ahí el interés (la participación mejoró a la de 2014). También ayudó el hecho de que Sánchez haya convertido los comicios en un plebiscito sobre su persona (y sobre su mujer) después de que un juez haya citado a Begoña Gómez como imputada por tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
Conviene recordar que hay varias diferencias entre las elecciones europeas y las generales, naturalmente. La primera es la participación, que tiende a ser inferior en los comicios europeos, tal y como se ha comprobado una vez más. La segunda es el sistema electoral. Mientras que en las elecciones generales hay tantas circunscripciones como provincias (lo que obliga a algunos electores a optar por un ‘voto útil’), en las europeas la circunscripción es única: todos los votos tienen la misma influencia en el resultado indistintamente de donde se vote.
Por último, en las generales hay que tener al menos el 3 % del voto de una circunscripción –de una provincia– para acceder al reparto de escaños. En las europeas esa limitación desaparece y permite la entrada al escrutinio de partidos que habitualmente no pueden.
Mayoría de derechas
Si aplicamos el sistema d’Hont a los votos recogidos en cada provincia, el primer titular que sale es que el PP ganaría las elecciones con un total de 152 escaños frente a los 131 del PSOE. Con esos números, Feijóo necesitaría de Vox (con 22 escaños) y de algún partido más (quizá de «Se acabó la fiesta») para ser investido presidente. El partido emergente de Alvise Pérez obtendría 5 escaños.
La caída de Vox sería llamativa por una sencilla razón: en las generales consiguió el 12,4 % de los votos totales mientras que en las europeas se ha quedado en el 9,62 %. Ese descenso, que puede parecer menor, resulta devastador cuando hay que pelear los escaños provincia a provincia. Mayor problema tendrían Sumar y Podemos, que caerían en la irrelevancia. El partido de Yolanda Díaz (al pasar del 12,3 % del voto en las generales al 4,65 % de las europeas) quedaría prácticamente desaparecido.
Si miramos al País Vasco, el duelo entre Bildu y PNV lo ganarían los abertzales con holgura y, en Cataluña, Junts quedaría por delante de Esquerra Republicana.
A pesar de que las europeas se prestan a elegir papeletas distintas de las habituales, el bipartidismo ha salido reforzado. Y eso, de aplicarse a unas generales, arrojaría el hemiciclo que encabeza este artículo: con PP y PSOE creciendo (aunque a ritmo distinto).