El documento ha sido aprobado por una mayoría de los más de 90 asistentes, aunque 12 países no han querido firmarlo

Seguridad nuclear, seguridad alimentaria y liberación de prisioneros de guerra y deportados.

Esos son las tres columnas vertebrales de la declaración final de la cumbre por la paz en Ucrania celebrada este fin de semana en la localidad suiza de Bürgenstock.

Estos elementos constituyen la piedra angular a partir de la cual se pretende construir, en conversaciones y cumbres sucesivas, un plan de paz definitivo que ponga fin a la guerra en Ucrania.

El documento ha sido aprobado por una mayoría de los más de 90 participantes, aunque hubo 12 países que se negaron a firmarlo, entre ellos India, Arabia Saudí, Sudáfrica o Emiratos Árabes Unidos.

La declaración no duda en llamar «guerra» a la invasión rusa de Ucrania, pese a la reticencia del Kremlin a emplear ese término.

Exige también que la central nuclear de Zaporiyia, ocupada por Rusia desde el inicio de la guerra, regrese a la soberanía ucraniana.

Define, asimismo, como «inadmisible» las amenazas por parte de Rusia de emplear armas nucleares en la guerra.

Recuerda que «la guerra en curso de la Federación de Rusia contra Ucrania continúa causando sufrimiento humano y destrucción a gran escala, y creando riesgos y crisis con repercusiones globales para el mundo».

En ese sentido, en la declaración se reafirma su compromiso a abstenerse «de la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier estado, los principios de soberanía, independencia e integridad territorial de todos los estados, incluida Ucrania, dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas, incluidas las aguas territoriales».

Además, se reclama que las disputas entre países se resuelvan «por medios pacíficos a partir de los principios del derecho internacional».

La declaración insiste en que «cualquier uso de la energía nuclear y de las instalaciones nucleares debe ser seguro y ambientalmente responsable».

Reclama que «las centrales e instalaciones nucleares de Ucrania, incluida la central nuclear de Zaporiyia, deben funcionar de forma segura bajo el control soberano total de Ucrania y de conformidad con los principios del OIEA y bajo su supervisión».

Además, proclama que «cualquier amenaza o uso de armas nucleares en el contexto de la guerra en curso contra Ucrania es inadmisible».

En cuanto al segundo elemento central de la declaración, el que se refiere a la seguridad alimentaria mundial, recuerda que «depende de la producción y suministro ininterrumpidos de alimentos».

Por ello, se subraya que «es fundamental la navegación comercial libre, plena y seguro, además del acceso seguro a los puertos marítimos de los mares Negro y de Azov».

«Los ataques contra buques mercantes en puertos y a lo largo de la ruta marítima, así como contra puertos civiles e infraestructuras portuarias civiles, son inaceptables».

«La seguridad alimentaria no debe convertirse en un arma de ninguna manera. Losproductos agrícolas ucranianos deben entregarse de forma segura a terceros países interesados», añade.

Por último, en la declaración se exige «la liberación de todos los prisioneros de guerra mediante un intercambio total».

Asimismo, incide en que «todos los niños ucranianos deportados y desplazados ilegalmente, así como todos los demás civiles ucranianos detenidos ilegalmente, deben ser devueltos a Ucrania».

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