un procedimiento psicoterapéutico en busca de identidad

RESUMEN

El propósito general de este artículo es describir la técnica psicoterapéutica de las constelaciones familiares, que permanece casi desconocida en los países hispanohablantes
mientras que en los de lengua alemana está experimentando una propagación insólita. Se
ofrece también exposición y discusión de la fuerte controversia que la envuelve desde su nacimiento. Se lleva a cabo en grupo y en una sola sesión, y consiste básicamente en una reestructuración del esquema de la familia de origen del cliente, el cual ha colocado en el centro de la estancia a algunos de los participantes en la sesión, que actúan como representantes de los miembros de su familia, de forma que configuran un árbol genealógico
viviente. A pesar de la enorme aceptación de la que goza, su eficacia aún está por ver y los supuestos en los que se basa por comprobar. Con todo, algunos de sus elementos sondignos de reflexión, como su particular encuadre de los problemas psicológicos en unadimensión transgeneracional (diacrónica). Además, la técnica en sí es novedosa y puede
constituir una potente herramienta para descubrir dinámicas significativas en las relaciones interpersonales.

Palabras clave: psicoterapia, constelaciones familiares, constructos teóricos.

En el variado paisaje de las terapias psicológicas rara vez ha aparecido una
opción con tanta fuerza expansiva y tanto potencial de controversia como la llamada
constelación familiar (versión libre del alemán Familienaufstellung, cuya traducción
literal sería más bien colocación de la familia). Desde su aparición a mediados de los años ochenta ha experimentado un éxito y una difusión inusitados. Según el listado de
direcciones disponible en Internet (www.bert-hellinger.de), en los países germanohablantesse encuentran actualmente en activo más de 150 profesionales formalmente acreditadosque la practican, surgidos en poco más de una década. A este éxito ha contribuido poruna parte su rápida y relativamente sencilla aplicación, y por otra el entusiasmo inmediato que despierta entre los participantes. Debido probablemente a la barrera del idioma, la técnica de la constelación familiar (en adelante, CF) aún es poco conocida enlos países de habla hispana. El salto intercultural se dará, probablemente, con escala enla cultura anglosajona en la que ha empezado a introducirse ya.
A pesar de su éxito comercial, hasta hoy han sido pocos los intentos de validación empírica, y también pocos o desafortunados los de encuadre teórico, con lo quepermanecen sin resolver muchas cuestiones de importancia. No es conocido si la técnica es eficaz desde el punto de vista psicoterapéutico, y si lo es, para quién o en quécircunstancias puede resultar beneficiosa.

Tampoco está claro si los presupuestos en los que se basa son sostenibles y si la técnica es congruente con ellos. Algunos detractores
entienden que se trata de un mero entretenimiento que no merece ser clasificado comopsicoterapia. Las críticas son también encendidas en cuanto a cómo actúa y hasta quépunto lo hace y, en todo caso, en qué escuela psicológica es posible encuadrarla.
Así y todo, la expansión sigue adelante levantando una importante polémica, no
sólo clínica, conceptual y epistemológica, sino también dirigida a la persona de su
creador, Bert Hellinger (nacido en 1925), ex misionero católico formado en el psicoa-
nálisis, al que se ha acusado de excesos ideológicos tales como dogmatismo o antise-
mitismo, aunque para el propósito de este artículo tales críticas vienen menos al caso
(véase al respecto Weber, 2003).

Ahora bien, aún estando justificada la controversia, la CF merece una mirada y
una reflexión. Fundamentalmente, porque la satisfacción de sus clientes le concede el beneficio de la duda acerca de sus posibles efectos sanadores. Y además, porque aporta
una perspectiva generalmente desestimada en las psicoterapias (y en la psicología en
general), que reconoce la transmisión, a través de las generaciones, de conflictos, preocupaciones familiares y modos de comportarse que derivan en, o de alguna formadeterminan, los problemas psicológicos actuales. Esta perspectiva “hereditaria” es estrictamente ajena a la transmisión genética, pero tampoco se deja explicar por la historia de aprendizaje de cada cual. A falta de una hipótesis clara, de la exposición de sus
autores (por ejemplo, Schäfer, 1997; Ulsamer, 1999) se deduce que tal herencia posee
más bien el carácter de una transmisión cultural. A tal perspectiva se le debe conceder
la duda de su interés clínico, sin perjuicio de los reparos acerca de su plausibilidad o
de la dificultad de comprobarla.

El ámbito de actuación propio de la CF lo constituyen los problemas personales,
ya sean de índole relacional, trastornos psicológicos propiamente dichos o enfermedades médicas. Últimamente ha encontrado también utilidad en el ámbito escolar, como instrumento para la solución de conflictos padres-escuela o dentro del aula (Franke-Gricksch, 2002). Un campo de actuación igualmente reciente y que parece prometedores el de la consultoría de organizaciones y empresas. La información obtenida a travésde la aplicación de la técnica, que saca a la luz las interacciones que caracterizan alsistema en cuestión, se utiliza como ayuda para tomar decisiones, tanto relativas arecursos humanos como logísticas (Weber, 2002). Aunque el manejo de la técnica esbastante similar para cualquiera de estos ámbitos, la que se describe en el presente
artículo se refiere básicamente al primero de ellos.

EL PROCEDIMIENTO

Antes que nada, se describirá la forma de proceder en la CF para que el lector
pueda formarse una idea precisa de lo que se está tratando. Es un procedimiento inusual
en psicoterapia y puede recordar ligeramente al psicodrama en su forma (Moreno,
1975), aunque no son técnicas emparentadas.
La CF siempre se realiza en grupo. Se trata de una terapia de sesión única.
Normalmente las sesiones tienen el formato de seminarios de dos o tres días. Los participantes (entre veinte y treinta) acuden movidos por el deseo de superar algún problema concreto, que puede variar por todo el espectro del malestar psicológico.
Dispuestos en círculo y por turnos, cada participante expresa de viva voz y de forma
muy breve en qué consiste tal demanda, para pasar inmediatamente a configurar a su familia (a colocarla, según la denominación original). Antes de empezar, el coordinador del grupo (por respeto a la controversia se evitará aquí la denominación “terapeu-
ta”) se informa también sucintamente sobre la estructura de la familia, y de forma
especial sobre eventos pasados relevantes que el cliente pueda recordar: fallecimientos
prematuros, enfermedad mental, pérdidas importantes. A continuación, el cliente elige de forma intuitiva entre el resto de los asistentes a los que representarán a los miembrosde su familia, incluido él mismo, pues durante la configuración el interesado adopta unpapel pasivo como observador externo de la escena.

En la representación toman parte sin excepción los padres y hermanos, con
frecuencia también abuelos, tíos u otros miembros cuya participación el coordinador
juzga conveniente, y con independencia de si están con vida. Si es preciso, el proceso
se remonta a cuantas generaciones el cliente pueda recordar. En ocasiones intervienen
también personas no emparentadas o incluso circunstancias: puede elegirse un representante para una enfermedad o para la ocupación laboral de algún miembro, para un accidente acaecido, etcétera, siempre que el coordinador lo considere determinante para
la comprensión de una constelación familiar concreta. Muy chocante resulta para el profano que todos los familiares fallecidos tempranamente, los bebés nacidos muertos,
e incluso en ocasiones los abortos deben estar representados en la constelación (en el próximo apartado se verá la razón de este proceder aparentemente macabro). Una función especialmente importante la desempeñan también todos aquellos parientes quepor algún motivo especial (alcoholismo, homosexualidad, crimen, enfermedad) fueron
en su momento excluidos de la familia. También las parejas anteriores de padres y
abuelos pueden ser representados, sobre todo si desaparecieron del panorama familiar por fallecimiento o por cualquier otra circunstancia forzosa o no deseada.

Una vez elegidos los participantes que actuarán en la configuración, y puestos
éstos en pie, esperan a ser “colocados” por el interesado. Para ello, éste los empuja
suavemente por la espalda hasta lograr para cada uno de ellos una determinada posición
y orientación en la estancia. Cuando todos los representantes han sido colocados se
observa una primera configuración de la familia, caracterizada por las posiciones relativas de unos miembros respecto de otros, y que se supone la proyección de la imagen que el cliente tiene de ella. Tras dejarla actuar unos segundos sobre los representantes,
el coordinador pregunta a cada uno de ellos cómo se encuentra en esa ubicación y orientación concreta, lo que incluye emociones, sensaciones corporales y especialmente posibles tensiones percibidas. Esta pregunta está formulada en un sentido gestáltico,
puesto que los representantes deben expresar el puro sentir aquí y ahora, sin aderezarlo ni contaminarlo con explicaciones, razonamientos o justificaciones de ningún tipo.

Como respuesta a este sentir, y siempre bajo la dirección del coordinador, la configuración inicial va cambiando poco a poco a través de reposicionamientos, hasta que se logra un grado de bienestar aceptado por todos. El proceso puede revelar que algún
personaje importante fue omitido al inicio, en ese caso otros participantes son invitados a sumarse a la escena. Cuando se llega a la configuración final (lo que se llama la solución), el interesado se incorpora tomando el lugar de su representante. Los cambios
que han sucedido y la imagen final de la familia suelen resultar altamente significativos
para el cliente, que por lo general manifiesta sentirse finalmente aliviado y haber conseguido un importante grado de comprensión y de implicación con sus circunstancias familiares. Es frecuente que se sienta emocionalmente muy conmovido, pero nosólo él o ella. Sorprende la facilidad con la que intensas emociones e incluso lágrimas
fluyen entre los propios representantes.
La configuración de una familia se remata con la pronunciación de algunas
frases sencillas, que poseen un cierto carácter ritual y que están encaminadas a clarificar relaciones. Se puede sugerir, por ejemplo, que una hija le diga a su madre (recordemos que estamos hablando de representantes y no de madres e hijas reales): «yo sólosoy la hija, los problemas de tu matrimonio son cosa tuya», o que un hombre dirija ala primera esposa fallecida de su padre: «gracias a tu muerte he podido nacer yo y te
honro por eso». La reacción de los otros miembros a la pronunciación de estas frases
sirve para evaluar si sus contenidos son acertados, y si las tensiones se han aliviado.
Si ello es así, los cambios en la configuración habrán tenido un efecto positivo en el interesado. Todo el proceso puede durar entre 15 minutos y una hora. Aunque no es tan
habitual, también es posible configurar la familia actual en lugar de la de origen si-
guiendo el mismo proceder.

Para sintetizar lo dicho hasta ahora puede decirse que, según la idea general de
la CF, cada miembro de una familia debe ocupar un determinado puesto respecto de los demás, en el que se sienta aceptado y respetado, y asumir las responsabilidades y funciones que le son propios (pero no más). En el transcurso de una CF, los lugares físicos que ocupan los representantes se consideran una metáfora de este orden familiar,o para ser exactos, de la imagen que el cliente tiene de ese orden. Así, la asunción
terapéutica básica mantiene que, a través de la CF, esta imagen cambiará para bien, es decir, en la dirección de aliviar tensiones y distorsiones y procurando así un efecto sanador.

LAS IDEAS DE FONDO

Si se tiene en cuenta la formación psicoanalítica de su creador, no sorprende que los supuestos básicos de la CF posean un marcado carácter psicodinámico, aunque no
intrapsíquico sino colectivo, donde la colectividad está constituida por la familia, conespecial referencia a los miembros precedentes. También el esquema terapéutico quemaneja la CF recuerda intensamente al psicoanálisis, puesto que se trata de sacar a la
luz contenidos inconscientes o no expresamente conocidos (aunque el dominio de esoscontenidos sea la familia diacrónicamente considerada, y no una psique individual) ytransformarlos a través de una vivencia controlada en la sesión terapéutica.
Es conveniente aclarar que las ideas de fondo de la CF no han sido hasta ahora
expuestas sistemáticamente, esto es, formuladas en forma de proposiciones que compongan un modelo, ni en forma de hipótesis que se pretenda verificar (de hecho, comoveremos, este es el problema que primero deberían resolver sus autores).

El principalreferente teórico lo constituye la obra del propio Hellinger (por ejemplo: Hellinger,1994; Hellinger y ten Hövel, 1996), que dista de ser sistemática. Otros autores básicos(Schäfer, 1997; Ulsamer, 1999; Weber, 1999) ofrecen una panorámica completa pero
más divulgativa que profesional. Se quiere decir con esto que las afirmaciones que se
harán a continuación han sido deducidas libremente de la lectura de tales obras, y que no es pretensión de estas páginas llevar a cabo tal sistematización. Un excelente resumen en inglés de los conceptos básicos de Hellinger puede encontrarse en Stiefel,
Harris y Zollmann (2002).
Desde un punto de vista descriptivo, la CF sostiene como idea principal que
determinados hechos impactantes tienen un efecto residual en todos los miembros de la familia en la que ocurren, y que las dinámicas no resueltas que persisten tras taleshechos se transmiten a generaciones posteriores. Se trata de una herencia sutil e inconsciente de obligaciones que fueron contraídas por familiares precedentes, y que viajana través de las generaciones formando parte del acervo cultural familiar. La asunción, también inconsciente, por parte de un miembro posterior de una tal obligación es lo que
se llama un enredo (Verstrickung, que en algunos textos en castellano se ha traducido por implicación, por ejemplo Weber, 1999). El cliente paga así las consecuencias de
conflictos no resueltos originados por hechos que no vivió. Otra forma de enredo
consiste en la identificación del cliente con otro familiar ya desaparecido, de forma
también involuntaria sin que le sea conocido. Suele tratarse de ascendientes que sufrieron un sino especial en su vida, como el abandono, la muerte prematura, la comisión
de un crimen, etcétera. Mediante esta identificación, consistente por ejemplo en asumirmaneras de comportarse similares, el miembro actual reintroduce en el sistema, por asídecir, al miembro anterior que en su día estuvo excluido o ausente. Ésta es la razón porla que el coordinador de las sesiones se interesa sobre todo por los acontecimientos
traumáticos pasados y llama a representar especialmente a sus protagonistas.

Así seentiende que la muerte (como hemos visto, también en el vientre materno) adquiera un la vida familiar.
Veamos algunos ejemplos de enredos: (1) un embarazo no deseado que conduce
a un matrimonio infeliz puede derivar en un sentimiento de culpa del hijo por la
infelicidad de los padres; (2) las ideas suicidas y el comportamiento autodestructivo de
un adolescente pueden entenderse como solidaridad con un hermano muerto en accidente a edad muy temprana; (3) la actitud agresiva de una mujer hacia su pareja puede
ser la expresión de la ira reprimida de una ascendiente maltratada por su esposo; (4)
una mujer joven incapaz de mantener relaciones amorosas estables puede estar identificándose con una antigua novia del padre, que en su día fue abandonada por él de forma injusta.

Pues bien, siguiendo la lógica de la CF, es posible no sólo descubrir sino tam-
bién deshacer tales enredos a través de la técnica antes expuesta. La dinámica que se desarrolla durante la representación familiar revelará los posibles enredos y otras relaciones perjudiciales mediante las sensaciones vividas por los representantes. Si dos
personas están efectivamente “enredadas”, sus representantes en la configuración manifestarán ese vínculo a través de una atracción mutua. Los autores de la CF, y ésta estal vez su tesis más arriesgada, aseguran que los puestos que ocupan los representantes
poseen su propia identidad y fuerza, de manera que experimentarán durante la constelación las mismas sensaciones que las personas a las que representan. La descripciónde este fenómeno y las explicaciones que para él se han propuesto son francamenteinsatisfactorias, como se expondrá detalladamente en el próximo apartado.

Como quiera que sea, los cambios que el coordinador va introduciendo en la
configuración de la familia y las frases rituales que se pronuncian al final permiten
romper los enredos, diluir conexiones negativas, o aclarar actitudes respecto a otros miembros de la familia.

En definitiva, la CF lograría una reconciliación con la historiafamiliar y con sus protagonistas. El coordinador dirige estos cambios basándose en undeterminado -y como veremos, también muy controvertido- “orden” familiar, consistente en un conjunto de normas que, para bien ser, deben regir el funcionamiento de
cualquier familia. Una de estas normas es la integridad: todos los miembros deben estar
integrados en la familia y ser reconocidos por los demás, las exclusiones generan
tensión y enredos. Otra es la tendencia a equilibrar los saldos de pérdidas y ganancias.
Si alguien obtiene un beneficio perderá algo por otro lado, y si no, serán los descen-
dientes quienes ajusten el balance. Otra se refiere al rango: los miembros anteriores
tienen prioridad sobre los más jóvenes, lo que quiere decir por ejemplo que los hijos
siempre deben honrar a padres y abuelos pero no necesariamente al revés, o que el hijo primogénito tiene prioridad sobre sus hermanos. Basten éstas como ilustración.

Parauna exposición más completa puede acudirse a Hellinger (por ejemplo, Hellinger, 1996;Hellinger, Weber y Beaumont, 1998), o al texto traducido al castellano de Weber (1999).
Resulta obvio que la CF considera el vínculo familiar y el sentimiento de pertenencia de sus miembros como la variable psicológica básica, con independencia delgrado de estabilidad del vínculo que de hecho exista o de la opinión que uno tenga alrespecto. Existe una tendencia fuerte y natural a mantener un vínculo familiar saludable, sin el cual será difícil experimentar bienestar psicológico o mantener vínculos saludables con otras personas. Y la salubridad de la familia se mide en términos del
orden antes mencionado, es decir, depende de la medida en que cada miembro ocupe
su lugar y asuma sus responsabilidades en el sistema, y se sienta integrado y respetado en él.