Es la principal favorita para suceder a Joe Biden tras la renuncia de éste a la carrera electoral

Responde a un perfil combativo en su juventud, celosa de su vida privada y muy exigente en el trabajo

Kamala Harris, en una imagen reciente.

Cuando pocos lo creían, Estados Unidos vuelve a abrirse a la posibilidad de tener a su primera presidenta en la historia del país. Antes se tienen que dar dos circunstancias: que Kamala Harris sea la elegida por los demócratas para suceder a Joe Biden tras la renuncia de éste y que después gane las elecciones a su némesis, Donald Trump. Pero, ¿quién es ella?

Su currículum más o menos conocido dice que Kamala Harris nació el 20 de octubre de 1964 en Oakland, California, como hija de un profesor de economía jamaicano, Donald Harris, y una médica de origen indio que centró parte de su carrera a la investigación en cáncer, Shyamala Gopalan. Recibiría una educación multicultural y progresista, aunque desde la perspectiva de una niña que a los siete años vivió el divorcio de sus progenitores. Con su madre y su hermana se fue a vivir a Canadá, donde pronto consolidaría algunos de sus rasgos principales: liderazgo, inteligencia, tenacidad y un profundo sentido de la privacidad.

Hoy por hoy, es difícil asistir a un enfrentamiento tan divergente como el que protagonizarían Donald Trump y Kamala Harris si finalmente este se da. Dos perfiles completamente divergentes, dos formas radicalmente diferentes de ver la vida y la política.

Baste un rasgo de cuna: su madre eligió el nombre de Kamala como un guiño a sus raíces indias (Kamala significa «loto» y es otro nombre de la diosa hindú Lakshmi) y al empoderamiento de las mujeres. «Una cultura que adora a las diosas produce mujeres fuertes», dijo Shymala Gopalan a ‘Los Angeles Times’ en 2004.

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Cuando era niña, Harris asistió tanto a una iglesia bautista negra como a un templo hindú, abrazando tanto su identidad surasiática como su identidad negra. Visitó la India cuando era niña y estuvo fuertemente influenciada por su abuelo, un funcionario de alto rango que luchó por la independencia de la India, y su abuela, una activista que viajó por el campo enseñando a mujeres empobrecidas sobre el control de la natalidad.

Activista precoz

Kamala Harris conoció el activismo desde pequeña y a los 13 años ya encabezó junto a su hermana menor, Maya, una manifestación frente a su edificio de apartamentos en protesta por una política que prohibía a los niños jugar en el césped. Ganó la reivindicación.

En 1990, después de aprobar el colegio de abogados, Harris se unió a la oficina del fiscal del condado de Alameda en Oakland como asistente del fiscal de distrito centrándose en delitos sexuales. Al principio, la familia de Harris se mostraría escéptica sobre la elección de su carrera, pero les convenció cuando dijo que quería «cambiar el sistema desde dentro».

Con tenacidad y muchísimo trabajo, iría desarrollando una carrera política muy importante que incluiría una amistad con Barack Obama, que se remonta a su candidatura al Senado en 2004. Fue la primera funcionaria destacada de California que lo respaldó durante su candidatura presidencial de 2008. En 2013 se grabó al presidente Barack Obama refiriéndose a Kamala Harris como «la fiscal general más guapa del país». Más tarde se disculparía después de que los críticos calificaran el comentario de sexista.

Su boda y su ascenso

Tras una relación muy discreta, Kamala Harris se casaría con Doug Emhoff, un abogado corporativo en Los Ángeles, en 2014 en una ceremonia privada oficiada por su hermana. Emhoff tiene dos hijos de su matrimonio anterior y llaman a Harris «Momala».

Kamala ganaría su carrera por el Senado de Estados Unidos en 2016, derrotando a su colega demócrata Loretta Sánchez, una congresista moderada con 20 años de experiencia. A partir de entonces, su ascenso se haría irrefrenable hasta el punto de generar la atención y el desprecio de Donald Trump. En dos entrevistas televisivas en el transcurso de una semana en 2019, el entonces presidente calificaría a Harris como «desagradable» y «poca cosa».

Cocinera, lectora y jefa dura

Kamala Harris es una cocinera entusiasta que marca recetas de la sección de cocina del ‘New York Times’ y ha probado casi todas las recetas de ‘The Art of Simple Food’, de Alice Waters. Su plato principal para cenar es un sencillo pollo asadoColecciona zapatillas Converse Chuck Taylor, que son sus zapatos de viaje favoritos, y sus libros favoritos incluyen ‘Native Son’, de Richard Wright, ‘The Kite Runner’, de Khaled Hosseini, ‘La canción de Salomón’, de Toni Morrison, y ‘El león, la bruja y el armario’, de C.S. Lewis.

Por lo general, se despierta alrededor de las 6 de la mañana y hace ejercicio durante media hora en la máquina elíptica. Desayuna unos cereales integrales con leche de almendras y té con miel y limón antes de irse a trabajar. Y se describe a sí misma como una jefa «dura», aunque sobre todo consigo misma.

Si se presenta a la carrera y es elegida en noviembre, se convertiría en la primera mujer presidente en la historia de Estados Unidos. El lema que define su actuación vital proviene de su madre: «Puedes ser el primero, pero asegúrate de no ser el último».

Kamala Harris está recitando “conjuros ocultos… luciferinos”, afirma un importante activista anti-LGBTQ+

“Estoy seguro de que esta opinión parece bastante razonable mientras estoy bajo los efectos de hongos”.

James Lindsay, un destacado activista anti-LGBTQ+ que se atribuye el mérito de haber inventado el insulto “groomer” y fue catalogado como una de las mayores fuentes de desinformación anti-trans en las redes sociales en 2022, cree que descubrió un secreto para la vicepresidenta Kamala Harris: está recitando un encantamiento “marxista y luciferino”.

Lindsay, quien apareció en los titulares nacionales por primera vez después de falsificar un estudio académico para desacreditar los estudios críticos de género y raza, compartió un video elaborado por el partido republicano que es una compilación de Harris usando la frase “lo que puede ser, sin la carga de lo que ha sido”. Es una expresión que usa mucho (los políticos suelen repetirse muchas veces cuando dan discursos enlatados para diferentes audiencias) y es una frase que muchos demócratas repetían esta mañana en las redes sociales porque está muy asociada con su estilo de hablar.

Pero en lugar de simplemente señalar que Harris usa mucho esa frase vagamente inspiradora (una frase que sugiere que las personas pueden ser y hacer más de lo que se les permitía en el pasado), Lindsay decidió que tenía que haber un significado más profundo y oscuro.

“Esta frase, que ella repite todo el tiempo, no es misteriosa”, escribió, aunque no está claro si alguien pensó que era misteriosa en primer lugar. “Es esotérica. Es decir, es oculta. Es un conjuro marxista y luciferino, y eso se ve fácilmente”.

Insistió en publicaciones posteriores en X que “la gente que sabe, sabe” y que está “codificado y es gnóstico en su formulación y el principio que ella articula es en última instancia luciferino/hermético, a la Marx”.

Lindsay dijo que a menudo levanta la mano derecha mientras dice esta frase y publicó una foto de una estatua de Baphomet con alas y cuernos de cabra haciendo el mismo gesto, lo que tal vez implica que el mismo Satanás hace el mismo gesto. Si bien los satanistas de la actualidad han adoptado a Baphomet como una figura religiosa, en su origen era una deidad oculta.

Luego explicó que Karl Marx veía al comunismo como algo que sucederá en el futuro cuando el proletariado quiera “liberarse de los antagonismos de clase”, y la frase de Harris también se refiere al futuro, por lo que son prácticamente lo mismo.

Después de varias publicaciones extensas sobre Marx, Lindsay dijo que la expresión de Harris evoca la teoría queer, que, según él, es lo mismo que el “marxismo queer”, aunque no lo sea. (El marxismo es un sistema de pensamiento modernista principalmente sobre economía, y la teoría queer es posmoderna, de mayor alcance y, a veces, antimarxista, ya que refuta la idea de verdades universales en las que se basa el marxismo).

“La homosexualidad aún no ha llegado. La homosexualidad es una idealidad”, citó a un escritor no identificado, afirmando que eso es más o menos lo que Harris estaba diciendo.

“¿Qué tan claro tiene que estar escrito para poder verlo?”, escribió Lindsay mientras divagaba en varias publicaciones más sobre X.

Luego comparó la frase de Harris con la teoría crítica de la raza, otro fantasma conservador, porque la teoría crítica de la raza quiere construir “una sociedad ‘antirracista’… una que pueda ver o imaginar ‘lo que puede ser, sin el peso de lo que ha sido’”, afirmó, apoyándose nuevamente en la idea de que pensar en el futuro es lo que une a todas estas escuelas de pensamiento contradictorias con “la rebelión de Lucifer contra el Cielo”.

“Resumiré aquí, aunque podría decirse mucho más”, escribió Lindsay después de varias docenas de publicaciones. “Estamos atravesando una revolución francesa (o comunista) global, que tendrá resultados desastrosos. Kamala Harris canta el conjuro marxista/luciferino de esa agenda malvada: ‘ver lo que puede ser, sin la carga de lo que ha sido’”.

Los derechistas han agrupado durante mucho tiempo a satanistas, marxistas y personas de color como enemigos de la cultura capitalista cristiana occidental, pero incluso los fanáticos derechistas de Lindsay parecían escépticos sobre su teoría.

“Ella simplemente eligió palabras que cree que suenan elegantes juntas y se las probó como si fueran joyas bucales”, respondió Marina Medvin, quien se define a sí misma como una “conservadora y agitadora” en su biografía.

“Estoy seguro de que esta opinión parece bastante razonable mientras estás bajo los efectos de hongos”, respondió Bruce Wilson.

Kamala Harris debe romper con Biden en la política hacia Israel

Kamala Harris debe romper con Biden en la política hacia Israel

Kamala Harris debe romper con Biden en la política hacia Israel© Proporcionado por eldiario.es

Una Harris presidenta podría hacer que EEUU utilizara el sentido común diplomático y la presión financiera para lograr una solución política a largo plazo que ponga fin al sistema de ‘apartheid’ de Israel sobre los palestinos y garantice la equidad, la justicia y la seguridad para palestinos e israelíes por igual

Netanyahu agradece apoyo de Biden a Israel antes de iniciar viaje rumbo a Washington

Un día de finales del verano de 2019, empaqué mi vida en un viejo Nissan Altima y conduje por todo el país desde San Francisco hasta Waterloo, Iowa, para trabajar por la elección de la entonces senadora Kamala Harris como presidenta. Después de cuatro años de una presidencia de Trump que despojó de derechos a los más marginados de este país, me impulsó su visión de que “la justicia está en la boleta electoral” y que cada individuo debería tener garantizados sus derechos fundamentales y tener la oportunidad de prosperar.

Con el tiempo me uniría a la administración Biden como designada política en el Departamento del Interior de Estados Unidos, deseosa de aplicar los valores que tanto me inspiraron de la campaña de Harris. Esos mismos valores me llevaron a convertirme en mayo en la primera política judía nombrada en renunciar a la administración Biden en protesta por el apoyo incondicional del presidente al ataque de Israel a Gaza. Ahora, Harris está preparada para ser la candidata demócrata que se enfrentará a Donald Trump en noviembre.

Vídeo relacionado: VÍDEO | Kamala Harris recoge el guante de Biden: «Quiero unir al Partido Demócrata y al país» (Dailymotion)

Dimití debido a la desastrosa política de Joe Biden en Gaza, proporcionando apoyo financiero y diplomático al ejército israelí para masacrar, castigar con el hambre y expulsar por la fuerza a innumerables palestinos en Gaza.

Como miembro del personal de la administración, escuché informes de que Harris y su personal presionaron al presidente de los Estados Unidos para que adoptara una política sobre Gaza que fuera más humana y alineada con el derecho internacional, pero que sus peticiones fueron rechazadas. Vi a la Harris por la que viajé a Iowa para su discurso en Selma convertida en el primer alto funcionario de la Administración pidiendo un alto el fuego, aun cuando me decepcionó que fuera sólo por seis semanas. Se dijo entonces que eso fue un esfuerzo del equipo de Biden para suavizar su discurso. Es vergonzoso que Biden se negara a escuchar a Harris o a la mayoría de los estadounidenses. Ahora que Biden se hace a un lado, Harris tiene la oportunidad de trazar su propio camino en Israel y Palestina.

Durante meses, la mayoría de los demócratas estadounidenses, incluidos los judíos, han apoyado un alto el fuego duradero y un acuerdo de rehenes entre Israel y Hamás. Harris debe dejar claro que apoya el uso de la influencia del Gobierno estadounidense para poner fin al derramamiento de sangre y reunir a las familias. Una forma clara de hacerlo es apoyando un embargo de armas ofensivas para el ejército israelí, una política planteada por Biden antes de que finalmente reculara y diera luz verde a la devastadora invasión terrestre de Rafah por parte de Israel.

Una vez que termine el brutal ataque de Israel contra Gaza, una presidenta Harris podría comenzar una nueva era en que Estados Unidos utilizara el sentido común diplomático y la presión financieara para lograr una solución política a largo plazo que ponga fin al sistema de apartheid de Israel sobre los palestinos y garantice la equidad, la justicia y la seguridad para palestinos e israelíes por igual.

Al diferenciarse de la política fallida de Biden, Harris tiene la oportunidad de reconstruir una coalición para derrotar a Trump que incluiría a progresistas, jóvenes y árabes americanos, entre otros.

Más de 700.000 demócratas votaron sin compromiso(especie dd voto en blamco) en las primarias en protesta por el apoyo de Biden a la guerra de Israel contra Gaza. Son una parte crucial de la coalición necesaria para que los demócratas ganen en estados indecisoss como Michigan, Georgia y Minnesota. Las políticas que estos votantes exigen son ampliamente populares entre los demócratas y los estadounidenses en general. Incluso la mayoría de mi propia comunidad, los judíos americanos, apoya condicionar los envíos de armas a Israel.

Harris debe iniciar una nueva era en la política estadounidense hacia Israel, no sólo porque sea lo correcto, sino porque es a la vez lo popular y lo políticamente inteligente. ¿Qué mejor manera de llamar la atención sobre el autoritarismo de Trump que Harris rechace rotundamente todo autoritarismo en el extranjero?

Harris no ha cumplido en ocasiones sus promesas de hacer justicia. Como fiscal, puso tras las rejas a consumidores de drogas no violentos y procesó a padres por la ausencia de sus hijos a la escuela. También ha mantenido estrechos vínculos con el Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí (Aipac), el lobby de derecha financiado principalmente por donantes republicanos que ha respaldado a quienes niegan las elecciones y a extremistas antiaborto. Si Harris habla en serio acerca de “poner la justicia en la boleta electoral”, debe comprometerse a poner fin al encarcelamiento masivo y al procesamientexcesivo en este país y rechazar la agenda derechista de Aipac como presidente. Si hace ambas cosas, tiene la oportunidad de conseguir un número récord de votos que le permita derrotar a Trump en noviembre.

El 20 de enero tengo la esperanza de que tome posesión la primera mujer presidenta, una que tuvo éxito porque dejó de jugar con el centro supuestamente móvil y, en cambio, abrazó a toda la coalición del Partido Demócrata, incluidos progresistas, votantes jóvenes y árabe-estadounidenses. Para ganar esta lucha, Harris debe adoptar una postura clara contra el apoyo incondicional al ejército israelí. Debe esforzarse por servir al pueblo estadounidense y escuchar a la mayoría de los estadounidenses que piden el fin del status quo de violencia y allanar el camino hacia una igualdad, justicia y libertad genuinas para palestinos e israelíes.

Kamala Harris sale al ataque: «Es una elección entre libertad y caos»

La vicepresidenta dio este martes su primer mitin en Milwaukee, la principal ciudad de Wisconsin, uno de esos estados clave que decidirán la elección

El cambio de Biden por su vicepresidenta reduce la ventaja de Trump, según las primeras encuestas

Kamala Harris, durante el mitin en Milwaukee.

Kamala Harris debutó ayer como candidata de facto del Partido Demócrata a la presidencia y dejó claro que su mejor baza electoral es que tiene enfrente a Donald Trump. La vicepresidenta -todavía no votada como nominada, pero con los apoyos necesarios en el bolsillo- dio ayer su primer mitin en Milwaukee, la principal ciudad de Wisconsin, uno de esos estados clave que decidirán la elección.

Allí se dedicó sobre todo a atizar al expresidente de EE.UU. y a retratar las diferencias fundamentales y críticas entre sus propuestas y las de Trump.

«Perseguí a criminales de toda índole», dijo en referencia a sus años como fiscal de distrito en San Francisco y como fiscal general de California. «Depredadores que abusaban de mujeres, defraudadores que timaban a los consumidores, tramposos que rompían las reglas en beneficio propio. Así que hacedme caso cuando os digo que sé el tipo de persona que es Donald Trump».

George Clooney respalda a Kamala Harris como candidata y elogia a Biden tras pedir que se retirase

El actor, uno de los principales donantes del Partido Demócrata, reclamó que el todavía presidente no volviese a ser candidato en noviembre

Harris atacó a Trump por sus posturas extremistas sobre aborto y por beneficiar a multimillonarios con su política fiscal y aseguró que en su campaña «la gente es lo primero», una referencia al ‘America primero’ de su rival.

¡Para ti que vives fuera de España, el mejor precio! Informar y opinar con libertad de criterio cobra un valor añadido de denuncia en defensa y protección de valores esenciales de nuestra convivencia.

La vicepresidenta defendió que la cita electoral de noviembre «es una elección entre la libertad y el caos» y que ella no permitirá «que vayamos hacia atrás».

«La nuestra es una batalla por el futuro», dijo con un regusto a los discursos optimistas de Barack Obama.

El mitin fue también un ejercicio de contraste con lo que había sido hasta ahora la campaña de Joe Biden. Fue probablemente el acto político con más asistentes en lo que va de ciclo electoral y, sin duda ninguna, el que mostró más energía. Incluidos los gritos del público de ‘¡a la cárcel!’, dedicados a Trump, los mismos que los seguidores del multimillonario neoyorquino lanzaban contra su rival en 2016, Hillary Clinton.