Una reflexión sobre los procesos mentales abstractos que pueden existir después del miedo.
Karin Silvina Hiebaum – Prensa Internacional
En principio, las emociones son un elemento básico de la psicología humana, precisamente porque son universales. Esto significa que el miedo, como emoción que es, está presente en prácticamente todas las sociedades y miembros de nuestra especie, y lo ha hecho durante miles de años, ya que es un aspecto esencial del comportamiento de nuestra especie.
Todas las etnias y tribus experimentan el miedo y lo expresan de una manera muy similar, con los mismos gestos faciales, y esto demuestra que las emociones surgen en gran medida de una serie de predisposiciones biológicas que surgen de un proceso de selección natural. Simplemente, la incapacidad de sentir miedo era demasiado cara para que los genes que generaban este fenómeno pudieran transmitirse a generaciones posteriores.
Las emociones tienen diferentes capas de complejidad; no es lo mismo tener miedo a la presencia de un tigre que pensar en perder el trabajo. Esto hace que muchas personas sufran ansiedad sin siquiera saber exactamente lo que genera; y en algunos casos, incluso se engañan a sí mismas para demostrar que no se sienten así.
El miedo puede ser una experiencia con varias capas psicológicas
Todos los procesos mentales que surgen en nuestra conciencia lo hacen mezclándolos con una serie de conceptos abstractos. Esto significa, por ejemplo, que nunca experimentamos las emociones por nosotros mismos, de una manera «mura»; en todos los casos, las vivimos a través de la interpretación que hacemos de lo que nos está sucediendo. No somos capaces de vivir nuestro lado emocional de una manera completamente separada de nuestro uso del lenguaje, excepto en situaciones excepcionales en las que hay una serie de anomalías neurológicas o problemas de neurodesarrollo.
Por lo tanto, si es un desafío lidiar con nuestras propias emociones, es precisamente porque no tenemos un conocimiento preciso de cuál es su origen. La capacidad de pensar abstracto es una gran ventaja para argumentar de una manera muy sofisticada y teniendo en cuenta muchas posibilidades, pero también hace que a veces nos perdamos en nuestros propios sentimientos y emociones sin saber cómo analizarlos.
Si nuestra mente estuviera ocupada solo por los estímulos que captan nuestros sentidos, tendríamos un nivel mucho menor de inteligencia, pero en muchos aspectos nuestra vida sería menos complicada; pero como tenemos una gran facilidad para crear conceptos abstractos en nuestra mente (p. ej. B. la tranquilidad de una puesta de sol junto al mar o la delicadeza de una flor), también surgen formas complejas de experimentar emociones
La importancia del autoconocimiento
Hay muchas razones por las que la raíz de nuestro miedo no es obvia para nosotros. A veces esto se debe a que lo que nos molesta es un tema tabú debido a la presión social. En otras ocasiones, porque no nos atrevemos a abordar un conflicto interno sobre el que hemos construido un proyecto de vida que comienza a temblar. En otras ocasiones, se debe simplemente a la ignorancia; que no entendemos algo que nos hace sentir amenazados sin razón. Pero en todos estos casos, el problema está asociado con una posible solución que se puede desarrollar en psicoterapia, mientras que cuando el tiempo pasa y seguimos alimentando esta inercia, no promover el autoconocimiento, el malestar se intensifica y puede estallar una crisis emocional.