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Mientras nadie sale del estupor por las escandalosas y repugnantes revelaciones sobre la licenciosa vida de Alberto Fernández y cuando el Kirchnerismo (auto percibido peronista) intenta enterrar sin velar al “cadáver político” del ex presidente puesto por Cristina, el intendente de Río Gallegos Pablo Grasso sacó pasajes para subirse al “tren fantasma” del rejunte que pretende ganar un espacio antes de la debacle total.

Fue en la provincia de La Rioja, a donde viajo el Jefe comunal riogalleguense para buscar una foto que no lo deje afuera de lo que será seguramente un intento por re armar un espacio herido de muerte por el descreimiento generalizado de la ciudadanía. En este espacio político que perdió el rumbo ante el silencio y la dudosa conducción de Cristina, quien entre la dictadura de Maduro y los casos de corrupción y violencia de género que protagoniza Alberto – sumado a la caída de Fernando Espinoza en la Matanza, acusado de violación, y la pésima gobernación de Buenos Airesde Áxel Kiccilof – parece haber dejado un barco a la deriva en la que el PJ no sabe como enderezar.

Allí va Grasso, en busca de un lugar ya que en Santa Cruz pierde protagonismo mas allá del municipio que conduce o que a duras penas intenta conducir.

Por eso, haciendo caso a algún asesor/a trasnochado/a, se fue a la provincia norteña, en donde solo circula la cuasi moneda“Chacho” que sin respaldo alguno inventó Quintela, para una provincia empobrecida por años de “feudalismo”.

Es que el riojano aprovechando el “río revuelto” busca quedarse con el sello del PJ junto a Áxel, en una dupla que seguramente será la fórmula de aquí en más y para ello inventó un acto como seudo relanzamiento. Se trató del acto de jura de la nueva Constitución provincial. 

En ese escenario – lejos del escenario en realidad – estuvo Grasso, buscando la foto y presentándose como el “heredero” del kirchnerismo santacruceño.

Heredero del fracaso

Según la prensa oficial del municipio, el intendente se reunió el  jueves con el gobernador Quintela, luego de haber asistido al encuentro de la Federación Argentina de Municipios ( cuyo presidente es el presunto abusados sexual, Espinoza) «en busca de frenar el ataque a las comunidades del interior del país», afirmaron sus voceros.

Pero la verdad es otra: lo que busca Gasso es mostrase como protagonista “de algo”; aunque más no sea ser parte de los restos de la ahora oposición.

En medio de la vorágine de la información que revela la verdad sobre la gestión de Alberto y el recelo que despierta en la mayoría de los dirigentes del PJ el rol que cumplió en los últimos años el “Kirchnerismo, Cristinismo y La Cámpora”; el intendente de Río Gallegos intenta surgir como un heredero natural de la “pinguinada”. Alguien debería haberle avisado, que esa herencia no solo está devaluada en el país, sino que en Santa Cruz pocos quieren ser identificados como parte de esa estructura que desvalijó a la provicia.

No obstante, Grasso sabe que no le queda otra y por eso viajó a la Rioja en busca de la “bendición” de quines seguramente comenzarán a tomar decisiones dentro del PJ.

En tal sentido Grasso aseguró: «debatimos sobre la reorganización del peronismo y como proyectar un nuevo modelo de país, inclusivo, productivo, con la industria como faro y los trabajadores como columna vertebral, en definitiva el anhelo de volver a ser la esperanza de nuestro pueblo, sin quejas pero con trabajo y debate». En definitiva, todo lo que prometieron por décadas; y nunca hicieron.

Los mismos de siempre

Este viernes, durante el acto de jura por la nueva Constitución de La Ríoja, todos los presentes intentaron dar una muestra de “unidad y recambio”, pero las caras lo decían todo: la unidad es a conveniencia y el recambio son los mismos de siempre.

Así, en el “superdomo” de la capital riojana se pudo ver al “mayordomo de Cristina” Oscar Parrilli, pasando por el tucumano Juan Manzur, la ex ministro de Alberto y “social de Massa” Victoria Tolosa Paz, junto a algunos intendentes del conurbano como Leonardo Nardini y Daniel Gollán, exministro de salud de la última etapa K en el gobierno nacional. Los mismos de siempre. Entre ellos, un poco mas lejos en las filas del “atrás” estaba Grasso; en una lógica que la gente ya descubrió. Con los mismos de siempre, se obtienen los mismos resultados. Esto es lo que viven a diario los vecinos de Río Gallegos.

A este “tren fantasma” que aun carga con un “cadáver político”; sin conducción y rodeado de fantasmas de la vieja política, se subió Pablo Grasso.