Por Jorge Sánchez

Gente ocupada en temas profundos propone que la primer experiencia es pensar. En contraste declaran algunos, lo más importante que deberíamos pensar hoy es que no pensamos lo suficiente. No se refieren a que no lo hagamos definitivamente. Lo entienden como un aprendizaje que combinando lógica y conciencia, es continuo por inacabado. En definitiva, se trata de la manera en que nos ubicamos en realidades que independientemente de la dimensión que interese, supone un devenir ciertamente abrumador para el entendimiento de cualquiera en particular.

El empeño por morigerar las angustias que atravesamos, arribar a la solución de carencias inéditamente extendidas y por reactivar las actividades económicas invita a poner foco entre otras cosas en la innovación de procesos, productos y servicios. Comunicaciones instantáneas, globales y baratas se asume, podrían canalizar conocimiento disperso en la sociedad hacia propuestas de valor que por novedosas traccionen actividades y empleo generando riqueza. Aseveración que en principio es correcta.

Difundimos un importante acervo para promover visiones por el estilo. Pero los supuestos sobre los que se edifican generalmente refieren a realidades que no son con las que tratamos habitualmente. Desde luego esto no los descarta a priori. En todo caso, es importante entender que aprender de otras realidades requiere de la comprensión de cómo han hecho otros antes que de la traspolación de sus conclusiones.

Por economía digital se entiende a la dinámica de mercados en los que la creación de valor y su intercambio transcurren en entornos digitales. Su objeto de explotación es el dato, producido en la interacción de agentes que se relacionan empleando infraestructuras telemáticas. La naturaleza del dato como bien privado y público simultáneamente, y el hecho de que no perezca y pueda explotarse indefinidamente tiende a cambiar el proceso económico, la competencia y la acumulación de capital.

Provoca lo que se llama efectos de red. Cuanto más grande es la red, más datos se producen. Cuanto mayor es la capacidad de capturarlos y procesarlos, más importante es la escala de la explotación económica. Sobre estas capacidades se construyen las ventajas competitivas de las empresas. Ello resulta en estrategias de negocio del tipo envolvente. Esto es la integración permanente de nuevas iniciativas o emprendimientos en propuestas de valor de empresas más consolidadas que expanden su oferta. Importante tractor de la reorganización empresarial en mercados que por suficientemente digitalizados ofrecen oportunidades a nuevos emprendimientos. Esta arista que no es la única relevante, es la que ha atraído la atención buscando promover el desarrollo del emprendedorismo. Constituye la referencia conceptual de lo que habitualmente consumimos sobre el tema.

En contraste y como venimos señalando en la columna, la economía del sur de Chubut Argentina atraviesa el efecto combinado del cambio tecnológico y la transición energética. Mientras la primera promueve la migración de capital hacia la Cuenca Neuquina en el corto plazo, la segunda tiende a desconectarla a mediano y largo plazo de las tradicionales cadenas de valor de las que participa. Para el interés de estos comentarios, su singularidad estriba en el contraste entre los incentivos que ofrece a la inversión y la dotación de recursos naturales y genéticos disponibles.

Su sistema político ofrece mejores incentivos a la captura de rentas del estado que al desarrollo de proyectos competitivos. Se trata del resultado de la histórica organización corporativista de la economía con preeminencia estatal. El estado controlado por grupos que lo asumen como botín para distribuir rentas espurias y prebendas, se convierte en objeto explícito de cooptación. Esta es una circunstancia que combina con la volatilidad de la economía nacional, que inhibe inversiones que requieren tiempo para producir resultados. Este es el caso de la explotación de recursos naturales y genéticos.

Ciertamente, la competitividad de cualquier empresa incluso de las de nuestro medio y atendiendo al sector de que se trate, se basa en la innovación de procesos y en sus esfuerzos de marketing. Conceptualmente, la combinación gana y retiene clientes a la vez que provee la productividad que facilita la sobrevivencia y el crecimiento. Pero las posibilidades de generalizar la innovación hasta convertirla en dispositivo de significación están limitadas por factores institucionales que no es posible excluir de las reflexiones que pretendan soportar acciones consistentes en la materia.

En primer lugar la incapacidad para establecer una regla monetaria que por compartida sea sustentable, hace de la estabilización una meta nacional permanente por inalcanzable. Resulta en la inmediatez como foco excluyente de cualquier plan y en la inhibición de alternativas asociadas al largo plazo. La confianza se construye en el tiempo, no se decreta. Esta circunstancia generalmente es tan omitida por los entusiastas de alguna tecnología como por dirigencias ocupadas en rentas inmediatas.

Por esto último las iniciativas públicas tienen más efectos publicitarios que reales. Los cambios en el patrón de desarrollo son esperables por los efectos acumulativos a lo largo del tiempo. Exceden cualquier gestión pues se trata de una construcción colectiva. En todo caso, los facilitadores son la disponibilidad permanente de financiamiento y la investigación sistemática transferida como ofertas de capacitación, entrenamiento e información de mercados. Cada una requiere de coordinación y grandes cuotas de participación efectiva del sector privado procurando pertinencia. Condición que se contrapone con las necesidades de control político de reparticiones que se utilizan como premios a la lealtad partidaria antes que como instrumento de prestaciones efectivas. Esas organizaciones finalmente suelen devenir en onerosas burocracias.

De esto no están exentas las universidades nacionales. A la postre los mayores centros albergando talento multidisciplinario. Su régimen de empleo generalmente inhibe salvo excepciones, la competencia de proyectos académicos y la interacción con el medio. Un sistema universitario cerrado, no solo es escasamente contribuyente de algún cambio sino que limita su actividad a la auto reproducción. Hemos señalado antes la ausencia de la creación de nuevas empresas o la formación de estrategias en las currículas de ciencias económicas. Una de sus consecuencias es la inexistencia de programas de investigación y su divulgación entre la comunidad empresaria.

La innovación en definitiva, representa una urgente necesidad en la región. Es menester pensarla más y rigurosamente. Sin atender críticamente al acervo conceptual que habitualmente se promueve, las singularidades de la economía en la que pretenda desplegarse, la exposición de las actividades a la volatilidad, la calidad de la coordinación interinstitucional y el desperdicio habitual de recursos públicos que la desatiende, se limita a entusiasmo o incluso a ideología.


Jorge Sánchez es Consultor Asociado en Claves ICSA Master of Business Administration por Broward International University, Diplomado en Políticas Públicas por UNPSJB, Diplomado en Economía Austríaca por ESEADE y en Negocios Internacionales por UNLZ. Las imágenes son producciones del artista Mauro Esains en Comodoro Rivadavia, Argentina.