En un emotivo acto celebrado a mediodía de este sábado en la Plaza de los Compadres y Comadres de la Independencia, la comunidad de Cañadón Seco rindió un respetuoso homenaje al General José de San Martín al conmemorarse el 174º aniversario de su paso a la inmortalidad.
Fue presidido el jefe de la comuna, Jorge Marcelo Soloaga, quien en un encendido discurso rememoró pasajes de la gesta libertadora protagonizada por el prócer en países latinoamericanos, magnificada por el extraordinario cruce de los Andes con su ejército, el cual es considerado como una de las hazañas militares más importantes de la historia mundial.
Además, traspoló a tiempos presentes una proclama que pronunciara en julio 1820 en Valparaíso cuando advertía los peligros que representaba la actitud de antipatriotas concentrados en el puerto de Buenos Aires que, por intereses personales, preferían soslayar la soberanía de un país naciente negociando con los poderosos grupos comerciales de Gran Bretaña y de otras potencias extranjeras.
En el mismo acto, que se inició con al izamiento de las banderas Nacional, la de Santa Cruz y la del Cruce de los Andes y se entonaron las estrofas del Himno Nacional.
SABLES CORVOS
También hubo relevantes reconocimientos para jóvenes adolescentes quienes fueron merecedores de un diploma en reconocimiento a sus dones que se compatibilizan con las máximas que el prócer dejara a su hija Mercedita.
Dos de ellos, Candelaria Camus y Agustín Moreno, fueron merecedores de réplicas artesanales a escala del sable corvo del General San Martín, el cual constituye un símbolo histórico, cultural y patriótico que instituye la comuna para reconocer a personalidades que se destacan por sus esfuerzos personales y compromiso social con su comunidad.
LA HISTORICA PROCLAMA
Luego, en el discurso alusivo a la fecha evocativa, el presidente de la Comisión de Fomento exalto la difícil misión libertadora del Libertador, poniendo especial énfasis en el denodado esfuerzo del ejército que cruzó cuatro cordones de la cordillera de los Andes, el cual no solo estaba integrado por gente humilde de pueblos, incluyendo negros, mulatos e incluso mujeres que solo son citadas en pocos libros de historia, como el caso de Martina Chapanay o Josefa Tenorio quien tuvo que vestirse con ropa de hombre para poder formar parte de la gloriosa epopeya y fuera incluso abanderada del Ejército de los Andes.
Más adelante hizo referencia a la proclama que San Martín pronunciara cuando se encontraba en Valparaíso, Chile, en julio de 1820, cuestionando severamente a los traidores que residían en Buenos Aires y negociaban con potencias extranjeras, mientras él luchaba al otro lado de la cordillera y muchos de sus soldados morían defendiendo la soberanía de los pueblos latinoamericanos en búsqueda de un mejor destino.
Ello lo llevó a hacer una comparación con lo que sucedió en las últimas décadas en la Argentina y se repite en la actualidad ya que una nueva generación de políticos y empresarios «siguen favoreciendo a los intereses de los poderosos y de los organismos financieros internacionales que se apropian de nuestros recursos», por lo cual la proclama del prócer sigue teniendo una gran vigencia. «Es que -sostuvo- lejos de afirmar un destino de grandeza y de soberanía para el país, lo someten a los aventureros que nos llevan al camino de la opresión y del sometimiento y a una nueva forma de colonialismo».
Fue entonces cuando cuestionó severamente los objetivos de la llamada Ley Bases y el Régimen Impositivo para Grandes
Inversiones (RIGI) «que solamente apuntan a beneficiar a los grupos monopólicos para apropiarse de nuestros recursos estratégicos por 30 años bajo el argumento que vienen a generar inversión y trabajo, pero no dejan nada».
Comparó también una postura de San Martín cuando prohibía emitir valores metálicos pagar deudas externas con lo que sucede ahora con la transferencias de las reservas de oro a un banco de Inglaterra para tal fin, por lo cual manifestó que «si el General viviera hoy volvería a luchar por la liberación de nuestra patria y -a modo de metáfora- elegiría como sus nuevos granaderos a hombres y mujeres jóvenes, como los pibes y pibas que viven en este nuestro bendito pueblo de Cañadón».
«Estoy convencido que les pediría que lo acompañen porque son verdaderos baluartes para una Argentina» remarcó, poniendo de manifiesto que la nacionalidad no solo es una camiseta de fútbol y sus máximos referentes como lo con Messi o el Dibu Martínez, sino que también hay que tener muy presente a los próceres de nuestra historia, citando entre ellos a Belgrano, Güemes, Macacha Güemes, Juana Azurduy y la soldado Martina Chapanay, entre otros ejemplos.
Por ello, exclamó, «hoy desde nuestro pueblo, venimos a decir que somos Cañadón contagiando patria Sanmartiniana que queremos una patria libre, con justicia social, soberana e independiente de aquellos enemigos de adentro y de afuera que pretenden quedarse con nuestros recursos».