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«¿Sabes la cantidad de gente de la Libertad Avanza que caga a palos a la mujer?», fue la reflexión del intendente de Río Gallegos, Pablo Grasso al ser consultado por el periodista Emir Silva sobre el impacto que tendría el escándalo del ex Presidente Alberto Fernández; no sólo por las denuncias de corrupción sino por las revelaciones sobre la violencia ejercida contra su es mujer, Fabiola Yánez.
De este modo el Jefe Comunal se expresó, durante una entrevista en el programa «El Oso» que se emite por la FM 96.5 Radio San Jorge de Caleta Olivia.
Las declaraciones de Grasso sorprendieron no solamente por su contundencia sino además por la postura que asumió respecto al caso de violencia de género en el que la «ex primera dama» acusa con pruebas – en imágenes y mensajes de texto – la manera en la que había sido atacada en reiteradas oportunidades y a lo largo de los años por el ex mandatario.
Ante la pregunta de Silva, que le consultó si estos escándalos complicaban políticamente al kirchnnerismo a nivel nacional, el intendente de Río Gallegos replicó enérgicamente: «¿Sabes la cantidad de gente de la Libertad Avanza que caga a palos a su mujer. Sabes la cantidad de gente que caga a palos desde los gobiernos militares?»; se lo escucha afirmar.
El análisis posterior y la conclusión que podría sacar ante la pregunta del periodista quedó absolutamente en segundo o tercer plano, ante esta afirmación que puso foco en la naturalización de la violencia contra las mujeres. Incluso ese podría haber sido el final de la entrevista, teniendo en cuenta la descarada afirmación.
Iniciar un análisis justificando que la violencia machista y los vejamenes que sufren las mujeres son algo común, desacredita cualquier tipo de opinión posterior y no requerirán de mayor comentario.
Lo que dijo Grasso no solo es una canallada (relativizar la violencia ejercida por el ex presidente en función de la «costumbre» de violentar a las mujeres por su simple condición de mujeres) sino que revela una manera de pensar las relaciones humanas, no solamente la política. Y esto es muy grave.
Tal vez por esta manera de pensar no se lo vió incomodo en la foto de la semana pasada junto al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, quien esta denunciado y ahora imputado por un hecho de abuso sexual simple.
El intendente de Río Gallegos compartió un acto en la provincia de La Rioja, junto a Jefes Comunales integrantes de la Federación Argentina de Municipios; todos en silencio convalidando una forma de hacer política, mirando para otro lado, o peor aún, justificando.
Las palabras de Grasso no solo revelan impunidad al hablar, sino que son parte de una forma de hacer política en donde quien ejerce poder puede hacer o decir lo que quiera sin consecuencias.
Una actitud similar a la de Espinoza, quien la semana pasada no se presentó a la audiencia de mediación en la causa civil por daños y perjuicios que le inició Melody Raskaukas, quien fue su secretaria y lo denunció.
Tal vez dentro del Kirchnerismo provincial, las mujeres estén acostumbradas a este tipo de accionar; y por eso no levantan la voz ante tan terrible comentario.
La política argentina, y especialmente el espacio político que en Santa Cruz representa Grasso esta en crisis y absolutamente cuestionado por la sociedad; y no es hora de hacernos los distraídos con estas nefastas actitudes que revelan una insostenible manera de ejercer el «poder».