No se trata de una broma o de un título “fake”, es lo que ocurre en realidad en las últimas horas, a partir de las reuniones del Papa Francisco (Jorge Bergoglio) con la cúpula de la CGT y el fuerte respaldo dado al dirigente Juan Grabois. Todo en la misma semana que concretó una reunión con la Ministra de Capital Humano, Sandra Petobello, en la que prácticamente pidió explicaciones de la situación social de la Argentina, como si la crisis hubiera sido de generación espontánea del gobierno de Javier Milei.
Primero convocó a los “gordos de la CGT”; el dirigente de Camioneros Pablo Moyano, Gerardo Martínez de la UOCRA, Juan Carlos Schmid de Dragado y Balizamiento, Jorge Sola de Seguros, Andrés Rodríguez de UPCN, José Luis Lingeri de Obras Sanitarias, Mia Volconvinsky de UEJN, Cristian Jerónimo de Empleados del Vidrio, Marina Jaureguiberry de SADOP, Argentino Geneiro de Gastronómicos y Alejandro Gramajo de la UTEP. Luego, dio un fuerte respaldo a Grabois y finalmente lanzo un fuerte “discurso de barricada”.
Parece que Bergoglio se tomó en serio la broma de que es el “nuevo Perón” que “atiende” en Puerta de Hierro; claro que esta vez en vez de ser en una residencia privada de Madrid, el “líder del PJ” lo hace en la sede vaticana de Roma Italia.
También, “juguetea” con la idea de su regreso al país, (como lo hiciera el General) y primero habla de sus ganas de visitar Argentina, para luego negarlo en privado. Una y otra vez. Y es que la probable visita de Francisco al país pareciera tener un contexto más político que religioso y el Papa no de molesta en desmentirlo.

Francisco “militante”

Lo de este viernes deja más en evidencia esta situación. En medio de una reunión con movimientos sociales no dejó de “bajar línea” al punto incluso de recomendar salir a la calle a manifestarse. Si no fuera que es el Papa, líder de millones de católicos en el mundo, podría decirse que casi “conspira” para que se inicie una ola de protestas contra el gobierno nacional.
“El Santo Padre participó en un encuentro con los movimientos populares en el Palacio San Calixto, organizado por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral para conmemorar los diez años de la primera reunión con el Pontífice. Les anima a luchar contra la injusticia social, les insta a dar voz a los pobres de los que «todos dependemos» y plantea la propuesta de un Salario Básico Universal y también más impuestos para los multimillonarios, informó oficialmente la agencia vaticana de noticias luego del encuentro. Sería una generalidad, algo que pudiera tomarse como un mensaje en un contexto internacional complejo, sino fuera porque habló (sin mencionar al país) de cuestiones que ocurren en Argentina.
El protocolo anti piquetes, el veto a los cambios en la movilidad jubilatoria y el reclamo callejero que, prácticamente desapareció de las calles del país, fueron mencionados directamente por Francisco. Además, en esta exposición estuvo acompañado de representantes de movimientos sociales de la Argentina, entre ellos Juan Grabois y el titular de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Alejandro “Peluca” Gramajo. En medio de su mensaje, cuestionó el operativo antipiquetes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en la que manifestantes, fueron bloqueados por las fuerzas de seguridad y una niña de 10 años terminó afectada por gases irritantes.
Bergoglio fue explícito y afirmó: “Me hicieron ver un filmado de una represión de hace una semana, menos quizás. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad. No tenían derecho a reclamar lo suyo porque eran revoltosos, comunistas… y el Gobierno se puso firme: en vez de pagar justicia social, pagó el gas pimienta. Les convenía. Ténganlo en cuenta”, advirtió.
Y es que claramente fue un tono de advertencia, digna de un dirigente opositor que mira desde su espacio político; sin advertir o reconocer el contexto en el que se desarrollan los hechos. Sin dudas, Bergoglio “tomó” la palabra de la oposición (el peronismo); probablemente advirtiendo la debacle en la que está el Kichnerismo, el descredito y la perdida de terreno de los “gordos” de la CGT y la falta de credibilidad de los dirigentes que hasta el año pasado eran parte del desastroso gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner,

“No sos cristiano”

Lo curioso de este “Papa peronista recargado” es que ya no oculta su franca oposición a la decisión de millones de argentinos que votaron para que el economista Javier Milei llegue la casa Rosada y, motosierra en mano, acabe con la casta” reinante” por décadas.
Es que Bergoglio a lo mejor albergaba la “esperanza” que en los primeros meses del primer año de la gestión de MIlei, el PJ se hiciera fuerte ante los ajustes y tomara un rol preponderante.
Tal vez el obispo de Roma no esperaba que los ciudadanos tuvieran paciencia e incluso apoyaran medidas de ajustes ( sobre todo la clase media) algo que ya había expresado su amigo Grabois cuando dijo que le molestaba que la gente tuviera paciencia y no saliera a reclamar a la calles. Esta es la línea que profundizó ayer Francisco instando a las protestas callejeras.
En ese punto fue claro y no sólo dejó un reproche de falta de “movilización” de la clase media que soporta el ajuste, sino que justificó el por qué no acompañaba la actitud prudente y paciente de ese sector social argentino. Sobre esto, mencionó que alguien le reprochó de que no hable de “la clase media”. “Puede ser cierto, y por eso les pido perdón. Cuando el Papa habla, habla para todos porque la iglesia es para todos, pero el Papa no puede sustraerse de la centralidad de los pobres en el Evangelio. Esto no es comunismo, es el Evangelio puro. No es el Papa, sino Jesús el que los pone al centro, en ese lugar. Es una cuestión de nuestra fe y no se puede negociar”. “Si no aceptas eso no sos cristiano”, concluyó.

Dañar al gobierno

Lo de ayer fue una verdadera muestra de “bajada de línea” dirigencial y casi un “golpe en la mesa” para despertar a la militancia aún sacudida por la vergüenza de Alberto Fernández y el rechazo generalizado a la vieja política (léase peronismo).
Y en esa línea discursiva no faltó una denuncia contra el gobierno, que de no ser porque es un líder espiritual y religioso mundial, pareció más una acusación de dirigente barrial. Una denuncia sustentada en “dichos” y sin precisiones; pero que fue directa a generar un daño al gobierno nacional. 
“Mi abuela nos repetía siempre, estén atentos, que el diablo entra por los bolsillos. Siempre. Que una coima aquí, una cosa allá…”, arrancó el Papa con la anécdota.
“Me contaba un emprendedor internacional, que estaba haciendo en Argentina unas inversiones de extensión de eso que ellos estaban llevando adelante, que trabajan muy bien y fue un acuerdo. Fue a presentar al ministro un nuevo plan de nuevas extensiones, el ministro lo atendió muy bien y dijo ‘dejemeló, ya lo van a llamar…’”, continuó. “Al día siguiente, el secretario del ministro lo llamó, le dijo si puede pasar ‘en dos días, así le entregamos el permiso’. Pasó, le entregó los papeles y la firma…y cuando él (el emprendedor) se estaba por levantar, le dijo: ¿y para nosotros, cuánto?… ¿Y para nosotros, cuánto? La coima. El diablo entra por el bolsillo, no se olviden”, disparó.
Este tramo de su alocución fue verdaderamente vergonzoso e irresponsable; incluso perverso; pero que se podría esperar del dirigente que conduce hoy al PJ nacional.

De cabotaje

Coincidiendo con la letra de la “marcha Peronista”; Bergoglio llamó a “combatir el capital” y se pone en primera línea.
“Mientras no se resuelva radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados, y de la especulación financiera, y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo”, sentenció y luego en esa línea reclamó políticas que “afiancen la justicia social para que todos tengan tierra, techo y trabajo, para que todos tengan salario justo y todos los derechos”. El clásico discurso de campaña “populista” con el cual el PJ se sostuvo por décadas en el país. Este es el discurso que comenzó a ensayar Grabois y que retomó la CGT luego del encuentro en Roma. Está claro quien “manda” en el PJ, y porque debió hacerse cargo del barco a la deriva que representa hoy el peronismo.
A fines del año pasado, Grabois le dijo al diario El País de España: “El peronismo ya no tiene un proyecto”. A principios de este año, llamó a construir alternativas (candidaturas) para el año próximo. Esta convocatoria no tuvo eco, y luego los intentos fallidos de la CGT y los peronistas ya no auto percibidos kirchneristas de buscar protagonismo también fracasaron, ante la ola de aprobación de las medidas que toma el gobierno de Milei.
Tal vez este año, el anhelo de Grabois y la dirigencia sin conducción del PJ comience a encontrar un referente en Roma.
Realmente es extraño e inquietante ver cómo alguien que tiene el estatus de “líder mundial” se empeña en tener injerencia directa en la política local; como si se tratara de un “operador político de cabotaje”. Es extraño e inquietante; pero es lo que hay.