Como Psicologa y periodista docente debería ser una persona abierta a los distintos horizontes u orientaciones sexuales, pero lo dejo de ser una persona con limitaciones de aceptación e interpretación.

Karin Hiebaum de Bauer

Por que soy homofobica?

La homofobia es el miedo, rechazo u odio hacia las personas homosexuales. Se puede expresar de dos maneras distintas: manifiesta y sutil.

Nos referimos a una homofobia manifiesta cuando se hace evidente a través de violencias verbales o físicas.
Hablamos de homofobia sutil cuando opera en otro nivel más inconsciente y menos visible, y que puede sobrevivir a la sociedad, que a su vez la normaliza.
Una consecuencia directa de esta homofobia sutil es la homofobia interiorizada, que no es más que el rechazo o no aceptación de la propia homosexualidad. El aprendizaje de prejuicios y estereotipos durante la infancia puede quedar para siempre residual en nuestro sistema de valores, de modo que afectará al conjunto de creencias erróneas o mitos sobre nuestra identidad y puede desembocar en emociones negativas y baja autoestima.

Salir del armario, quizá sea una de las decisiones más complicadas y a la vez más satisfactorias de la vida de todo homosexual. Vivir fingiendo ser otra persona y sintiendo miedo a ser rechazado por ser uno mismo, en ocasiones, puede convertirse en algo muy angustioso que puede generarnos un constante estado de alerta. Y hacer que entre nosotros y el mundo construyamos un muro para no ser lastimados, muro que igual que nos protege de las flechas también nos distancia de los besos.

Por desgracia, a pesar de que hoy en día, en nuestro país existe una ley acerca del matrimonio entre personas del mismo sexo, siguen siendo necesarios artículos como éste, ya que los niveles de homofobia, aunque decrecientes, persisten y provocan que las personas con una orientación homoerótica, pasen etapas de desasosiego y/o malestar emocional por sentirse diferentes. Cuando paradójicamente, no existen dos individuos con genes, hormonas, cuerpos, pensamientos, sentimientos, educación, experiencias y expectativas sociales iguales, no existiendo así dos eróticas iguales, por lo que todos: homosexuales, heterosexuales, bisexuales, asexuales… somos “raros” y/o diferentes.

Existe en Psicología de la Gestalt, un término que sirve perfectamente para definir estos aprendizajes: los introyectos.

Un introyecto es el conjunto de representaciones mentales presentes en una persona durante su infancia y que van a determinar en cierto modo su conducta.

Ejemplos de introyectos homófobos son: la creencia de que los homosexuales son promiscuos, esconder la propia identidad u orientación sexual, armarizarse, no ver con buenos ojos que dos personas del mismo sexo muestren su afecto en público, aversión por la “pluma”, etc.

A la homofobia interiorizada le suelen acompañar emociones negativas tales como el miedo, la vergüenza, el asco, la ansiedad, e incluso conductas de evitación o negación de todo aquello relacionado con la orientación homosexual por ese miedo a ser rechazadx. También suele ser común que la persona con introyectos homófobos presente un autoconcepto deteriorado y una baja autoestima.

La terapia es una herramienta muy útil para hacer conscientes los introyectos y poder trabajarlos.

Haciendo consciente la homofobia interiorizada, permite trabajar directamente con el autoconcepto y esas emociones negativas que la definen. Lograr una visión acertada de la propia orientación sexual es algo muy positivo que consolidar en nuestra identidad, y que afectará directamente en nuestra manera de vivirla, disfrutarla, y así conseguir tener una mejor salud mental y calidad de vida.

Salir del ropero ( desde una percepción diferente de la ideología) hablando como Psicólogo

La famosa salida del armario es ese proceso que se inicia con una autoaceptación de la propia orientación sexual y culmina con su declaración pública a los entornos más o menos cercanos.

Existe el debate de si es necesario y por qué el llevar a cabo esta declaración; entre los argumentos clásicos en contra se encuentran aquellos que opinan que la heterosexualidad no es algo que se declare y por tanto la homosexualidad u otras formas de sexualidad tampoco habría de declararse, que a nadie le debería importar con quién me acuesto, que no sienten la necesidad de ir diciéndolo por ahí o que nunca han entrado en un armario del que por tanto no podrían salir. A favor, se escuchan voces diciendo que se puede vivir una vida mucho más plena sin tener que ocultar tu orientación sexual, estudios que señalan que los niveles de cortisol y estrés en homosexuales en el armario son superiores a los de homosexuales declarados. Una lectura muy interesante sobre los conflictos que presenta el dilema de salir del armario lo relata Ana Adán en el post Salir del armario: sentir, hacer y decir.

Es evidente que es imposible generalizar y que cada uno en base a su historia personal y su entorno y circunstancias deberá decidir cómo quiere vivir su orientación sexual, si de una forma más abierta o más cerrada. También es cierto que muchas veces los miedos que tenemos al encarar una salida del armario están en nuestra cabeza y no son reales, porque todo se ve más negro y los riesgos se magnifican. Salidas del armario hay tantas como homosexuales, pero los cambios más frecuentes que han de afrontarse se pueden clasificar en tres períodos.

Período de Asimilación
El período en el que notamos cambios internos frente a estímulos externos, cuando nos damos cuenta de que “algo pasa“ y tratamos de ponerle una etiqueta que nos ayude a entenderlo. “Soy gay”, “soy lesbiana”, “soy bi”, “soy trans”… .

Las etiquetas nos encasillan y nos limitan ya que la diversidad afectivo sexual es muy amplia y más compleja, pero nos alivia encontrar respuestas y saber que pertenecemos a un colectivo más amplio con gente como nosotros. Estos cambios internos hacen que percibamos las cosas desde una nueva perspectiva y a menudo surgen dificultades y miedos: al qué dirán si se enteran, ¿formaré una familia, tendré hijos?, ¿será una fase?, ¿mis amigos me aceptarán sabiendo qué o quién soy?.

Período de Preparación para la acción
Es una etapa en la que iniciamos acercamientos en nuestro entorno para contar que somos homosexuales, bisexuales… Se suele elegir a una persona cercana que suponga nuestro principal apoyo en todo el proceso. En ocasiones es el mejor amigo o la mejor amiga, un hermano, el padre o la madre, un amigo homosexual ya declarado…

Es importante contárselo al principio a quienes sepamos que nos van a apoyar, ya que nos dará fuerzas para más adelante para afrontar decírselo a otras personas que nos den más miedo, generalmente algún familiar (¿padre?, ¿madre?) o algunos amigos.

Tener personas con las que poder ser nosotros mismos en su máxima expresión, a la que poder comentar que estás conociendo a una persona especial o la frustración asociada a no encontrar nadie interesante, el poder contar un viaje que has hecho con tu pareja o incluso presentársela… Es muy sano para poder experimentar esa sensación de plenitud y de no alerta. Las dudas vendrán asociadas a quién elegir para ir dando estos pasos y el miedo al rechazo por parte de estas personas tan importantes para ti.

Período de información
Si decidimos avanzar en el proceso y se lo contamos a más personas, suele necesitarse un período de información. No es más que la parte del proceso en la que a los demás les toca asimilar lo que les acabas de contar. Les surgen muchas dudas, tales como ¿pero eres pasivo o activo?, ¿qué va a cambiar?, ¿vas a travestirte?, ¡cuidado con las drogas!, ¡cuidado con el VIH!, ¡cuidado con que lo sepan en tu trabajo o en tu clase!, ¡cuidado al ligar por internet o apps! .

Afortunadamente se ha avanzado mucho y algunas de estas dudas no son tan recurrentes; muchas empresas tienen programas propios de defensa por la igualdad lgtb, ya hay aplicaciones de ligar para heterosexuales muy extendidas, existe mucha información tajante en contra de la asociación entre drogas o VIH con una orientación sexual…

Y sin embargo muchas dudas aparecen. Te recordarán el riesgo de que sufras bullying o mobbing, el miedo asociado a lo desconocido que dependerá de lo mucho o poco que hayas explorado hasta ese momento, los miedos asociados a que te resulte difícil formar una familia… Habrás de sentirte fuerte y seguro para afrontar con calma, transmitir serenidad y cuestionar clichés.

Período de estructuración
Suele ser mayor cuanto más amplia sea la salida del armario. Implica todos los cambios asociados a vivir plenamente acorde a tu orientación sexual; y esto a su vez puede significar que no cambie nada, en función de cómo fuera tu vida previamente. Un cambio típico suele ser un cambio de entornos, tanto físico como de personas.

No se trata de abandonar a los amigos de siempre, pero sí suele involucrar dejar un espacio para nuevos amigos afines en cuanto a orientación sexual y que salgan por el ambiente. No a todo el mundo le interesa, pero a muchos les abre las puertas a poder conocer una pareja o a tener amigos que compartan algunas inquietudes y afinidades relacionadas con la homosexualidad, la bisexualidad, la transexualidad…

Es el momento en el que salir por Chueca te divierte más que salir por una discoteca heterosexual, por el hecho de que a ti también te apetece salir y ligar y no solo sujetarles las copas a tus amigos hetero. También suele apetecer cuando sientes que tus amigos se van casando y teniendo hijos y tú sigues quedando con ellos para ir al cine. Las dudas y miedos asociados a esta etapa son aquellos comentarios de tu entorno original del tipo: “has cambiado”, “cada día eres más gay”, “nos has cambiado”, “nos estás abandonando”, “no te reconozco”…

El proceso no es fácil y embarcarse en cada una de estas etapas es una decisión muy personal que cada persona tendrá que sopesar. En muchos casos, el malestar y el sufrimiento que originan son muy grandes y difíciles de soportar. Es por ello que es importante realizar este proceso de la forma más acompañada posible, bien por esos apoyos cercanos que suponen un pilar y una fortaleza para seguir adelante, bien acudiendo a un terapeuta especializado en diversidad afectivo sexual que pueda ir aclarando tus dudas y ayudándote a enfrentarte a tus miedos.

Sea como sea, recuerda: no estás solo, no estás sola.
Busca ayuda psicológica!

Que es el genero y la sexualidad?

El género es el conjunto de ideas, normas, comportamientos, atributos y funciones sociales que cada sociedad considera apropiados para los hombres y para las mujeres.

Algunas personas se sienten cómodas con el género que se les designa al nacer, ya sea hombre o mujer; pero hay otros que no se identifican ni como varones ni como mujeres, se dice que tienen identidades de género no binarias. Otros fluyen entre los géneros sin identificarse con uno u otro, se dice que tienen género fluido.

Cabe aclarar que el género nada tiene que ver con el sexo, ni con la orientación sexual

“Es importante aclarar conceptos que con frecuencia se encuentran solapados. La identidad de género es el género con el que se identifica una persona; algunas personas se identifican como varones, otras como mujeres, otras que no se identifican ni como varones ni como mujeres y se identifican como personas no binarias.”

En cambio, lo que llamamos expresión de género tiene que ver con cómo me expreso en términos de vestimenta, hábitos, conductas, y no es equivalente a la identidad de género. Por ejemplo, me identifico como mujer, pero mi expresión de género no responde al estereotipo de lo que entendemos por “lo femenino.

Otro ejemplo es el caso de las personas no binarias, cuyas expresiones son multimodales y no se alinean ni con el estereotipo femenino ni con el estereotipo masculino.

“Creo que, en general, todas las personas nos expresamos de manera multimodal. Es decir, no tenemos conductas “homogéneas” en relación con uno u otro estereotipo y, al mismo tiempo, continúan siendo –lo femenino y lo masculino- los ejes de referencia para movernos por “dentro” de ellos (como las personas que nos identificamos mujeres o varones) o por “fuera” (como el caso de las personas no binarias).”

Binario significa “que está compuesto de dos elementos”. Las personas de género binario se identifican fácilmente como mujer o como hombre.

“No dimensionamos aún otras formas de habitar nuestra materialidad –nuestros cuerpos-. Esa es una tarea para gran parte del feminismo: crear narrativas que posibiliten otras formas, todavía impensadas, de expresar nuestra existencia.”

Esta perspectiva plantea el reconocimiento a la diversidad. “Volviendo a la identidad de género, además de como mujer, me identifico cis. Este es un prefijo para visibilizar que aún continúo identificándome con el género que me impusieron al nacer. Uso la palabra imposición para denotar que se trata de una asignación arbitraria en relación con la carga valorativa con la que se interpretan las genitalidades, y no se basa en ninguna “verdad biológica”, precisa la investigadora.

“Hay personas que se identifican como trans, varones trans y mujeres trans, para visibilizar que no se identifican con el género que les impusieron al nacer y deciden transicionar hacia el otro género. Asimismo, las personas no binarias no se identifican con el género que les impusieron nacer, pero tampoco transicionan hacia “uno de los dos géneros”, puesto que no se identifican con ninguno de ellos, es decir, ni como varones ni como mujeres. Que solo existan dos géneros es parte de un sistema de sexo/género normativo, cuyo fin es prescribir nuestras identidades y expresiones.”

Distinguir la orientación sexual

“La orientación sexual es diferente tanto de mi identidad como de mi expresión de género. La orientación sexual se relaciona con mi objeto de deseo. En ese sentido, soy mujer cis y lesbiana, porque mi objeto de deseo son otras mujeres, tanto cis como trans.”

“Esta distinción es muy importante, porque solemos confundir la identidad de género de una persona con su orientación sexual; creemos, por ejemplo, que a las mujeres trans tienen que gustarles los varones. Sin embargo, no es así, porque hay muchas mujeres trans que se identifican como lesbianas.”

Agrega que también confundimos la expresión de género con la orientación sexual, entonces creemos que “todas las lesbianas son masculinas”. Tampoco es cierto, puesto que hay muchas lesbianas que se reconocen a sí mismas como femeninas.

Y cuando pensamos en personas no binarias y su orientación sexual ¿cómo podrían definir su orientación sexual las personas que no se identifican ni como mujer ni como varón? ¿Partiendo de qué eje de referencia?

Lucía Ciccia responde que “estos casos nos muestran el anacronismo de las etiquetas que nos enseñan a usar para describir nuestras prácticas. Etiquetas que son en sí mismas normativas, porque su función es aplastar nuestras subjetividades.”

EN BUSCA DE LA INCLUSIÓN. Muchas personas de género no binario no se sienten incluidas con los pronombres como él y ella, nosotros, nosotras o con sustantivos como todos, todas, otros y otras, o con las terminaciones de las palabras que indican el género como a y o, como sucede en el sustantivo niño o niña.
Para ellos, un lenguaje más incluyente usaría el pronombre elle (y su plural elles) y la letra e para un género neutro o no binario en pronombres como nosotres, sustantivos como todes, o en palabras con terminaciones que no indiquen el género como niñe, en lugar de niño o niña. Aunque muchas personas feministas y no binarias usan estas variaciones, la Real Academia de la Lengua Española aún no las ha incluido en sus normativas.
En su opinión, vivimos en sociedades cisexistas y heteronormativas, ¿qué significa? Que se “naturaliza” la identidad cis y la orientación sexual heterosexual como las prácticas normales/naturales.

Sin embargo, plantea que nadie nace cis ni nadie nace heterosexual, como tampoco nadie nace trans, no binario. gay, lesbiana, bisexual, asexual, pansexual; en cambio, construimos nuestra identidad y nuestra orientación sexual. “Pero cuando por uno o más motivos nos expresamos a través de prácticas no normativas, se nos patologiza, marginaliza y estigmatiza.”

Desde su visión, una forma de contribuir a frenar la actual lectura patriarcal con la que son leídos los cuerpos –lectura binaria, jerárquica, cisexista, y heteronormativas— es cuestionar la idea de que nacemos varones o mujeres, y entender que las funciones reproductivas no “predicen” conductas sociales como la identidad de género, la orientación sexual o la expresión de género.”

“Cada persona debe poder elegir cómo se identifica, cómo quiere expresarse y quién o quiénes son objeto de su deseo, todo esto sin ser etiquetada bajo categorías normativas como lo son las del género y la sexualidad.”

Disfonía de género

La disforia de género es la sensación de incomodidad o angustia que pueden sentir las personas cuya identidad de género difiere del sexo asignado al nacer o de las características físicas relacionadas con el sexo.

Las personas transgénero y con identidad diversa de género pueden presentar disforia de género en algún momento de sus vidas. Sin embargo, algunas personas transgénero y con identidad diversa de género se sienten a gusto con su cuerpo, con o sin intervención médica.

El diagnóstico de disforia de género se incluye en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés), un manual publicado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. Este diagnóstico se creó para ayudar a las personas con disforia de género a tener acceso a la atención médica necesaria y a un tratamiento eficaz. El término se centra en la incomodidad como problema, más que en la identidad.

Síntomas
La disforia de género puede hacer que los adolescentes y los adultos experimenten una marcada diferencia entre la identidad de género interna y el género asignado que dura al menos seis meses. La diferencia se manifiesta en al menos dos de los siguientes aspectos:

Una diferencia entre la identidad de género y los genitales o las características sexuales secundarias, como el tamaño de los senos, la voz y el vello facial. En los adolescentes jóvenes, una diferencia entre la identidad de género y las características sexuales secundarias previstas.
Un fuerte deseo de deshacerse de estos genitales o características sexuales secundarias, o un deseo de evitar el desarrollo de características sexuales secundarias.
Un gran deseo de tener los genitales y las características sexuales secundarias de otro género.
Un gran deseo de ser o ser tratado como otro género.
Una firme convicción de tener los sentimientos y las reacciones típicos de otro género.
La disforia de género también puede causar un sufrimiento emocional significativo que afecta al funcionamiento en situaciones sociales, en el trabajo o en la escuela, y en otras áreas de la vida.

La disforia de género puede comenzar en la infancia y continuar hasta la adolescencia y la edad adulta. O bien, puedes tener períodos en los que ya no experimentas disforia de género. También podrías experimentar disforia de género en la época de la pubertad o mucho más tarde en la vida.

Complicaciones
La disforia de género puede afectar muchos aspectos de la vida, incluidas las actividades diarias. Las personas que presentan disforia de género pueden tener problemas en la escuela por la presión de vestirse de una manera asociada con su sexo asignado al nacer o por miedo a ser acosadas o sujeto de burlas.

Si la disforia de género perjudica la capacidad de desempeñarse en la escuela o en el trabajo, esto puede dar como resultado la deserción escolar o el desempleo. Las dificultades en las relaciones son comunes. Puede generar ansiedad, depresión, autolesiones, trastornos alimentarios, abuso de sustancias y otros problemas.

A las personas que tienen disforia de género a menudo también se las discrimina, lo que causa estrés. El acceso a los servicios de salud física y mental puede ser difícil debido al temor al estigma y a la falta de proveedores de atención médica experimentados.

Los adolescentes y adultos con disforia de género que no reciben un tratamiento de afirmación de género podrían estar en riesgo de tener pensamientos suicidas o intentos de suicidio.

En Conclusión

Decidí comenzar a escribir sobre este tema, interiorizarme y entender el mundo de esos seres humanos que llevan una vida diferente a la mía.

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