Luis Borges y el espíritu de libertad
Luis Borges, con su estilo enigmático y profundo, nunca fue indiferente a las ideas políticas y sociales de su tiempo. Entre las más resonantes, está su perspectiva sobre el liberalismo, un movimiento que defendió como un bastión de libertad y como un recurso contra cualquier forma de opresión. En un poema inédito, Borges explora el espíritu del liberalismo no como una ideología rígida, sino como una búsqueda continua de la autonomía humana y el rechazo a las cadenas del autoritarismo. A continuación, presentamos un poema inspirado en los ideales borgeanos y una interpretación de cómo estos se relacionan con su visión del liberalismo.
Poema: La senda y el mármol
yamlCopiar códigoUn laberinto de voces y sombras
donde el eco no sabe de cadenas,
surge la senda en la mente libre,
un mármol intocado, eterno, inquebrantable.
No hay amos en esta llanura vasta
ni dueño sobre el verbo de los hombres,
en la libertad hallamos el germen
de un yo que desafía lo imposible.
Al odio lo ciñe el puño cerrado,
mas al libre le basta el viento
para alzarse sobre el muro en ruinas,
invisible, eterno, invencible.
Que otros guarden las armas y el mando,
yo busco en la palabra un reino inmortal,
un imperio donde la fe sea nuestra
y donde el eco sea libertad.
Interpretación y análisis del poema
El poema “La senda y el mármol” está impregnado de referencias a la libertad, un tema que Borges abordó tanto en sus escritos poéticos como en sus ensayos. En estos versos, Borges emplea el “mármol” como símbolo de una estructura ideológica sólida e intocable, un liberalismo inalterable que perdura frente al paso del tiempo. La “senda” representa el camino individual, que es inherente a la libertad personal, donde cada individuo debe buscar su verdad sin ser limitado por dogmas o regímenes autoritarios.
En los versos iniciales, Borges contrapone “voces y sombras” con el “eco” que “no sabe de cadenas”, aludiendo a la inmaterialidad de las ideas liberales. Según Borges, el verdadero liberalismo no busca el dominio o la opresión, sino la liberación de las ataduras mentales y sociales. Esta libertad no es tangible, sino un ideal trascendental, simbolizado en el poema por la imagen de un “mármol intocado”, que no se puede corromper.
Borges introduce también una dicotomía entre quienes, motivados por el odio o el poder, buscan control y aquellos que, como él, buscan un “reino inmortal” a través de la palabra. Esta “palabra” se convierte en la herramienta de liberación, enfatizando su creencia en el poder de la literatura para desafiar cualquier forma de censura o represión. Su verso “donde el eco sea libertad” es una declaración de su esperanza en un mundo en el cual las ideas puedan ser expresadas sin miedo ni restricciones.
Borges y su visión del liberalismo
Para Borges, el liberalismo era una filosofía que iba más allá de la política. En sus discursos y entrevistas, dejó claro que veía en el liberalismo una defensa de la libertad individual, de la autonomía personal y de la dignidad humana. En su opinión, cualquier intento de controlar al individuo, de imponer una verdad única o un orden moral absoluto, era una amenaza a esa libertad esencial. En una entrevista con Antonio Carrizo, Borges afirmó que “el liberalismo defiende lo que somos, sin transformarnos en esclavos de los ideales de otros”.
Esta postura anti-dogmática se alinea con las palabras del poema, que sugieren una autonomía irrestricta: “Que otros guarden las armas y el mando, / yo busco en la palabra un reino inmortal”. Borges expresa aquí su rechazo a los regímenes autoritarios y su negativa a ser partícipe de cualquier opresión, ya fuera política o intelectual. Este liberalismo se convierte en una lucha contra las imposiciones de poder, en una defensa de un “yo” inalienable que sigue una senda individual.
Conclusión
El poema “La senda y el mármol” capta la esencia de la visión liberal de Borges, que promueve la libertad como un ideal trascendental y el rechazo de toda opresión. Su liberalismo es el compromiso con la dignidad humana y el derecho de cada uno a expresarse y a pensar sin restricciones. En un mundo que a menudo parece preso de ideologías autoritarias, el legado liberal de Borges sigue siendo una inspiración para quienes creen en un pensamiento libre y autónomo.
Borges, en su obra y en su vida, nos recuerda que, aunque vivamos en un laberinto de sombras, siempre habrá una senda abierta en el mármol de la libertad.
Reflexion que diria Borges hoy sobre el actuar de Milei
Si Borges pudiera opinar sobre el ascenso de Javier Milei en la política argentina, es posible que lo hiciera con una mezcla de fascinación y cautela. Borges, quien valoraba profundamente la libertad individual y era un crítico del autoritarismo en todas sus formas, seguramente vería en Milei ciertos elementos atractivos —su defensa retórica del liberalismo y su crítica abierta a las estructuras políticas tradicionales—, pero no sin expresar reservas sobre el estilo y el carácter del fenómeno político que representa.
El liberalismo como libertad genuina
Para Borges, el liberalismo no era solo una doctrina económica, sino un marco de pensamiento donde la libertad personal y la autonomía del individuo ocupaban un lugar central. Milei también habla de liberalismo, pero el Borges más cauto podría preguntarse si el mensaje de Milei va realmente en esa dirección o si, más bien, responde a una simplificación del concepto. Borges desconfiaba de quienes predicaban absolutos o reducían ideas complejas a eslóganes contundentes, algo que es fundamental en el estilo provocador de Milei. Para Borges, la libertad debía nacer de una autonomía genuina del pensamiento y no de un discurso polarizante.
El rechazo de Borges a la demagogia
Borges era alérgico a cualquier forma de populismo, ya que lo veía como un vehículo para manipular a las masas. Si bien Milei critica el sistema político y se enfrenta a las figuras tradicionales, lo hace desde un estilo vehemente y a veces extremo que podría interpretarse como demagógico. Borges quizás vería con preocupación la capacidad de Milei para captar el descontento popular y transformarlo en una cruzada personal, recordándonos que cuando las ideas de libertad y cambio radical se exponen de manera pasional y sin matices, pueden perder su esencia y convertirse en algo cercano a un espectáculo.
La figura del “outsider”
Milei es una figura que se presenta como ajena al sistema político, como un “outsider” dispuesto a “terminar con la casta”. En este sentido, Borges podría apreciar esa postura crítica, pues él mismo era un inconformista que nunca se sintió cómodo con las corrientes de pensamiento predominantes. Sin embargo, Borges era también un hombre de intelecto pausado y de una mirada introspectiva. Podría advertir que el rechazo generalizado y el ataque constante a lo establecido pueden llevar a un nihilismo destructivo en lugar de una construcción política basada en principios.
La intolerancia y el estilo
Borges, en su obra y su vida, valoraba la diversidad del pensamiento y la búsqueda incansable del conocimiento. En cambio, el estilo tajante y polarizante de Milei —su desprecio manifiesto hacia las voces contrarias y su rechazo a quienes no comparten su visión— contrasta con la tolerancia y amplitud que Borges cultivaba. Borges posiblemente lamentaría que un líder que se proclama liberal no fomente una cultura de diálogo abierto y de respeto a la diferencia, sino una de confrontación. Borges podría temer que el liberalismo de Milei sea solo una máscara que esconde una forma de intolerancia disfrazada de principios.
Conclusión: una advertencia borgeana sobre la libertad y la autocrítica
Borges probablemente observaría a Milei con la misma atención que dedicaría a un personaje literario complejo: con interés, sí, pero con una profunda cautela. Porque para Borges, la verdadera libertad no es solo una bandera política, sino una actitud ética que respeta el derecho a disentir y que nunca debe ser impuesta. En su particular mirada, Borges diría que una libertad que no permite espacio para la autocrítica se convierte fácilmente en su propio enemigo, y que la pasión política sin reflexión es tan peligrosa como la apatía.
Una opinión sobre “La visión de Borges sobre el Liberalismo en una poesía inédita”
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