El artículo cuestiona la narrativa del éxito de Elon Musk, argumentando que su fortuna y sus empresas han prosperado en gran medida gracias a fondos públicos y subsidios gubernamentales, lo que contradice el ideal del capitalismo laissez-faire en el que las empresas deberían sostenerse sin intervención estatal. La crítica principal radica en que el modelo de negocios de Musk es un ejemplo de capitalismo de amigotes o corporativismo, donde el éxito depende de una relación cercana con el gobierno más que de la innovación y competitividad pura en el mercado.


El artículo utiliza datos y eventos concretos, como el hecho de que SpaceX recibe gran parte de sus contratos del gobierno y que Tesla ha visto una caída de ventas cuando ciertos beneficios fiscales se han eliminado en lugares como Hong Kong y Dinamarca. Esto sugiere que la dependencia de Musk en las políticas públicas va más allá de los beneficios momentáneos y expone la vulnerabilidad de sus negocios en un entorno de libre mercado. De hecho, el artículo concluye que las empresas de Musk podrían colapsar si dejaran de recibir tales incentivos, especialmente Tesla, que ya enfrenta problemas de ventas y es una de las acciones más cortas en la bolsa de Estados Unidos.
Desde un enfoque crítico, el artículo refleja las advertencias de economistas como Murray Rothbard, quien argumentaba que la intervención estatal puede crear una falsa percepción de éxito en empresas que, en un mercado libre, no serían viables. Para algunos sectores, la dependencia de fondos públicos hace de Musk un ejemplo de corporativismo, donde la innovación se utiliza como justificación para mantener una relación simbiótica entre el gobierno y ciertos empresarios privilegiados, en lugar de impulsar la independencia económica y la competencia abierta.
El análisis del autor invita a reflexionar sobre los límites de la innovación financiada con recursos públicos y cómo estos pueden influir en la sostenibilidad real de un negocio. En el contexto de SpaceX y Tesla, el artículo sugiere que los productos de Musk han tenido un éxito limitado fuera del amparo estatal, lo que cuestiona si su crecimiento puede sostenerse a largo plazo sin subsidios o incentivos.

Elon Musk ha logrado construir una imagen pública de innovador disruptivo y defensor del futuro sostenible, pero su éxito se apoya en prácticas que algunos consideran «chantadas» o cuestionables y en una fuerte dependencia de subsidios y contratos gubernamentales, lo que contradice los principios de libre mercado. Veamos algunas de estas estrategias y tácticas controvertidas.

  1. Dependencia de Fondos Públicos: Aunque Musk se presenta como un empresario independiente, sus empresas han recibido significativos fondos públicos y subsidios. SpaceX, por ejemplo, tiene contratos gubernamentales importantes, con más del 80% de sus ingresos provenientes de contratos con agencias como la NASA y el Departamento de Defensa. Tesla, por su parte, también ha recibido miles de millones en créditos fiscales e incentivos estatales para promover los vehículos eléctricos. Esta dependencia del apoyo estatal ha sido señalada como un ejemplo de «capitalismo de amigotes», donde ciertas empresas son favorecidas por el gobierno, distorsionando la competencia en el mercado libre .
  2. Marketing de Innovación Exagerada: Musk se destaca por generar expectativas a través de lanzamientos de productos o proyectos futuristas, como Hyperloop, Neuralink y el reciente proyecto de colonización de Marte con SpaceX. Si bien estos conceptos captan la atención del público y la inversión, algunos críticos apuntan a que muchos de estos proyectos están en una fase experimental o, incluso, son poco viables. Esto alimenta una imagen de «visionario», pero algunos de estos planes quedan a medio camino, lo que lleva a cuestionar si su principal valor es el impacto mediático y no la ejecución práctica.
  3. Manipulación de Mercados y Redes Sociales: Musk ha sido acusado de manipular los precios de las acciones de Tesla y otras criptomonedas, como Bitcoin y Dogecoin, a través de sus declaraciones en redes sociales. Este comportamiento ha atraído tanto a inversores como a reguladores, pero también ha sido criticado por crear volatilidad en el mercado y por especulación. Musk fue demandado por la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) en 2018 por un tuit en el que afirmaba haber asegurado fondos para privatizar Tesla, lo cual resultó ser falso. Aunque llegó a un acuerdo con la SEC, el incidente subraya cómo utiliza sus redes sociales para influir en los mercados y mantener la atención sobre sus proyectos.
  4. Producción y Calidad en Tesla: Tesla ha sido cuestionada repetidamente por problemas de producción y calidad. A pesar de recibir grandes incentivos para la fabricación de autos eléctricos, Tesla ha enfrentado demandas por defectos de fabricación y ha tenido problemas de seguridad documentados, como con el sistema de «piloto automático» que, en algunos casos, ha resultado en accidentes graves. Esto plantea dudas sobre el balance entre innovación y seguridad, y sugiere que Musk podría priorizar los lanzamientos de productos antes de asegurar una calidad y seguridad consistentes.
  5. Promesas No Cumplidas y Retrasos: Musk ha anunciado en varias ocasiones fechas de lanzamiento que luego no cumple, tanto en Tesla como en SpaceX. Esto incluye promesas de autos completamente autónomos, que han estado «a solo un año de distancia» durante casi una década, y de tener colonias en Marte para 2030. Estos retrasos y promesas incumplidas generan escepticismo sobre la viabilidad real de sus productos y si sus anuncios responden más a estrategias de marketing que a avances reales.

En conclusión, aunque Musk es visto como un innovador de alto impacto, su éxito depende en gran medida de estrategias mediáticas, apoyo gubernamental y prácticas cuestionables. La dependencia de fondos públicos y los problemas recurrentes de producción y seguridad sugieren que, sin estos apoyos, las empresas de Musk podrían enfrentar grandes dificultades en un mercado verdaderamente competitivo.

Alberto Mansueti, un crítico del intervencionismo estatal, analizaría la trayectoria de Elon Musk señalando cómo su éxito, basado en gran medida en fondos públicos y subsidios, se aparta de los principios del libre mercado y se acerca a lo que él calificaría de “capitalismo de amigotes”. Desde esta perspectiva, Mansueti vería la dependencia de Musk en el apoyo gubernamental como una contradicción al ideal de competencia justa, destacando que el éxito de Tesla y SpaceX es impulsado por privilegios estatales más que por la autosuficiencia empresarial en un mercado sin intervención.

Mansueti suele advertir que el intervencionismo crea una “falsa ilusión de prosperidad” en compañías que, en un entorno verdaderamente libre, podrían no sostenerse. En el caso de Musk, Mansueti podría argumentar que sus prácticas reflejan un modelo corporativista en el que el estado sostiene a empresas “predilectas”. Para él, esta relación distorsiona el mercado y favorece el monopolio de ciertos actores. Asimismo, cuestionaría el valor de la «innovación» financiada con recursos públicos, sugiriendo que el verdadero libre mercado premiaría la innovación y sostenibilidad sin necesidad de subsidios ni contratos estatales.

Además, desde su óptica libertaria, Mansueti probablemente señalaría que las prácticas de Musk en el manejo del mercado financiero, como las manipulaciones en redes sociales, generan una volatilidad que desafía la ética del libre mercado.

https://mises.org/es/mises-wire/elon-musk-capitalista-de-amigotes