La calidad de la oratoria es un pilar fundamental en el periodismo, especialmente en un medio tan influyente como la televisión, donde cada palabra tiene el potencial de llegar a millones de personas. En Argentina, se ha notado en los últimos años una cierta decadencia en la elección de palabras y en el estilo comunicativo de algunos periodistas televisivos, quienes, en algunos casos, parecen preferir un lenguaje sencillo, a veces incluso burdo, sobre un vocabulario rico y elaborado.

Esta tendencia no es exclusiva de Argentina, pero en un país con una vasta tradición cultural y lingüística, resulta llamativo que algunas figuras de los medios descuiden la manera en que se expresan frente a las cámaras. La falta de cuidado en la elección del vocabulario y en la estructura de sus argumentos puede transmitir una imagen equivocada sobre el periodismo y afectar la percepción que el público tiene de esta profesión.

La Oratoria: Herramienta Fundamental del Periodista

La oratoria es el arte de hablar de manera clara, coherente y convincente. En el periodismo, y especialmente en la televisión, la oratoria no solo permite comunicar información, sino que también es un reflejo de la credibilidad y profesionalismo del comunicador. El lenguaje utilizado por un periodista debe ser accesible, pero eso no implica caer en lo básico o lo simplista. Se trata de encontrar un equilibrio entre un vocabulario comprensible para la audiencia y una comunicación que mantenga la calidad y profundidad necesarias para respetar al espectador y la noticia.

La Importancia de un Vocabulario Elevado

El uso de un vocabulario rico y variado contribuye a la seriedad y profesionalismo del mensaje. Un buen periodista debe esforzarse por utilizar un lenguaje que enriquezca a su audiencia, sin caer en tecnicismos excesivos, pero también evitando el lenguaje simplista que limita la profundidad del mensaje. Esto no solo mejora la percepción pública de los periodistas, sino que también contribuye a elevar el estándar de la discusión pública.

Por ejemplo, en una situación política compleja, emplear términos imprecisos o populistas puede confundir al espectador, mientras que el uso de un lenguaje preciso y descriptivo puede brindar una visión más clara y profunda de la realidad. En este sentido, un vocabulario adecuado permite al periodista no solo informar, sino educar y contribuir al entendimiento de temas complejos en la sociedad.

Consecuencias de una Comunicación Deficiente

Cuando el lenguaje y la oratoria carecen de precisión y profesionalismo, los efectos pueden ser negativos en distintos niveles. En primer lugar, se corre el riesgo de desinformar. Una comunicación vaga o confusa puede inducir al error y crear una falsa comprensión de los hechos. Además, los periodistas son, para muchas personas, figuras de referencia, y la forma en que se expresan puede influir en cómo la sociedad percibe el idioma y los temas de actualidad.

Un periodista que descuida su forma de hablar puede, sin querer, contribuir a una cultura de conformismo y mediocridad en la comunicación. Por el contrario, el uso de un lenguaje elevado pero accesible puede fomentar el interés del público por el conocimiento y el pensamiento crítico, elementos esenciales para una sociedad democrática y bien informada.

Recomendaciones para una Comunicación de Altura

  1. Preparación: Un periodista debe prepararse para cada intervención, no solo en cuanto a los datos, sino también en la manera de comunicarlos. La elección del vocabulario debe ser consciente y respetuosa con la audiencia.
  2. Claridad y precisión: Es fundamental hablar de manera clara y precisa. Un buen comunicador sabe cómo expresar ideas complejas de forma comprensible sin recurrir a un lenguaje excesivamente simple o vulgar.
  3. Enriquecer el vocabulario: Los periodistas deberían ampliar su vocabulario, utilizando sinónimos y términos más variados para evitar la repetición de expresiones comunes y aportar más riqueza a sus discursos.
  4. El respeto a la audiencia: La audiencia merece un lenguaje que la respete. Los televidentes confían en los periodistas para informarse, y una comunicación de calidad es una forma de mostrar ese respeto.

Conclusión

El periodismo televisivo en Argentina enfrenta el desafío de recuperar una oratoria que esté a la altura de la tradición cultural y educativa del país. Los periodistas deben recordar que sus palabras no solo informan, sino que también educan y forman opiniones. Un lenguaje de altura, claro y accesible, pero que no renuncie a la riqueza del idioma, puede ser la clave para fortalecer la credibilidad del periodismo y enriquecer la vida pública. En una época en la que el acceso a la información es inmediato, la calidad de esa información, incluida la forma en que se transmite, cobra una relevancia crucial.

Aquí tienes una lista de alternativas que podrían elevar el vocabulario y el tono en pantalla para términos coloquiales o vulgares como los mencionados. Estas alternativas transmiten la idea o la emoción sin recurrir a expresiones que puedan resultar ofensivas o inapropiadas para una audiencia diversa.

Alternativas Sugeridas

  1. Puto
  • Alternativas: persona desagradable, desconsiderado, grosero
  • Ejemplo en contexto: «Esa fue una actitud grosera y desconsiderada».
  1. Boludo
  • Alternativas: ingenuo, desprevenido, negligente
  • Ejemplo en contexto: «A veces puede parecer ingenuo, pero sus intenciones son buenas».
  1. La puta
  • Alternativas: increíble, sorprendente, asombroso
  • Ejemplo en contexto: «Es asombroso cómo se desarrolla esta situación».
  1. Mierda
  • Alternativas: desastre, complicación, problema
  • Ejemplo en contexto: «Nos encontramos en un grave problema con esta situación».
  1. Joder
  • Alternativas: molestar, fastidiar, irritar
  • Ejemplo en contexto: «Es evidente que esta situación lo hace sentir irritado«.

Estas opciones mantienen el tono enérgico y expresivo sin perder claridad ni respeto hacia la audiencia. Además, contribuyen a una comunicación más profesional y accesible para todo tipo de espectadores.