Los recientes comentarios de la diputada María Celeste Ponce, en los que se mostró indiferente e incluso divertida ante el cierre de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y la pérdida de empleos públicos, nos llevan a reflexionar sobre el papel que debe cumplir un representante público. En una democracia, los legisladores tienen la responsabilidad de actuar con empatía, respeto y conciencia de las realidades sociales que impactan a miles de personas y sus familias. Calificar despectivamente a los trabajadores públicos y desestimar su labor erosiona el vínculo de confianza entre la ciudadanía y sus representantes.

El legislador ideal debe saber que la política no se trata solo de decisiones y posturas, sino también de humanidad y sensibilidad hacia aquellos que se verán afectados por estas decisiones. La democracia demanda compromiso con el bienestar de todos los ciudadanos y un respeto incondicional hacia el trabajo de cada sector, especialmente en momentos de incertidumbre y cambio.

Indignación ante los comentarios de la diputada María Celeste Ponce sobre el cierre de la AFIP y la pérdida de empleos públicos
En los últimos días, una serie de publicaciones en redes sociales de la diputada nacional por La Libertad Avanza, María Celeste Ponce, han generado una ola de indignación en distintos sectores de la sociedad. La legisladora se mostró divertida por el cierre de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y, al referirse a la pérdida de empleos que ello implicaría, calificó a los trabajadores afectados como “ensobreados”, desestimando sus funciones y la importancia de sus labores.
Esta actitud despierta preocupación, ya que revela una falta de sensibilidad hacia la situación de los empleados públicos y sus familias, que enfrentan la posibilidad de perder sus fuentes de sustento. La responsabilidad de un legislador, más allá de sus ideales o programas políticos, es representar a toda la ciudadanía con respeto y empatía, considerando siempre las consecuencias humanas de las decisiones políticas.

El cierre de instituciones o la reducción de personal en el sector público son temas delicados, que requieren de un enfoque ponderado y respetuoso. Las palabras de la diputada Ponce no solo ofenden a quienes hoy temen por la pérdida de su empleo, sino que también van en contra del clima de diálogo constructivo que una democracia saludable necesita.
A continuación, se presenta un análisis sobre el impacto de estos comentarios y la importancia de promover actitudes de respeto y empatía desde quienes ocupan cargos de representación pública.

El comportamiento ideal de un político, especialmente de un legislador, frente a las instituciones, la sociedad, las redes sociales y los medios, debe ser ético, transparente y comprometido con la responsabilidad de su cargo. Aquí algunos puntos claves para cada ámbito:

  1. Frente a las instituciones:
    o Respeto a la institucionalidad: Debe trabajar para fortalecer las instituciones y respetar sus normas y procedimientos. Un legislador no debe interferir en la autonomía de otras ramas del gobierno ni buscar beneficios personales a expensas del funcionamiento institucional.
    o Colaboración: Trabajar en equipo con otras instituciones y en conjunto con otros poderes del Estado para diseñar y apoyar políticas públicas que beneficien a la sociedad.
    o Ética y transparencia: El legislador debe actuar con integridad, sin abuso de poder ni corrupción, y estar dispuesto a rendir cuentas de sus decisiones y acciones.
  2. Frente a la sociedad:
    o Escucha activa: Es esencial que el político esté en contacto con las preocupaciones y necesidades de la sociedad, realizando consultas y participando en encuentros con diferentes sectores.
    o Representación: El legislador representa a sus votantes, por lo que debe abogar por sus intereses y derechos, especialmente por aquellos más vulnerables o menos representados.
    o Ejemplo de civismo: El político debe ser un ejemplo de respeto, tolerancia y compromiso con los valores democráticos. Su conducta debe ser un reflejo de su responsabilidad como servidor público.
  3. Frente a las redes sociales:
    o Uso responsable y ético: Las redes sociales son una herramienta poderosa para comunicar y mantener contacto con la sociedad. El político debe evitar el uso de información falsa, incendiaria o manipuladora.
    o Transparencia: La comunicación debe ser clara, sin esconder información relevante o engañar al público. Publicar sobre decisiones importantes, proyectos de ley o actividades relevantes fomenta la confianza pública.
    o Evitar la confrontación: Mantener un tono respetuoso y constructivo, evitando debates improductivos o ataques personales. La comunicación debe estar orientada a construir, no a dividir.
  4. Frente a los medios de comunicación:
    o Transparencia y apertura: Los medios de comunicación son un canal para informar a la sociedad; por eso, el legislador debe ser accesible y abierto a responder preguntas, especialmente sobre temas de interés público.
    o Responsabilidad en sus declaraciones: Los mensajes y entrevistas deben ser respetuosos y prudentes. Debe evitar comentarios que generen pánico, confusión o desinformación, y siempre aclarar si se han cometido errores.
    o Fomento de un diálogo constructivo: Un legislador debe ver a los medios como aliados para llegar a la sociedad y no como adversarios, promoviendo una relación de respeto y entendimiento mutuo.
    En resumen, el legislador ideal debe comportarse con integridad y responsabilidad, respetando las normas de la democracia y los principios éticos, mientras usa las redes y medios como canales constructivos para fortalecer su relación con la sociedad.