La actual vicegobernadora de la Nación, Victoria Villarruel, ha decidido no quedarse callada ante las críticas de la senadora provincial Florencia Arietto, quien la tildó de “mal bicho” y declaró abiertamente la guerra contra ella.
A través de su cuenta de Instagram, Villarruel recogió el guante y reposteo comentarios de sus seguidores que insinuaban que la ofensiva de Arietto estaba “habilitada” por alguien en el entorno del presidente Javier Milei.
Arietto, en su mensaje en X (Twitter), dejó entrever que su ataque a Villarruel no era un acto aislado, sino que contaba con el visto bueno de Milei. “Mal bicho, pero como Milei la eligió en su momento, me callé la boca. Ahora que habilitó, a fondo. Excepto que haya indicación en contrario”, escribió la senadora, lo que sugiere una intrincada dinámica de poder dentro del gobierno.
La respuesta de Villarruel a estos ataques se ha centrado en resaltar la percepción de que su adversaria está operando bajo instrucciones superiores. Los comentarios que reposteo de sus seguidores cuestionan la verdadera naturaleza de la política de Arietto, sugiriendo que su ataque no es un ejercicio de libertad de expresión, sino una obediencia a un mandato que recuerda a las prácticas del kirchnerismo.
La tensión entre Villarruel y Milei se ha intensificado en los últimos días, especialmente tras las críticas del presidente hacia su compañera de fórmula. Milei ha señalado que Villarruel se encuentra cada vez más cerca de lo que él denomina “la casta”, sugiriendo que su enfoque y decisiones están más alineados con la política tradicional que con el cambio radical que él promueve. “No tiene ningún tipo de injerencia en la toma de decisiones”, afirmó Milei, dejando claro que su relación con Villarruel es meramente institucional.
Análisis: La Fragilidad del Gobierno de Milei y las Luchas Internas
La situación entre Villarruel y Arietto pone de relieve la fragilidad del gobierno de Javier Milei y las luchas internas que están surgiendo en el seno de la coalición. Desde su llegada al poder, Milei ha enfatizado la necesidad de un cambio radical y ha intentado distanciarse de las estructuras políticas tradicionales, lo que ha generado tensiones no solo con la oposición, sino también dentro de su propio equipo.
Las críticas de Arietto y la respuesta de Villarruel reflejan un conflicto más profundo sobre la dirección que debe tomar el gobierno. Mientras que Arietto parece alinearse con una visión más combativa y radical, Villarruel, a pesar de ser parte del mismo espacio político, parece adoptar una postura más conciliadora y pragmática. Esta división puede ser perjudicial para la cohesión del gobierno y su capacidad para implementar políticas efectivas.
Además, el hecho de que Villarruel sienta la necesidad de insinuar que hay una “operación” en su contra sugiere una atmósfera de desconfianza que podría afectar la gobernabilidad. Si los miembros del gobierno no pueden confiar unos en otros y sienten que sus acciones son objeto de vigilancia o manipulación, será difícil para ellos trabajar juntos de manera efectiva.
En última instancia, este episodio revela las tensiones inherentes a un gobierno que ha llegado al poder con promesas de cambio radical, pero que se enfrenta a la dura realidad de la política. La capacidad de Milei para mantener unida a su coalición y navegar estas tensiones internas será crucial para su éxito y para la implementación de su agenda política. Sin un manejo adecuado de estas dinámicas, el riesgo de división y fragmentación dentro de su propio espacio político se volverá cada vez más palpable.