La situación política y social de un país es un reflejo de la interacción entre sus líderes y su ciudadanía. En Argentina, la percepción de que el país es gobernado por “testaferros” y que los intereses de la nación están subordinados a agendas ajenas es un sentimiento que resuena con fuerza en muchos sectores de la sociedad. Esta realidad plantea una serie de interrogantes sobre la calidad de la gobernanza y la responsabilidad de los ciudadanos en el proceso democrático.

La Gobernanza y la Constitución

La Constitución Nacional de Argentina establece un marco claro para la gobernanza, basado en principios de justicia, igualdad y libertad. Sin embargo, cuando los líderes no actúan en consonancia con estos principios, la confianza en las instituciones se ve erosionada. La sensación de que los gobernantes no representan los intereses del pueblo, sino que actúan como intermediarios de poderes externos, genera un profundo desencanto y desconfianza en el sistema político.

Es fundamental que cualquier gobierno que aspire a ser legítimo y efectivo se comprometa a actuar en beneficio de la nación y su población. Esto implica no solo el cumplimiento de las leyes, sino también la promoción de políticas que realmente atiendan las necesidades de los ciudadanos. La entrega de recursos y soberanía a intereses foráneos, en detrimento del bienestar nacional, es un camino que solo lleva a la frustración y al estancamiento.

La Responsabilidad del Pueblo

Sin embargo, la responsabilidad no recae únicamente en los líderes. La participación activa y consciente de la ciudadanía es esencial para el funcionamiento de una democracia saludable. Un pueblo “despierto” es aquel que se informa, cuestiona y exige rendición de cuentas a sus gobernantes. La apatía y la desilusión pueden llevar a la perpetuación de sistemas corruptos y a la falta de cambio.

Es crucial que los ciudadanos se involucren en el proceso político, no solo durante las elecciones, sino también en la discusión y el seguimiento de las políticas públicas. La educación cívica y la promoción de un pensamiento crítico son herramientas poderosas para empoderar a la población y fomentar un debate constructivo sobre el futuro del país.

Hacia un Futuro Mejor

El camino hacia un gobierno que actúe conforme a lo que la Constitución manda y que priorice el bienestar del pueblo no será fácil. Requiere un compromiso conjunto entre líderes y ciudadanos. Los primeros deben asumir su rol con integridad y responsabilidad, mientras que los segundos deben ejercer su derecho a participar y a exigir cambios.

En última instancia, el futuro de Argentina depende de la capacidad de su población para despertar y convertirse en un agente de cambio. Solo a través de la unión de esfuerzos y la construcción de un diálogo sincero y respetuoso se podrá avanzar hacia un país más justo, equitativo y soberano. Es un desafío que requiere valentía, pero que también ofrece la promesa de un futuro donde cada argentino pueda sentirse representado y valorado.

colaboración Lic. Alberto Onganía / Mónica Alonso

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