La privatización de Impsa, la emblemática empresa metalúrgica argentina, se encuentra a un paso de concretarse con la adjudicación a ARC Energy, una compañía estadounidense de propietarios venezolanos. Este proceso marca un hito en la gestión del presidente Javier Milei, quien ha señalado la necesidad de deshacerse de activos estatales considerados problemáticos. La formalización de la venta está prevista para el lunes próximo, aunque podría depender de la agenda del gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo.
Impsa, que fue estatizada en 2021 durante el gobierno de Alberto Fernández, había sido adquirida por el Estado para evitar su colapso financiero. En ese momento, la empresa enfrentaba deudas significativas y una gestión deficiente que comprometía su viabilidad. La intervención estatal incluyó la compra del 85% de las participaciones societarias, lo que resultó en una inyección de aproximadamente 20 millones de dólares para mantenerla a flote.
Sin embargo, la situación de Impsa no mejoró sustancialmente. Con una deuda de 567 millones de dólares y un flujo de caja problemático, la empresa fue vendida a un precio simbólico de 20,000 dólares, lo que subraya la magnitud de sus dificultades financieras. A pesar de la baja inversión inicial, ARC Energy deberá asumir la pesada carga de la deuda y los compromisos laborales de unos 750 empleados.
La privatización ha sido objeto de controversia. Mientras que algunos funcionarios argumentan que la estatización fue necesaria para garantizar la continuidad de una empresa estratégica en el sector energético, otros cuestionan por qué se optó por una compra tan costosa en lugar de alternativas menos gravosas, como préstamos o asistencias.
El interés de ARC Energy en adquirir Impsa parece estar vinculado a la necesidad de cumplir con contratos en el nuevo contexto político estadounidense bajo la administración de Donald Trump. La compañía ve en Impsa una oportunidad para acceder a capacidades técnicas y productivas, a pesar de que la empresa no tiene proyectos atractivos en Argentina.
Impsa ha tenido una historia marcada por problemas económicos y decisiones estratégicas cuestionables. La empresa había apostado por proyectos en el extranjero, como la construcción de turbinas para la represa Tocoma en Venezuela, pero estas iniciativas no han resultado en beneficios sostenibles. Asimismo, su incursión en el mercado brasileño se vio afectada por factores políticos y económicos, lo que llevó a pérdidas significativas.
La privatización de Impsa representa un cambio de rumbo en la política económica de Argentina, con Milei buscando implementar una agenda de desregulación y privatización. Sin embargo, el éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad de ARC Energy para revertir la situación de la empresa y generar un impacto positivo en la economía local.
En conclusión, la privatización de Impsa es un capítulo significativo en la era de Javier Milei, que refleja tanto las dificultades del pasado como los desafíos futuros en un contexto económico complejo. La historia de esta empresa es un recordatorio de las complicaciones que pueden surgir en la intersección entre la política, la economía y la gestión empresarial en Argentina.