
La reciente escalada proteccionista en el comercio global ha generado un impacto significativo en las exportaciones argentinas, complicando el acceso a mercados estratégicos. En solo dos meses, se han impuesto más de 300 barreras comerciales, lo que ha intensificado la incertidumbre en un contexto ya complicado por la pérdida de competitividad cambiaria y la depreciación de las monedas emergentes.
Contexto Global
La política arancelaria impulsada por el gobierno de Donald Trump ha reconfigurado el panorama comercial internacional. Junto con el fortalecimiento del dólar y la caída de los precios internacionales de las materias primas, este escenario se vuelve cada vez más desafiante para las exportaciones argentinas. La guerra comercial iniciada por Trump, que inicialmente se centró en China, ahora afecta a una variedad de países y productos, incluyendo acero, aluminio, automóviles y fármacos.
Jorge Vasconcelos, economista jefe de Fundación Mediterránea, enfatiza que las nuevas medidas arancelarias están afectando a muchos más países, lo que podría llevar a un mayor fortalecimiento del dólar y presionar aún más a las monedas emergentes. Esto se ha verificado desde el inicio de la campaña electoral en EE.UU. y la asunción del nuevo presidente.
Consecuencias para Argentina
La combinación de un tipo de cambio real menos competitivo, junto con la decisión del Banco Central de reducir el ritmo de devaluación a un 1% mensual, ha puesto en jaque la competitividad de los exportadores argentinos. Según estimaciones, el tipo de cambio real multilateral se encuentra apenas un 1% por encima del nivel previo a la devaluación de diciembre de 2023.
Además, el descenso en los precios internacionales de las materias primas, que representan el 50% de las ventas al exterior de Argentina, añade presión al sector. Los complejos agrícolas, como la soja, el trigo y el maíz, se ven particularmente afectados, lo que podría llevar a una mayor pérdida de mercado frente a competidores como Brasil.
Análisis Sectorial
Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera y Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), advierte que China, como principal importador de soja, maíz y trigo, podría buscar otros proveedores en el contexto de las nuevas tarifas. Esto beneficiaría a Brasil, que ya está aumentando sus exportaciones a China.
En el sector energético, un posible acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania podría aumentar la disponibilidad de petróleo en los mercados globales, lo que a su vez podría reducir los precios. Sin embargo, si las tensiones comerciales entre EE.UU. y China continúan, es probable que Beijing busque productores alternativos de petróleo, lo que podría impactar en el flujo de GNL hacia Europa y beneficiar a Argentina en el futuro.
Retos para la Industria Manufacturera
Desde la Unión Industrial Argentina (UIA), se señala que el fortalecimiento del dólar y el aumento de aranceles generan desvíos comerciales que pueden complicar aún más la situación. La UIA destaca la necesidad de reducir las retenciones a todos los sectores industriales, especialmente aquellos que exportan a EE.UU., para mitigar el impacto de las nuevas tarifas.
Los analistas del Ieral, de la Fundación Mediterránea, concluyen que para mejorar la competitividad, Argentina debe eliminar impuestos distorsivos, mejorar la infraestructura, aumentar el capital humano, actualizar la legislación laboral, fortalecer las instituciones y reducir la burocracia.
Conclusión
El panorama actual para las exportaciones argentinas es complejo y desafiante. La escalada proteccionista y las barreras comerciales impuestas a nivel global complican el acceso a mercados clave, mientras que la depreciación de la moneda y la caída de los precios internacionales de las materias primas afectan la competitividad. En este contexto, será crucial que Argentina implemente estrategias efectivas para adaptarse a las nuevas realidades del comercio internacional y fortalecer su posición en el mercado global
