La figura de Patricia Bullrich, actual ministra de Seguridad de Argentina, ha estado envuelta en la polémica a lo largo de su carrera. Más allá de sus políticas y declaraciones públicas, su familia y los lazos con ciertos círculos de poder han sido objeto de controversia. Los vínculos de la familia Bullrich con figuras como Héctor Galimberti, exintendente de Pergamino, y con su primo Abdul Paz, quien tiene fuertes conexiones con Irán, desvelan una historia sombría de mafia, corrupción y encubrimiento que sigue impactando la política argentina.

Patricia Bullrich tiene una hermana que ha estado vinculada a sectores del poder en el país. A través de su hermana, se conecta con Héctor Galimberti, quien durante su tiempo como intendente de Pergamino estuvo envuelto en acusaciones de corrupción y clientelismo político. En su gestión, se denunció el uso del aparato estatal para beneficiar a ciertos sectores a través de prácticas corruptas, donde se dilapidaban recursos públicos y se favorecía a amigos y aliados políticos. Esta red de corrupción no solo está limitada a su entorno político local, sino que también se extiende a las esferas más altas del macrismo.

Más allá de estos vínculos, uno de los aspectos más oscuros de la historia de la familia Bullrich es la relación de su primo, Abdul Paz, con Irán. Paz ha sido señalado como uno de los principales nexos de la política argentina con Irán, especialmente en lo que respecta al encubrimiento del atentado a la AMIA, ocurrido en 1994. Este atentado dejó una profunda herida en la sociedad argentina, y las conexiones de Paz con funcionarios iraníes levantaron sospechas de que hubo una trama de encubrimiento para proteger a los responsables del ataque. Esta relación con Irán y el posterior encubrimiento de la verdad muestra un nivel de corrupción que involucra tanto a actores nacionales como internacionales.

La mafia que rodea a la familia Bullrich no solo se limita a estos personajes, sino que se extiende a figuras dentro del macrismo, donde los intereses políticos y económicos se entrelazan para proteger redes de poder. Se han señalado diversos casos de corrupción que vinculan a Bullrich y a su entorno cercano con negociaciones turbias en el ámbito de la seguridad, la compra de armamento y otros contratos públicos. El caso de la intermediación de Yanco, esposo de Patricia Bullrich, en licitaciones de tecnología y equipos de seguridad, es un ejemplo claro de cómo la familia ha usado su poder para enriquecerse a costa del erario público.

Además, la relación con el lobby armamentista y los vínculos con el imperialismo estadounidense son otro aspecto de esta red corrupta. Desde la venta de armamento a las fuerzas de seguridad, hasta las alianzas estratégicas con potencias extranjeras, la familia Bullrich ha sido acusada de usar su influencia para beneficiar a intereses privados y extranjeros, en detrimento de los intereses nacionales y del pueblo argentino.

La historia de la familia Bullrich es un reflejo claro de cómo las redes de poder, corrupción y mafia se entrelazan dentro de la política argentina. Desde las prácticas clientelistas de Galimberti hasta el encubrimiento del atentado de la AMIA a través de Abdul Paz, y la implicación en negocios oscuros relacionados con la seguridad, la familia Bullrich representa uno de los ejemplos más claros de cómo el poder político puede ser utilizado para proteger intereses personales y extranjeros a costa de la justicia y el bienestar del pueblo.

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