En un contexto de austeridad y reducción de gastos, Aerolíneas Argentinas ha decidido profundizar su estrategia de cierre de oficinas, afectando a importantes destinos turísticos del sur del país como Ushuaia, El Calafate y Bariloche. Esta medida, que se enmarca dentro de la política económica del gobierno de Javier Milei, busca centralizar la atención al cliente y reducir costos operativos en un sector que ha enfrentado desafíos financieros en los últimos años.

La aerolínea estatal ha comenzado a desactivar sus instalaciones en Bariloche y recientemente cerró su punto de ventas en Comodoro Rivadavia. Según informaron fuentes de la empresa, “la atención se pasará toda a la virtualidad”, lo que significa que los clientes deberán gestionar sus consultas y compras a través de plataformas digitales. Además, se contempla la posibilidad de centralizar toda la operación comercial en Buenos Aires, lo que podría limitar aún más el acceso a servicios en regiones alejadas.

La decisión de cerrar oficinas en ciudades clave como Ushuaia y El Calafate, reconocidas a nivel nacional e internacional por su atractivo turístico, ha generado preocupación entre los habitantes y empresarios locales. Estos cierres no solo afectan la atención al cliente, sino que también pueden impactar en la conectividad de estas regiones, que dependen en gran medida de Aerolíneas Argentinas para el transporte de turistas y residentes.

La compañía también tiene planes de cerrar oficinas en otras ciudades como Neuquén, Santa Fe, Bahía Blanca, Salta y Posadas, lo que refleja un enfoque más agresivo hacia la reducción de costos. En Neuquén, el cierre se llevará a cabo casi simultáneamente con el de Bariloche, antes del 30 de abril. Los empleados que no opten por el retiro voluntario se reubicarán en áreas operativas del aeropuerto o trabajarán desde casa, lo que plantea interrogantes sobre las condiciones laborales y la moral del personal.

Además de los cierres, Aerolíneas Argentinas ha comenzado a cancelar beneficios para sus empleados, incluidos los pilotos y tripulantes de cabina. La eliminación de servicios, como los traslados en remises, es un claro indicio de la dirección que está tomando la empresa bajo el liderazgo de Milei, quien ha sido criticado por su enfoque de “motosierra” en la reducción de gastos gubernamentales y estatales.

La política de austeridad implementada por el gobierno de Milei ha generado un debate intenso en la sociedad argentina. Si bien algunos argumentan que estas medidas son necesarias para estabilizar la economía, otros advierten que la eliminación de servicios esenciales en regiones vulnerables puede agravar la desigualdad y afectar el desarrollo local.

A medida que Aerolíneas Argentinas avanza con su plan de cierre de oficinas, queda por ver cómo estas decisiones impactarán en la conectividad de las ciudades afectadas y en la percepción de la aerolínea como un servicio esencial para el país. La situación plantea un desafío significativo no solo para la empresa, sino también para el gobierno, que deberá equilibrar la austeridad con la necesidad de mantener servicios vitales para todos los argentinos.

La reestructuración de Aerolíneas Argentinas es un reflejo de un momento crítico en la política y economía del país, donde cada decisión tiene el potencial de transformar la vida de miles de personas.

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