
En el contexto político actual de Argentina, el término “panquequismo” ha cobrado relevancia al describir la capacidad de ciertos actores políticos para cambiar de postura o alineamiento en función de conveniencias momentáneas. Este fenómeno se hace evidente en la reciente reunión entre Javier Milei, presidente de La Libertad Avanza (LLA), y dos figuras prominentes del PRO, Cristian Ritondo y Diego Santilli, en la Casa Rosada. Esta cumbre, marcada por la intención de erradicar el populismo en la provincia de Buenos Aires, pone de manifiesto la flexibilidad de las alianzas políticas en un panorama electoral cada vez más competitivo.
La reunión, que tuvo lugar en un momento crucial tras la convocatoria a las PASO por parte del gobernador Axel Kicillof, refleja la urgencia de unir fuerzas frente a un adversario común. La estrategia de Milei y su equipo, liderados por Sebastián Pareja, busca consolidar una alianza con el PRO que les permita maximizar su representación legislativa en las elecciones de medio término programadas para octubre. Esta unión, aunque no formalizada como una fusión de partidos, demuestra una clara intención de trabajar en conjunto para enfrentar el populismo, un término que Milei ha utilizado de manera reiterada para referirse a la gestión del kirchnerismo.
Ritondo y Santilli, en sus declaraciones posteriores al encuentro, enfatizaron la necesidad de construir un espacio político que represente un cambio real en la provincia. Sin embargo, también dejaron claro que no se busca una fusión total entre LLA y el PRO, lo que indica una estrategia de colaboración más que una integración completa. Este enfoque pragmático es característico del panquequismo político, donde las alianzas se forman y reforman en función de las necesidades del momento.
La situación se complica aún más con la incertidumbre sobre el futuro del peronismo y la posibilidad de un desdoblamiento entre las elecciones provinciales y nacionales. En este contexto, la alianza LLA-PRO podría ser crucial para obtener una mayor cantidad de legisladores y, por ende, fortalecer la posición del gobierno de Milei en la legislatura.
Sin embargo, el panquequismo no se limita a la búsqueda de alianzas. También se refleja en la dinámica interna de los partidos. La exigencia de Milei de que los nuevos aliados no hayan cuestionado públicamente su liderazgo es un claro indicativo de la necesidad de lealtad y cohesión en un entorno político donde las traiciones y los cambios de lealtad son moneda corriente.
En conclusión, la reunión entre Javier Milei, Cristian Ritondo y Diego Santilli es un ejemplo palpable del panquequismo político en Argentina. Las alianzas se construyen sobre la base de conveniencias estratégicas, y el objetivo final es siempre el mismo: el poder. A medida que se acercan las elecciones, será interesante observar cómo se desarrollan estas dinámicas y qué impacto tendrán en el futuro político del país.
