
Un dicho que se popularizó en los últimos tiempos es: «dato mata relato». Una consideración también alcanzada en la frase: «la única verdad es la realidad», que dijera el fundador de uno de los movimientos políticos argentinos más populares del siglo pasado, Juan Domingo Perón.
Es que la realidad (el dato) y la ficción (el relato) expresan en sí mismo dos opuestos: la verdad y la mentira; o su análogo auténtico versus falso. Esta es la dicotomía que origina los conflictos; la confrontación, cuando dos o más actores de un debate o discusión plantean que tiene la razón, es decir que los asiste la verdad en su postura. No es tan difícil de entender en el plano teórico y es simple de verificar exponiendo datos en un conflicto real.
Es aquí, cuando el cuarto intermedio que se extenderá hasta el martes en la mesa de negociación entre el gobierno representado por el Consejo Provincial de Educación (CPE) y los gremios docentes de Santa Cruz ADOSAC y AMET, nos permite comenzar a entender; o mejor, confirmar algo que ya se podía ver venir.
Es que no se trata de resolver un conflicto en una coyuntura; el objetivo debería ser comenzar a resolver un problema. Un problema que lleva décadas y que al menos una de las partes ha sabido sostener como parte de su propia existencia.
Ocurre que el gremio docente levanta una bandera de reivindicaciones en los momentos oportunos; misma bandera que ha sabido disimular en otros.
Para clarificar las cosas deberíamos comenzar por exponer cifras, números y contexto; y a partir de allí se revelará la verdad de la falsedad.
La verdad de los datos
En base a lo que expone públicamente el gremio, se trata de conseguir una recomposición salarial acorde a las cifras de inflación.
Sobre esto hay que mencionar que a nivel nacional se ha fija un techo del 1% para las paritarias 2025, con la aspiración de alcanzar el 0%. De acuerdo a los datos surgidos de las paritarias cerradas: la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) 1,8 por ciento en enero, 1,5 en febrero y 1 por ciento en marzo; por el gremio Camioneros de 1,8 en enero y 1,5 en febrero y por la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) del 1,5 y 1,2 por ciento en enero y febrero respectivamente. Un caso significativo es el del sindicato de la Sanidad (encabezado por uno de los líderes de la CGT Héctor Daer) que cerró su paritaria para el trimestre febrero-abril con un 5,2% de aumento en tres tramos (1,9%, 1,7% y 1,6%).
En este contexto de múltiples sectores del trabajo negociando con sus patronales vemos el caso de ADOSAC y el gobierno provincial.
El aumento salarial anunciado por el Gobierno de Santa Cruz para el sector docente alcanza un 38,31% anual e incluye dos componentes principales:
Cláusula gatillo: ajusta automáticamente los salarios en función de la inflación.
Recuperación salarial: subas adicionales para garantizar que los docentes no pierdan poder adquisitivo.
Según el gobierno el incremento fue diseñado para superar la inflación proyectada para 2025, que se estima en un 25% según el Banco Central. De este modo, el ajuste supera en un 13% la inflación esperada, representando una mejora del 50% en términos de recuperación salarial.
Esta propuesta del gobierno fue rechazada inmediatamente y desde ese momento coincidente con el inicio del ciclo lectivo disparó un plan de lucha que viene afectando a todas las escuelas de todos los niveles de la provincia.
Cómo se puede entender que, frente a una amplia tendencia nacional que incluye a gremios de los más diversos sectores y que tienen aún mayores problemáticas, y que cierran en promedio entre un 2 y 3 por ciento de aumento, ADOSAC rechaza un 38,31% con posibilidad de actualización automática y con un plan de recomposición a mediano y largo plazo.
Detrás del reclamo
Estos datos, nos podrían llevar a varias conclusiones: el planteo no tiene como objetivo conseguir realmente una mejora salarial; la idea de comenzar el año con paros y protestas son un «modus operandi» para «marcar la cancha» o desafiar al gobierno (aunque para esto se afecte el derecho a la educación); o los dirigentes gremiales utilizan el escenario de conflictividad para hacer política lisa y llanamente. En ningún caso pareciera que el gremio vigile el interés concreto de sus afiliados; y ante el argumento de que las medidas se toman en Congresos; habría que señalar que esas reuniones son «casi secretas» y formadas principalmente por docentes militantes radicalizados que tras las reuniones emiten un comunicado anunciando las medidas sin mayores planteos o contra propuestas.
Por otra parte, a la presencia de los gremios docentes en las mesas de negociación paritaria podría calificársela como «formalidad» ya que en una discusión honesta las partes exponen argumentos y tiene posturas razonables y suficientemente flexibles como para resolver la disputa.
Este no sería el caso, ya que hasta ahora la única postura es la del rechazo y la estrategia planteada es que solamente habría «arreglo» si el gobierno cede.
Pero, hasta cuándo debería ceder el gobierno y cuál sería la cifra que conforme a los gremios (suponiendo que la base del reclamo sea el número de la inflación); analizando lo ocurrido en la última reunión paritaria ese número sería infinito.