Desde que Javier Milei asumió la presidencia de Argentina, uno de los pilares de su política exterior ha sido el alineamiento con Estados Unidos, promoviendo una cercanía que, a primera vista, parecía prometedora. Sin embargo, tras más de un año de gobierno, es evidente que esta estrategia no ha traído los beneficios esperados para el país. En términos de comercio exterior, la situación es alarmante: no solo no ha habido avances tangibles, sino que Argentina se encuentra más aislada y menos competitiva en el mercado global.

A pesar de las expectativas generadas, la relación con Estados Unidos no ha producido nuevas inversiones ni ventajas comerciales significativas. Argentina sigue enfrentando serias dificultades para exportar productos clave como acero, aluminio y biocombustibles, lo que pone de manifiesto la falta de una estrategia comercial efectiva. La promesa de un tratado de libre comercio entre ambos países se ha convertido en una mera ilusión, ya que las políticas proteccionistas de la administración estadounidense hacen prácticamente imposible la firma de un acuerdo de este tipo.

La falta de una política exterior coherente y basada en la negociación ha debilitado la posición de Argentina en el ámbito internacional. Las recientes decisiones en foros como la ONU, donde se han tomado posturas que socavan la reivindicación de la soberanía sobre las Islas Malvinas, son un claro ejemplo de cómo el gobierno ha perdido su brújula diplomática. Esta falta de dirección no solo afecta las relaciones bilaterales, sino que también repercute negativamente en la imagen del país en el exterior.

Además, el gobierno argentino ha fallado en identificar y aprovechar oportunidades en el contexto de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. A medida que las empresas argentinas buscan diversificar sus mercados, el país debería estar en la vanguardia de esta búsqueda, redirigiendo sus exportaciones hacia nuevas demandas globales. Sin embargo, la falta de iniciativas concretas y negociaciones activas ha dejado a Argentina fuera de la competencia.

El Sistema Generalizado de Preferencias, que anteriormente facilitaba el acceso de ciertos productos argentinos al mercado estadounidense con aranceles reducidos, ha dejado de estar vigente y no ha habido esfuerzos significativos por parte del gobierno para reactivarlo. Esta inacción es un claro indicador de la falta de preparación y visión estratégica que caracteriza a la actual administración.

En conclusión, el alineamiento de Milei con Estados Unidos ha resultado ser más beneficioso para su imagen personal que para el país. Argentina se encuentra en una posición vulnerable, con un comercio exterior estancado y una diplomacia debilitada. Es fundamental que el gobierno revise su enfoque y busque nuevas oportunidades para fortalecer la economía nacional, en lugar de aferrarse a ilusiones que no han dado frutos. La falta de acción y estrategia en el ámbito comercial no solo perjudica a los sectores productivos, sino que también amenaza el futuro económico de millones de argentinos.

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