
La gestión de Javier Milei se encuentra en una encrucijada crítica, marcada por un creciente descontento social que se traduce en un récord de paros generales. Con el anuncio de un nuevo paro nacional por parte de la CGT para el 10 de abril, Milei habrá enfrentado más medidas de fuerza en su corto mandato que el ex presidente Fernando De la Rúa en su año y cuatro meses de gestión, un hecho que evoca recuerdos de la última gran crisis económica del país.
La central obrera ha convocado esta nueva medida de protesta en respuesta a la falta de “paritarias libres”, el pedido de un “aumento de emergencia a los jubilados” y en repudio a la brutal represión que se vivió frente al Congreso, que dejó 672 heridos y 114 detenidos, una de las más severas desde 2001. Este clima de tensión y represión no solo ha llevado a la CGT a actuar, sino que también ha provocado que otros gremios se sumen a la movilización, complicando aún más la situación para el gobierno.
Desde su asunción, Milei ha abierto múltiples frentes de conflicto, despidiendo miles de trabajadores y enfrentando una creciente ola de descontento social. En apenas 45 días de gobierno, tuvo su primer paro general el 24 de enero de 2024, seguido por otro el 9 de mayo. Ahora, con el paro del 10 de abril a la vista, se convierte en un claro indicador de la incapacidad del gobierno para manejar la crisis económica y social que enfrenta el país.
Los reclamos de los sindicatos son claros: los salarios están cada vez más rezagados respecto a la inflación, y la caída del empleo en el sector privado y estatal es alarmante. La situación de los jubilados también ha sido objeto de críticas, ya que muchos han visto recortados sus derechos y beneficios, incluyendo el acceso a medicamentos.
El clima de descontento se intensifica y, con él, la presión sobre el gobierno de Milei. La falta de respuestas efectivas a las demandas de los trabajadores y jubilados solo refuerza la sensación de que el gobierno ha perdido el rumbo. La historia nos recuerda que, en momentos de crisis, los líderes que no logran escuchar a su pueblo suelen enfrentar consecuencias drásticas.
En este contexto, la imagen de Milei preparando el helicóptero se vuelve cada vez más simbólica. La historia política argentina está llena de líderes que, ante la presión social y la inminente caída, optan por abandonar el barco. La pregunta que queda en el aire es: ¿será Milei capaz de revertir la situación o se verá obligado a seguir el camino de aquellos que se fueron antes que él? La respuesta dependerá de su capacidad para escuchar y actuar en consecuencia, antes de que el clamor de la calle se convierta en un grito ensordecedor que no pueda ignorar.
