

En las próximas horas se debelará el “misterio” de la intransigencia de los gremios docentes santacruceños (ADOSAC y AMET) que rechazan sistemáticamente la pauta salarial ofrecida por el gobierno provincial que alcanza un 38,31% anual e incluye una “Cláusula gatillo” (que ajusta automáticamente los salarios en función de la inflación) y el compromiso de “recuperación salarial” (con subas adicionales para garantizar que los docentes no pierdan poder adquisitivo).
El pasado viernes, tras el fracaso de una reunión de los gremios con el Consejo Provincial de Educación (CPE) todo pareció volver a “foja cero” en la discusión; aunque en realidad, desde el inicio de la negociación paritaria, los representantes de los docentes no admitieron ninguna de las opciones para avanzar en una solución. Esto podría describirse como una “negación” al dialogo, aunque lo que se puede intuir es una delibrada estrategia bajo la máscara de “la lucha docente”.
Esta supuesta “lucha”, tendría su origen en la necesidad de actualizar los salarios de los maestros santacruceños para que no “pierdan” contra la inflación.
Sobre este punto habría que sumar como información que de acuerdo a los principales analistas “la inflación para este año tendrá un aumento del 23,2% frente al 117,8% registrado en 2024 y el 211,4% de 2023”. Esto se desprende de un informe realizado en base a los datos registrados por el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM). La proyección implica una reducción de 2,7 puntos porcentuales (p.p.) en relación con la encuesta del mes anterior, en un marco de correcciones a la baja por parte de un informe que promedió las estimaciones de 39 consultoras, bancos y centros de investigación locales e internacionales. Incluso, los informes del Banco Central de la República Argentina (BCRA) tienen previsto un incremento aun superior con una inflación proyectada para 2025, de un 25%. La comparación con el 38, 31 por ciento ofrecido a los docentes santacruceños es inevitable; y además de “romper” el argumento de “la inflación” revela una intencionalidad en sostener el conflicto todo lo que se pueda y a cualquier precio. Porque el precio lo pagan los miles de alumnos y estudiantes santacruceños, que desde que se inició el ciclo lectivo apenas si pudieron concurrir a las aulas escasos días.
¿Quién pierde y quién gana?
La semana que pasó fue el contexto del cierre de la mayoría de las paritarias de los sectores del trabajo. En promedio la pauta salarial no superó un ajuste al alza del 5 %. Esto se puede ver en los acuerdos firmados por la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de 1,8 % en enero, 1,5 en febrero y 1 % en marzo; o la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) del 1,5 y 1,2 % en enero y febrero. Es que la mayoría de los gremios se adaptaron a esta tendencia a la baja, en abierta sintonía con la baja inflacionaria.
Pero sin dudas el ejemplo más claro de esta tendencia es la del gremio de los camioneros que lidera Hugo Moyano y que acaba de cerrar una paritaria con un aumento de 1% mensual más una suma fija de $13.240; equivale a un acuerdo paritario de más del 3% en tres cuotas. En la práctica sería de un 1,2% para marzo, 1% para abril y 1% para mayo. Se mantuvo también el aporte adicional de $17.000 por trabajador.
Y si hay un gremio con una capacidad de “negociación” y de “medir fuerzas” es el de camioneros, con unos 190.000 afiliados registrados. Pero esta vez no se puso sobre la mesa la “carta” de un “plan de lucha” porque lo que se discutía era mejorar salarios, y de acuerdo a las partes “se logró”. Entonces, porqué los gremios docentes de Santa Cruz que tienen a su alcance un acuerdo holgadamente más beneficioso se niegan a aceptarlo. La respuesta está clara y puede incluso verificarse en la manera en la que los gremios -sobre todo ADOSAC- “arma” su discurso.
La representación se da en base a lo que determinan las “asambleas”, reuniones que son “cerradas” y a las que salvo los “delegados por localidad”, nadie más puede acceder. Una vez tomada la decisión se informa a los afiliados y entonces la dirigencia concurre a la mesa de negociación y no se corre un centímetro del supuesto “mandamiento” de las bases. Esto es definido por ellos mismos como “la lucha docente”. Esta lucha incluye paros salvajes y medidas de fuerza que ni siquiera miden el impacto destructivo en la comunidad educativa.
Lo que ocurre es que esa supuesta lucha docente es claramente una lucha política e ideológica que tiene hace años “secuestrado” al gremio de los maestros y que lejos de intentar resolver sus problemas; apenas si busca justificar la supuesta “utilidad” de su dirigencia.
Por eso este martes se caerá la máscara, el engaño de la “lucha docente”; cuando se retome la mesa paritaria en el CPE. Se caerá porque los argumentos de los gremios son falaces y porque una nueva negativa a aceptar una oferta beneficiosa deberá ser explicada seriamente explicada a la Comunidad educativa que hasta ahora mira como un espectador sin “vos ni voto”; como la intransigencia y las medidas de fuerza brutales, se llevan por delante el futuro de niños y jóvenes estudiantes de Santa Cruz.