«Finalmente hoy se han concluido las modificaciones pendientes en la fachada del Palacio Libertad», comunicó escuetamente el vocero Presidencial Manuel Adorno, en su cuenta de X.
El mensaje fue realizado luego de que se oficializara el cambio de nombre de Centro Cultural Kirchner a Palacio Libertad, Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento. Y este lunes por la mañana, el Gobierno avanzó con la remoción del antiguo nombre de la fachada del imponente edificio.
Por su parte, el secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, cuya área tiene a cargo el centro cultural, se hizo eco del cambio y dijo en su red social: «Lo dijimos desde el día uno: AFUERA LA POLÍTICA DE LA CULTURA ARGENTINA». También realizó un comentario sobre el trabajo que se lleva adelante en esa área «para que la cultura sea CADA VEZ MÁS LIBRE y de todos los argentinos de bien». Todo un cambio de época.
De este modo, la remoción del nombre del fallecido presidente es sin dudas un signo de los tiempos que corren y comienza a poner las cosas en su lugar luego de décadas en donde la familia Kirchner y sus “empleados” se apoderaron de todo un patrimonio identitario; que se tradujo en un discurso único, un relato falso e impuesto con la intención de escribir una historia afín a sus ambiciones.
En cada rincón del país, en casa pueblito y ciudad, alguno de sus “empleados”, “secuaces” o “cómplices” pretendieron imponer un relató y grabar el nombre de los mayores saqueadores de la argentina como si fueran próceres.
Por eso, la remoción del nombre Néstor Kirchner no solo pone las cosas en su lugar, sino que es una señal de que las mentiras y los relatos llegan a su fín si los ciudadanos tenemos memoria.

Corrupción
La remoción del cartel dejó al descubierto el antiguo nombre tallado en la fachada del edificio, sobre la calle Sarmiento. «Secretaría de Comunicaciones» es el que figura ahora en la parte superior del edificio. Mientras se trabaja para poner en nuevo nombre conmemorativo, es necesario recordar que ese edificio, que supo ser el Palacio de Correos; fue remodelado durante la administración Kirchnerista y esas obras estuvieron rodeadas de un sin número de irregularidades financieras.
El Centro Cultural con el impuesto nombre de CCK se trasformó durante las administraciones de Cristina Kirchner en un verdadero monumento a la corrupción.

El kirchnerismo pretendía convertir el edificio en un “ícono del Bicentenario” y por eso le puso toda la impronta “K” de manera ridícula; al punto de exhibir en una de sus muestras los mocasines de Néstor, junto a obras de arte.
“Con un costo final de $ 2.541 millones y un plazo de obra de 78 meses (por encima de los 40 meses pautados en el pliego licitatorio), el Centro Cultural Néstor Kirchner quedó rodeado de denuncias y sospechas de corrupción”, revelaba en el año 2016 el diario Clarín que citaba un  “informe de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) que revelaba 21 “severas irregularidades”.
En 48 páginas, la SIGEN plasmó el análisis sobre 29 expedientes del extinguido ministerio de Planificación, dos convenios con universidades, y varios marcos regulatorios que dieron origen a la refacción de la antigua sede del Correo Nacional -edificio con carácter patrimonial-.
Cabe recordar que el edificio inaugurado en 1928 y que demoró casi 30 años desde la formulación del proyecto hasta su apertura fue cerrado en los 2000 y en 2006 se convocó a un concurso para su restauración. Los trabajos comenzaron en 2010 y su reinauguración se llevó a cabo en 2015, con Cristina Kirchner y el entonces ministro de Obras Públicas, Julio De Vido, a la cabeza.

Deja un comentario