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La Legislatura de Santa Cruz suele protagonizar sesiones soporíferas, con una agenda para el Orden del Día que rara vez incluye cuestiones de fondo que puedan mejorar la calidad de vida de los santacruceños. Salvo por los escándalos que cada tanto nos ofrecen los diputados, casi siempre vinculados a repudios de sectores en pugna o por discusiones estériles pero estridentes, siempre teñidas de intereses políticos e ideológicos; el rol de la Cámara de Diputados estuvo históricamente desdibujado.
La legislatura provincial rara vez fue epicentro o noticia por hechos relevantes; y la actual composición de la Cámara no es la excepción. Pero en el volátil ambiente de un año electoral, lo ocurrido ayer puertas adentro y en el recinto de sesiones es un anticipo de lo ramplona, tosca, obvia y redundante que será la campaña y los cruces políticos de los próximos meses.
Todo tuvo lugar este jueves por la mañana tras una denuncia pública por agresión verbal, que según pasaron las horas, se trasformó en una presentación formal ante la Oficina de Violencia de Genero. La denunciante fue la diputada de Unión por la Patria, Lorena Ponce quien aseguró haber sufrido agresiones verbales del vicegobernador y presidente de la Cámara Fabián Leguizamón durante la reunión de autoridades de bloque. Este encuentro – que es habitual antes de cada sesión – ocurrió puertas adentro del despacho con la presencia de otros legisladores además de los dos protagonistas mencionados.
Lo que ocurrió en ese ámbito aún no está del todo esclarecido, y algunas fuentes periodísticas afines al Kirchnerismo mencionan a «testigos» aunque los presentes son claramente identificables como legisladores o personal de la casa. De todos modos, nadie dio un testimonio concreto (al menos hasta ahora) de la supuesta pelea verbal. Porque en los hechos narrados y trascendidos, fueron insultos cruzados y agresiones hirientes y de mal gusto.
Tal vez esta fue la razón por la cual la sesión que debía comenzar a las 10 de la mañana, se inició a las 13 horas y de los 24 diputados solo 20 ocuparon sus bancas.
Los ausentes fueron Leguizamón – que no presidió la sesión – Ponce y los diputados Karina Nieto y Fernando Españón.
Fue en el contexto de la sesión, y en medio de homenajes al difunto Papa Francisco que integrantes de la bancada de Unión por La Patria lanzaron las acusaciones contra el vicegobernador; y poco a poco, una primera acusación sobre insultos y maltratos verbales fue escalando hasta mencionar violencia de genero. Además, se informó que la legisladora en cuestión había sufrido una descompensación como consecuencia del altercado denunciado.

Que pasó realmente

Lo que pasó inmediatamente a la sesión fue sacado del manual de las oportunidades políticas: comunicados de repudio y vaguedades. Nadie pudo informar fehacientemente en que consistieron las agresiones, ningún diputado de la oposición reprodujo – ni en Off, ni en On – las palabras de Leguizamón. Los testigos no aclararon que fue lo que pasó a puertas cerradas pero en presencia de otros legisladores. En definitiva, la denuncia es grave, pero los hechos son confusos.
«Hoy, durante una reunión oficial de las autoridades de Bloques Parlamentarios que tenía lugar en el despacho del Vicegobernador de la provincia, Fabián Lequizamón, se produjo un hecho de extrema gravedad que merece el más enérgico repudio», dice el comunicado de UP, aunque nunca describió el incidente.
Más aún, en el final del comunicado, y tras describir lo ocurrido como un «hecho sin precedentes en el ámbito legislativo provincial», el Kirchnerismo exigió «el inmediato esclarecimiento de los hechos». La pregunta es: ¿tienen certeza de lo que denuncian?, o hay que investigar para esclarecer y luego denunciar.
Por su parte, Legizamón no solo rechazó las acusaciones, sino que además describió el contexto de la discusión que luego fue denunciada.
«Desmiento categóricamente la acusación de los diputados de la oposición tratando de instalar mentiras producto de una discusión por los descuentos que sufrieran los Diputados de Unión por la Patria por no presentarse a trabajar», explicó en redes sociales tirando una «bomba» respecto a los motivos de la disputa.
Más aun, reveló que: «La verdad de los hechos están vinculados al descuento de 1.200.000 $ que se les realizó a los diputados por NO ASISTIR A TRABAJAR con excepción del Diputado SANTI de Puerto Deseado», detalló el presidente de la Cámara aportando más datos del origen de la discusión.
Finalmente, en cuanto a la magnitud de la discusión que valió una denuncia en la oficina de Violencia de Genero, Leguizamón apuntó: «solo se actuó como ocurre con cualquier trabajador que cobra un sueldo por trabajar, reacción que provocó múltiples exabruptos verbales».
En definitiva, una parte denuncia un hecho gravísimo, incluida violencia de género, y por otra parte uno de los protagonistas del altercado rescribe lo ocurrido como una discusión que llegó a los extremos de la agresión verbal.
Algunos medios calificaron lo ocurrido como «un escándalo»; pero la verdad es que más que escándalo lo que pasó fue lo más parecido a un «sainete»; a una grotesca obra que si no fuera por lo dramático del contexto parlamentario sería una comedia. Sin dudas el caso recuerda lo ocurrió recientemente en el Congreso de la Nación cuando el diputado Facundo Manes denunció penalmente a Santiago Caputo por el delito de «amenazas coactivas» por la forma en que el asesor presidencial lo increpó durante la apertura de las sesiones ordinarias. Ese otro papelón quedó en la nada cuando la Justicia desestimó la denuncia por inexistencia de delito. Habrá que ver qué ocurre con lo denunciado ahora en la Legislatura provincial; pero además de la vergüenza ajena que nos causa a todos los santacruceños el accionar de los diputados; el nivel de los legisladores expone una gran pobreza intelectual y de decoro. También pone al descubierto que muchos de nuestros «empleados» (son nuestros representantes porque les encomendamos esa tarea) no trabajan o no concurren a cumplir sus funciones; con lo cual a la gravedad de la pelea repudiable hay que agregar una reflexión final: No importa cuánto cobran, pero si pagamos un peso por estos diputados; ya es caro.

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