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Podemos enterarnos de cualquier accidente de tránsito en cualquier localidad de la provincia, o tener seguimientos pormenorizados de casos policiales en puntos recónditos de la provincia; búsqueda de persona, pésames por mascotas fallecidas y hasta comparaciones del precio de las empanadas en Río Gallegos cotejándolos con los dichos del actor Ricardo Darín; pero nada del grosero saqueo sufrido durante los gobiernos «kirchneristas» en Santa Cruz y mucho menos a nivel nacional. Aunque este escandaloso robo haya tenido como escenario la provincia en donde se editan, publican y distribuyen supuestos importantes, tradicionales y reconocidos medios periodísticos santacruceños.

No estamos hablando de aquellos que ejercen la profesión de periodistas, comunicadores sociales o conductores de algún programa de radio en emisoras locales; nos referimos al «establishment» de medios que por décadas acompañó las gestiones con signo «K» y ahora buscan «acomodarse» a los nuevos tiempos políticos, sociales y tecnológicos.

No parece tan obvio que poco medios de Santa Cruz fuesen aquellos que en alguna oportunidad y ante la magnitud de los casos, mencionaran la palabra «corrupción» seguida del apellido «Kirchner».

Los que hablaban antes, no lo hacen ahora. Nadie parece interesado en referirse a la putrefacción institucional y corrupción política que caracterizó a los gobiernos que por décadas gobernaron la provincia y el país; pero si se encargaron de propagar y difundir la idea el relato y la idea mentirosa de la década ganada.

Incluso esta semana, cuando la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó el fallo condenatorio a los implicados en el robo millonario cometido a través de la obra publica en esta provincia, apenas si mencionaron el tema.

Antes ni se molestaron en seguir la investigación o las repercusiones periodísticas del equipo de Jorge Lanata cuando hizo publicó lo que luego se denominó «Ruta del Dinero K»; informe que luego constituyó parte importante de al menos tres causas: la del dinero mal habido (Ruta del Dinero K), de las obras robadas (Causa Vialidad) la de los hoteles de la familia (Los Sauses Hotesur). Tampoco hubo coberturas especiales respecto a los procesos judiciales, aunque en todos los casos el «escenario» principal de crimen haya sido esta provincia. Eso si, reportando información anecdótica cuando detenían a algún «perejil» como el contador Manzanares, o cuando el fiscal Marijuan hacía su «búsqueda del tesoro» en la zona; luego apenas si el tema era portada de los diarios «importantes» de Río Gallegos.

Finalmente ahora, cuando la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó las condenas a todos los implicados en «la Ruta del Dinero K», y en medio del proceso de resolución de la confirmación de la condena a Cristina; que tendrá un efecto dominó en todos los procesos por corrupción abiertos en su contra; tampoco están muy interesados en sacar una tapa en ediciones de papel o portada en sus web.

No debería haber excusas: el saqueo ocurrió en Santa Cruz, frente a muchos que se hacán los distraídos; frente a los medios que cubrían cada acto en donde se anunciaban obras millonarias que nunca se harían.

¿De que lado estaban y están?

A nadie se le ocurriría que el «caso María Soledad» no hubiera sido cubierto con seguimientos periodísticos especiales de los medios de Catamarca. Aquel emblemático hecho cambió la política y la Justicia de la provincia norteña; y obligó a los medios locales a hacerse cargo de su responsabilidad.

La «Ruta del Dinero K» y sus causas conexas y derivadas -con matices por las características del delito – tuvo en el país un efecto similar: había «limites para el poder de turno».

Aunque una familia tuviera «todo el poder territorial»; o en el caso de la familia Kirchner, que tenía todo el poder a nivel nacional; la sociedad no podría permitirse asumir la violación de la ley tan flagrante e impunemente.

Los procesos abiertos hace casi más de dos décadas comenzaron a finalizar, la justicia lentamente se abrió camino y ya se puede decir sin temor a equivocarse que el robo fue descomunal.

La comprensión de esta realidad, generó también un cambio cultural y social. El «roban pero hacen» dejó de ser un apotegma que la gente repetía como para no mortificarse ante tanto saqueo.

Por fortuna la sociedad argentina inició un cambio y comenzó a haber «tolerancia cero» para los funcionarios, políticos y empresarios corruptos.

La pregunta es: Que pasa y que pasará en Santa Cruz.

La misma Justicia coaptada por el Kirchnerismo durante 30 años y los mismos medios comprados o vendidos al Kirchnerismo sigue ahí, pretendiéndonos hacer creer que no tiene responsabilidades.

¿Cómo funcionaron tanto el sistema judicial provincial y los medios ante los anuncios e intentos del actual gobierno provincial de ir en contra de la «casta judicial»? Cuál fue el grado de interés que pusieron esos medios de comunicación ante las denuncias de los negociados de la gestión pasada como los ocurridos a través del IDUV, por mencionar un caso.

A esta altura, seguramente es válido hacer nombres: La Opinión Austral y Tiempo Sur son los emblemas; pero en los últimos tiempos, hay que mencionar a aquellos que se arrodillaron ante la turbia agencia AMA (Agencia de Medios y Contenidos Audiovisuales) creada por Alicia Kirchner.

Esos medios «importantes» aún están ahí, y tienen la experiencia de acomodarse sin levantar sospechas.

Tal vez, un titular o una portada en donde buscan congraciarse con quien está en el «poder», sin inmutarse o hacerse cargo de nada. Son parte de la evidente decadencia que dejó el Kirchnerismo.

Podría pensarse que lo que ocurrió durante décadas es que les ganó el «temor» de enfrentarse a la familia Kirchner; tal vez era una cuestión de «supervivencia» o simplemente estaban de acuerdo con lo que ocurría. Sea como sea, ocultaron o disimularon el saqueo que estaba ocurriendo; un asalto a la dignidad y un robo al futuro de todos los santacruceños. Ahí estaban esos «medios de comunicación importantes», y fueron cómplices.

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